EL EMBLEMÁTICO EDIFICIO principal de Cosmito (1945). |
Me intrigaban algunas preguntas en torno a la Granja Modelo de Cosmito de los años 40, que implicó una gigantesca inversión por parte de CRAV y que tuvo un vuelo corto, no alcanzó a mantenerse como era el plan empresarial. ¿Cuál fue la idea para hacerla? Sabemos que la empresa propietaria de las refinerías de azúcar de Penco y Viña del Mar miraban con preocupación su propia existencia futura porque no estaba asegurado el suministro de azúcar de caña importada, materia prima de la azúcar de mesa. Había señales de que la regularidad de los envíos podría variar y con ello hacer tambalear el negocio de la refinación de azúcar. Más aún, los intentos por producir caña en el territorio nacional para independizarse fueron un fracaso. Por eso en el directorio se adoptó la decisión de invertir en una nueva empresa de alimentos distinta a la refinación. Pocos dudaron en crear una que produjera hortalizas, carnes y, por sobre todo, leche.
Eso
es lo que sabemos. Pero, nos falta algo. ¿Cuál sería el modelo
inspirador a seguir?¿Había en alguna parte una empresa de esas
características que fuera exitosa? No se trataba tampoco de inventar
la rueda y correr riesgos probando. Nada más seguro que una sandía calada, había que simplemente copiar. De
eso trata esta crónica tardía, decenas de años después que cerró
Cosmito. Y la siguiente es mi hipótesis.LA ESTANCIA San Martín en Cañuelas, cerca de Buenos Aires con las instalaciones de La Martona. (Vista Aérea, primera mitad del siglo XX).
El modelo a seguir estaba en Argentina. En el vecino país gozaba de prestigio internacional una lechería industrial llamada La Martona, considerada una de las la mejores empresas lácteas del mundo. En 1889, el hacendado y político de Buenos Aires, Vicente Casares fundó La Martona, que fue la primera empresa industrial de productos lácteos en ese país. Su nombre se debió, cuenta la anécdota, al apodo cariñoso que una niñera inglesa le dio a Martha Ignacia Casares, por entonces bajo su cuidado, hija de Casares y futura madre del reconocido escritor Adolfo Bioy Casares.
La Martona tuvo un desarrollo espectacular gracias al olfato emprendedor de su fundador, quien entre otras cosas introdujo el uso del hielo para el transporte de la leche. Carros y vagones viajaban abarrotados de hielo entre los tarros lecheros. Tenía al inicio 5.000 vacas y un predio de 8 mil hectáreas en el sector de Las Cañuelas. Y llegó a contar con 20 puntos de venta de leche fluida a público en la ciudad de Buenos Aires.
Vicente Casares (foto izquierda) recorrió las plantas productoras de leche tanto de Europa como de Estados Unidos con el fin de elevar la calidad de la producción y la higiene de la leche en La Martona. Concurrió a la Feria Universal de Paris en 1889 para ver y adquirir equipos necesarios para mejorar la producción. Tenía vacas Holstein, Suizas y Durham y después incorporó holandesas que cruzó con las Durham. La Martona también tuvo crianza de caballos y porcinos. Estos últimos eran alimentados mayormente con los sueros producidos a partir de la fabricación de mantequilla.
TRABAJADORES de La Martona (izquierda) y trabajadores de Cosmito (derecha). |
La Martona no sólo produjo leche para el consumo sino todos sus derivados, hasta yourt recién comenzado el siglo XX. Sus instalaciones eran la visita obligada de políticos y emprendedores de todas partes. Entre los visitantes ilustres estuvo el ex presidente de Chile Pedro Montt. Sin duda, directores y gerentes de CRAV la deben haber visitado muchas veces antes de pensar en un proyecto parecido para aplicar en Chile, más concretamente en Penco y en particular en Cosmito. Todas estas opiniones gravitaron en la decisión del directorio de lanzarse a la piscina para crear la Granja Modelo de Cosmito. Sólo faltaba el líder que encabezara la realización del proyecto y ése fue Walter Zwillinger, un agrónomo austríaco que también seguramente sabía de La Martona y que incluso tal vez la conocía. La Martona, creada en 1889 era una empresa seria, probada y muy rentable. Cuando se construyó Cosmito, La Martona ya había cumplido 50 años.
DEMOSTRACIÓN de ordeña manual en La Martona (izquierda) y vacas traídas de Argentina en Cosmito (foto de la derecha). |
Y a modo de conclusión de esta hipótesis, otra pregunta que exige una respuesta. ¿Por qué el edificio gerencial de Cosmito en su arco central tenía escrito sobre relieve «LECHERÍA»? Porque pudo haber tenido otro nombre más genérico, por ejemplo Granja. Pero no, decía Lechería, lo que a mi entender revelaba el verdadero fundamento del proyecto, que Cosmito llegara a convertirse en una gran planta lechera. Fue precisamente desde La Martona que se importaron vacas para iniciar la producción en Penco.
LA ANTIGUA planta lechera de Cosmito, arriba y foto de abajo, tareas de ordeña manual y mecanizada en Cosmito. |
Y para finalizar, el sueño de CRAV con Cosmito duró pocos años, no fue lo suficientemente rentable para compensar la enorme inversión. Pudo contribuir también los problemas de conectividad para llegar con facilidad a los mercados. O tal vez sabían producir leche, hortalizas y carnes pero no se propusieron comercializar convenientemente. La Martona vendía directamente a los consumidores en locales dedicados distribuidos por toda la ciudad de Buenos Aires. Cosmito nunca hizo eso. No tuvo establecimientos comerciales. Sólo llevaba hortalizas en un coloso para vender en la feria de Concepción, embarcaba cerdos en ferrocarril para su fanaenamiento en la región metropolitana, y vendía leche por litros en carretelas por las calles de Concepción y Penco.
La Martona fue a la quiebra en 1978, luego de casi 90 años de exitoso trabajo. Comito, pese a toda la inversión y la extraordinaria calidad de sus productos, duró alrededor de diez años al alero de CRAV, aunque después siguió pero bajo una nueva idea.
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Fuente: Argentina en la Memoria, @OldArg1810 (X).