Se necesitaba una ampolleta para remendar "una papa" de un calcetín roto en el talón. |
Por motivos
de la economía tanto local como mundial, prácticamente cerrada entonces (1957), en Penco no era fácil reemplazar prendas de vestir viejas por otras nuevas. O sea, no quedaba más que remendar porque una compra era demasiado caro. De allí que la mayoría de los niños por lo general usaban
sus ropas a más no poder: todas remendadas. Muy pocos lucían pantalones
pulcros: todos llevaban vistosos parches en las rodillas, en los codos o en la parte trasera. Decimos vistoso porque tales parches no eran de la misma tela. Nadie se
burlaba de otro porque se presentara con su ropa parchada. Era algo normal. Lo que la
sociedad local de esos años criticaba era a quienes iban por las calles con la
ropa rota, simplemente, sin haberla remendado. Los comentarios negativos recaían
en las madres, que según las malas lenguas, no se preocupaban.
Los
calcetines de los caballeros y de los niños se gastaban rápidamente en los
talones debido al uso. Se rompían y quedaban inutilizados. Los que se atrevían
a ponerse calcetines rotos corrían el riesgo de lucir la piel desnuda un poco
más arriba del talón. Los agujeros en los calcetines se llamaban “papas”. El
problema se resolvía con una ampolleta. Se la introducía en el calcetín, como
si fuera el talón y el agujero se reparaba con una aguja con hijo. Se
costureaba a mano, respetando la comba de la superficie de la ampolleta. Santo
remedio. No hacerlo era un descuido grave y un riesgo que alguien te gritara en
la calle: "¿A cómo vendes el kilo de papas?"
Los ternos,
las chaquetas y los abrigos también se deterioraban rápido. Una fórmula para
recuperarlos era el virado. Los sastres y las modistas ejecutaban el trabajo de
descoser y dar vueltas las telas con el mismo corte y coser pero al lado
contrario. Algunos trabajos quedaban impecables, con la cara del revés de la
tela expuesto como si fuera un traje nuevo. Los conocedores del oficio sabían
cuando un traje era virado: para evitar que el bolsillo del pecho quedara al
lado derecho, el sastre o la modista le hacía un corte diagonal a ambos lados y
lo eliminaban. Así la chaqueta quedaba sin bolsillo de pecho, con línea deportiva como
blazer de cowboy.
2 comentarios:
Papas
Las papas son geniales
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