Por Iván Ramos Castro desde Isla Margarita, Venezuela
El terremoto y posterior tsunami que asoló nuestra región se llevó estructuras no solo materiales, si no también mentales o espirituales. Impresiona ver como edificaciones emblemáticas para el deporte y la cultura de nuestro pueblo o ciudad en particular se vinieron abajo y para siempre.
El teatro CRAV y el sector del Gimnasio y del Casino, cuantas experiencias y buenos recuerdos, de esfuerzo por conquistar logros en deportes como el fútbol, el básquetbol, el boxeo y el atletismo. No voy a nombrar a ningún deportista estrella, pues los tuvimos e igual los seguiremos teniendo, pase lo que pase. Pero así es el devenir tanto en lo humano como en la naturaleza. Acá en Venezuela se acuñó una frase dicha por el Libertador Simón Bolívar, a raíz del terremoto que asoló a Caracas en la época de la independencia: "si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca..." Y es lo que calladamente nuestra porfiada estirpe penquista originaria ha estado haciendo por siglos para no desaparecer del mapa, ya sea por causas naturales o por mano del hombre mismo.
Me alegró mucho ver la escultura del maestro Pereira sacudiéndose las algas en medio de la Plaza, el fuerte la Planchada y la iglesia junto a su campanario sin mayores daños. Lo terrible en daños materiales afectó al grueso de la población que vive en las partes bajas y a orillas de la línea férrea, cuya altura aunque escasa creo evitó un desastre mayor. Sí, con la demolición de las antiguas edificaciones, se nos va algo muy querido y la nostalgia nos atrapa con sus cadenas reaccionarias y devotas por el pasado.
Pero, no podemos negar un nuevo comienzo, la oportunidad de hacerlo aun mejor estemos donde estemos, negarnos a morir y echar hacia adelante sin desmayar. "El presente es de lucha, el futuro es nuestro" expresó una vez el comandante Ernesto "Ché" Guevara. Qué mejor señalamiento para entendernos en esta hora de retos y conflictos aun sin resolver en la historia. Creo que también ya pasó esa hora en donde "Conce que p'allá y Penco pa'cá. Las vías de comunicación han acortado tanto las distancias que todo está a un paso de la metrópoli del valle de la Mocha.
Ya pasó la hora de los sueños aquellos en donde en el patio del colegio discutíamos sobre la conveniencia de establecer la república independiente de Penco, teníamos bosques, agua en abundancia, minas de oro y plata que nadie ha buscado en las patas de los cerros, pesca y paisajes. Tremenda república que hubiera salido en esa época, el único problema era el de liderazgo: ¿quién sería nuestro primer Presidente? ¿Estarían los Carabineros de acuerdo para integrarse a la nueva fuerza armada, con los bomberos y boys scouts de fuerza auxiliar? Ya teníamos al guatón Jaime Godoy como Presidente interino, aunque por aquel entonces, estaba afanado desenterrando restos humanos en un galpón de la refinería. Y así, entre fantasías y realidades, de cualquier índole, de quemadas de espinazo, infidelidades y secretos a voces, de amistades fieles e infieles, se fue tejiendo nuestra historia. Tenemos héroes a la vuelta de la esquina, héroes de verdad luchando por desarrollar a punta de voluntad el deporte, la cultura y la sana convivencia en los barrios de nuestra comuna y más allá, ellos son el verdadero tesoro que hacen de Penco, siempre.
El teatro CRAV y el sector del Gimnasio y del Casino, cuantas experiencias y buenos recuerdos, de esfuerzo por conquistar logros en deportes como el fútbol, el básquetbol, el boxeo y el atletismo. No voy a nombrar a ningún deportista estrella, pues los tuvimos e igual los seguiremos teniendo, pase lo que pase. Pero así es el devenir tanto en lo humano como en la naturaleza. Acá en Venezuela se acuñó una frase dicha por el Libertador Simón Bolívar, a raíz del terremoto que asoló a Caracas en la época de la independencia: "si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca..." Y es lo que calladamente nuestra porfiada estirpe penquista originaria ha estado haciendo por siglos para no desaparecer del mapa, ya sea por causas naturales o por mano del hombre mismo.
Me alegró mucho ver la escultura del maestro Pereira sacudiéndose las algas en medio de la Plaza, el fuerte la Planchada y la iglesia junto a su campanario sin mayores daños. Lo terrible en daños materiales afectó al grueso de la población que vive en las partes bajas y a orillas de la línea férrea, cuya altura aunque escasa creo evitó un desastre mayor. Sí, con la demolición de las antiguas edificaciones, se nos va algo muy querido y la nostalgia nos atrapa con sus cadenas reaccionarias y devotas por el pasado.
Pero, no podemos negar un nuevo comienzo, la oportunidad de hacerlo aun mejor estemos donde estemos, negarnos a morir y echar hacia adelante sin desmayar. "El presente es de lucha, el futuro es nuestro" expresó una vez el comandante Ernesto "Ché" Guevara. Qué mejor señalamiento para entendernos en esta hora de retos y conflictos aun sin resolver en la historia. Creo que también ya pasó esa hora en donde "Conce que p'allá y Penco pa'cá. Las vías de comunicación han acortado tanto las distancias que todo está a un paso de la metrópoli del valle de la Mocha.
Ya pasó la hora de los sueños aquellos en donde en el patio del colegio discutíamos sobre la conveniencia de establecer la república independiente de Penco, teníamos bosques, agua en abundancia, minas de oro y plata que nadie ha buscado en las patas de los cerros, pesca y paisajes. Tremenda república que hubiera salido en esa época, el único problema era el de liderazgo: ¿quién sería nuestro primer Presidente? ¿Estarían los Carabineros de acuerdo para integrarse a la nueva fuerza armada, con los bomberos y boys scouts de fuerza auxiliar? Ya teníamos al guatón Jaime Godoy como Presidente interino, aunque por aquel entonces, estaba afanado desenterrando restos humanos en un galpón de la refinería. Y así, entre fantasías y realidades, de cualquier índole, de quemadas de espinazo, infidelidades y secretos a voces, de amistades fieles e infieles, se fue tejiendo nuestra historia. Tenemos héroes a la vuelta de la esquina, héroes de verdad luchando por desarrollar a punta de voluntad el deporte, la cultura y la sana convivencia en los barrios de nuestra comuna y más allá, ellos son el verdadero tesoro que hacen de Penco, siempre.
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