lunes, junio 13, 2022

UN MÉTODO DE APRENDIZAJE PARALELO APLICABAN PROFESORES DE PENCO

                Los profesores y las profesoras de la antigua escuela n° 31 de Penco, posteriormente n° 90, no perdían la oportunidad de enseñar aún en las reprimendas. Para llamar la atención a algún alumno incumplidor o desordenado se valían de ejemplos académicos, no cotidianos ni menos aún vulgares, con los que motivaban el aprendizaje y propendían a modificar conductas; una suerte de enseñanza paralela. Eso hablaba muy bien de ellos mismos como docentes y como personas.

PROF. LEYTON
       Veamos un par de casos. Cuando un estudiante, sentado en su banco, estaba abstraído en actitud ausente y era sorprendido por una pregunta del maestro surgía uno de estos ejemplos. El señor Servio Leyton, quien al no obtener respuesta de su alumno le formulaba una segunda pregunta: «¿tú te llamas Enrique Araya, ¿no? ¿Sabes quién es Enrique Araya Gómez? No. Es el autor de la novela chilena “La Luna era mi Tierra”». Las risas venían a continuación, porque el aludido comprendía al instante que lo habían pillado pensando en otra cosa ajena absolutamente a la materia de la pregunta. Estaba pajareando.

        En las clases de caligrafía los estudiantes, guiados por sus maestros, realizaban distintos ejercicios sobre sus cuadernos para soltar la mano y conseguir una letra manuscrita uniforme, elegante, legible y decente. El propósito era mejorar la escritura.

PROF. BUSTOS
     En este contexto, en una clase de historia, por ejemplo, el profesor Jorge Bustos, luego de corregir pruebas dijo que no pudo evaluar una de ellas porque no logró entender la letra. Mostró la hoja a los estudiantes y pidió al autor que se identificara porque simplemente no distinguía de quién se trataba. Cuando el muchacho en cuestión dijo yo soy, el profesor Bustos gastó un comentario certero: «Estuve a punto de perdirle a Champollion que me ayudara a traducir, pero lamentablemente está muerto». Como correspondía las risas afloraron cuando Bustos explicó que Champollion descifró los jeroglíficos egipcios. El curso comprendió que la letra del compañero responsable era endemoniada.

         Estos dos ejemplos bastan para recordar cariñosamente a esos maestros quienes no se salían del concepto escolar para reprender (enseñando) a los alumnos que se lo merecían; con ello daban pistas para investigar y acrecentar bagajes de conocimientos de todos los estudiantes del curso.

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REFERENCIAS:


Enrique Araya Gómez (1912-1994) fue un abogado, diplomático y escritor chileno. Su novela "La Luna era mi Tierra" se publicó en 1948 logrando gran éxito y es considerada una de las pioneras en la literatura humorística chilena.

Jean Francois Champollion (1790-1832) egiptólogo francés que logró descifrar la escritura jeroglífica de los antiguos egipcios gracias al hallazgo de una piedra, llamada Rosseta que contenía un texto jeroglífico con su versión en copto y en griego antiguo. 

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