viernes, octubre 18, 2024

TODO LO QUE PUEDE CONTAR UNA FOTO DE ARCHIVO

EL DETALLE y la identidad de las personas que aparecen en esta fotografía de archivo está en el texto que sigue.
 

Por Abel Soto Medina, aficionado de la Historia

                    Tengo una frase que en ocasiones registra un instante, ya sea para hacer un brindis o simplemente relativizar el día a día. Dice: «La vida está hecha de momentos, y éste es el momento». Dicho lo anterior, vamos con la nota.
                    Recientemente, me encontraba c
omprando en una bencinera en el camino de Penco a Concepción y me encontré con Walter, una persona que conocí hace algunos años ya, y en forma instantánea nos saludamos muy afectuosamente. Cumplido lo protocolar, le comenté, que yo a veces escribía algunas cosas en el Blog Penco Chile, de Don Nelson Palma, y que había escrito sobre los orígenes de los puertos de Lirquén y Penco, y que había insertado en un preámbulo a la empresa NUN y GERMÁN. Recordaba allí a su Administrador Don Alejandro Landerretche, y que me habría gustado disponer de alguna fotografía de los trabajadores de la empresa para que hubiera sido parte de la nota. En el instante, Walter expresó: «Creo tener algunas». Después de esos cruces de palabras nos despedimos, con el afecto de siempre, él subiéndose a su camión para seguir su camino, oficio que ha sido parte de su vida. Por eso las rutas hacia el sur no le son ajenas, vendrían siendo como los pasillos de su casa, porque las conoce muy bien.
Walter fue trabajador de NUN y GERMÁN, a cargo de los camiones que tenían para la distribución de fertilizantes, rubro que complementó la empresa, con la exportación de pellets de afrechillo, que ellos mismos hacían prensándolos con vapor. Los citados pellets, por su curiosa forma, los trabajadores los llamaban «Los Bollocos». Traídos al día de hoy serían cómo los alimentos para perros o gatos muy comunes, pero que en esos años fueron toda una novedad.
                    Volviendo al tema, le envíe a Walter el link http://penco-chile.blogspot.com/2024/01/los-origenes-de-los-muelles-de-penco-y.html para que leyera lo que había comentado sobre su ex empresa NUN y GERMÁN, hecho esto, esperé. Con gran sorpresa y tal como me dijo me hizo llegar algunas fotos de un día de campo de trabajadores e invitados. Una de ellas resaltó a mi vista, pues dentro de los rostros había personas, que más allá de su calidad de Trabajador, fueron muy importantes también, en el ámbito deportivo de Penco, y precisamente en tres ramas del deporte refínero (Crav).
                    Iré repasando la fotografía que aparece en el comienzo de este texto.
En el extremo derecho, y al lado del cordero ya faenado se encuentra Agustín Titin Figueroa, su delgada figura era inconfundible, la cual se acrecentaba dentro de un gimnasio cuando lucía orgulloso los colores del equipo de básquetbol del Federico Carvallo (Crav). Recuerdo que una vez enfrentaron a un equipo de marinos norteamericanos y su papel de jugador de calidad no se vio afectado para nada, sin duda alguna, fue un ícono cómo jugador de ese deporte, bien vale recordar a sus compañeros, Esparza, Muñoz, Suárez, Romero, Márquez, Cabrera, los Hermanos Cártes y el goleador insigne Chamaco García.
En el mismo al lado de Titín, y de cuerpo entero, posa Roberto Chueco Pardo, un jugador de fútbol que fue Campeón con Coquimbo Crav los años 1963-1966-1968-1970, del fenecido Campeonato Regional de Fútbol. Para quien no lo vio jugar, puedo manifestar que nada tenía que enviarle al Chita Cruz seleccionado chileno, 3ro del mundial de 1962, traducido a los jóvenes de hoy, un tipo como el Pitbull Medel, que físicamente no era tan alto, más bién bajo de estatura, pero dentro de la cancha, crecía, saltaba y cabeceaba como los que saben, un aplauso para Roberto Pardo (en la foto de abajo, indicado por la flecha).


                    El Primero de los agachados en la foto de inicio, otro inconfundible en el deporte, pero éste en el rudo BOXEO, nos referimos a Don César González, perteneciente al club Roberto Ovalle (Crav). Su gran estampa física y genes lo condujeron a este deporte, obteniendo el título de Vice Campeón de Chile (amateur), en la categoría mediano. Sus aficionados habíamos dicho que provenía por sus genes, sí porque su padre Don Humberto González tuvo su fama conociéndose en sus años mozos como Peter Johnson. La apacible figura de César lo hacía ser querido y muy respetado por sus pares y no me cabe duda, que tuvo mucho aprecio y cariños de sus compañeros en su paso por los «Bollocos».

                Al centro de los que están en cuclillas en la imagen original, se encuentra José Chito Pipa Torres Pérez, un invitado a ese encuentro de camaradería. Entre los trabajadores de Nun y Germán él fue un digno representante del Colegio Salesiano, del área Técnica, un hombre que respiraba metal alrededor de un torno, su innata vocación en ello, y su profesionalismo en el ramo, traspasó más allá de las empresas de la comuna, y realizó trabajos y creó piezas importantes para las áreas productivas de la papelera y embotelladoras, su apodo de Pipa, proviene como legado de su Padre Don Abel Agua de Pipa Torres, un estibador del barrio San Vicente, donde tenía una Bodega de Vino, y como no existió ninguna bodega que tuvieran nombre que las identificaba, los vecinos y parroquianos, eran los encargados de bautizar los locales, y en éste caso, «Vamos donde el Agua de Pipa», era el dicho a voces. Aunque no es lo sustancial de nuestro tema, pero para graficar más lo comentado, ese local con los años lo arrendó un señor proveniente de los campos, o sea un Huaso, y como su estampa era bastante robusta, lo que le permitía caminar con grandes pasos, le pusieron de apodo El Siete Leguas. Posteriormente lo arrendó otro campesino, pero como éste era de estatura baja lo bautizaron como El Huaso Chico. Es decir, que de un alias no se escapaba nadie.
TITÍN FIGUEROA, indicado por la flecha, jugador del Carvallo.

                    Los otros que logro identificar plenamente y por ello están sus nombres, son trabajadores que fueron de Cosaf, y por las circunstancias se acomodaron en la empresa Nun, además fueron vecinos del barrio san Vicente y Playa Negra, todos hombres de bien y muy conocidos en el sector, es el caso de Karin Careaga, Hernán El Baila Durán, Mario Bala Aguilera, Humberto Malao Zambrano.
                    Para el último y para cerrar la nota, he dejado a Walter Codito Contreras, hijo de un destacado dirigente de los trabajadores de la empresa Refinera, Crav Penco, a quién todo el mundo lo llamaba simplemente Codito Contreras, he ahí, el legado de Walter. El padre fue un gestor de varios beneficios para su colegas de esos entonces, baste recordar que dicho sindicato era dueño del Fundo La Rinconada de Hualqui, donde los trabajadores iban a veranear, recuerdos deben haber muchos de los niños de esos años, quienes a las órdenes de Don Juan Muñiz Vila, enfilaban todos los años a la recreación y vida de camping.
                    Todo lo comentado fue origen simplemente por observar una de las fotos que me envío Walter, a los demás los ubico bien, pero sus nombres se me han desvanecido con el tiempo, Igualmente, un cariñoso saludo y recuerdos para ellos. Otro de los que se identificó con la empresa NUN y GERMÁN, fue Willy Smith, que aparece en otras de las fotos, debo agradecer también, a Ramón Chipe Ramírez, quien en otra actividad, aparece entre otros con el Luchito y Lito Sandoval, Lincoyán Zenteno, Chipe está detrás de la señorita más alta que registra la foto.




lunes, octubre 14, 2024

EL MORRO ENTRE LA LÍNEA Y LA PLAYA PODRÍA LLAMARSE EL ESCORIAL

LA TERMOELÉCTRICA de la Refinería, cuyos restos se ven a la derecha y que ya no existen, generaba la escoria que creó el morro artificial junto a la playa de Penco, sector San Vicente.
                         Para producir azúcar blanca, la Refinería usaba agua y carbón. El agua se necesitaba para lavar la azúcar morena que llegaba del Perú en gránulos pegoteados dentro de sacos. Y el carbón servía para generar electricidad, con la que se movían mayormente los procesos, aunque también se empleaba el vapor como fuerza motriz. Para eso se quemaba carbón en cantidades en el edificio de la termoeléctrica. El combustible sólido provenía de la mina de Lirquén. O sea, el circuito de elementos para hacer funcionar la Refinería no abarcaba grandes distancias. El agua se obtenía en el tranque del fundo Coihueco. Sólo la materia prima venía de lejos, pero se desembarcaba en el muelle de calle Talcahuano, a tres cuadras de la fábrica. Casi como decir un servicio puerta a puerta.

                    La temoeléctrica –decíamos– consumía carbón, el que junto con el calor y sus gases dejaba material residual en el fondo de las calderas: cenizas y escoria. Este material se acumuluaba rápidamente. Por tanto había que retirarlo y depositarlo en otra parte. ¿Dónde? La dirección ejecutiva de la industria decidió «en la playa», donde la empresa poseía una propiedad. Al fin y al cabo era la norma que la industrias arrojaran sus desechos al mar. La preocupación ecológica no era tema en esos años. Afortunadamente para Penco, alguien en La Refinería a cargo de la eliminación de desechos, tuvo el celo de no arrojar la ceniza y la escoria más allá del espacio de la propiedad, que se abría entre la línea ferroviaria y el límite de la playa, evitando que el material cayera en la arena. Buen criterio tuvo esta persona, porque de lo contario habría cortado la continuidad de la franja de arena. Así en el sitio entre las calles San Vicente y Talcahuano, al otro lado de la linea comenzó a acumularse este material neutro. Con el paso de los años el volumen aumentó y se produjo una elevación con características de un morro. El material bien apisonado se convirtió en parte del paisaje.

                    Cuando el suministro eléctrico llegó con plenitud a la comuna, ya no fue necesario para la Refinería quemar carbón en su termoeléctrica. Entonces terminó también la tarea de llevar escoria que hubiera contribuido a acrecentar el morro. Y cuando la empresa CRAV cerró sus actividades en Penco en 1976, el escorial, cuyo espacio era propiedad de la Refinería, fue rematado. Y hoy sus dueños son particulares de Penco. Sus nuevos propietarios plantaron álamos y otras especies arbóreas. Y ahí está el ex morro, una elevación artificial, otro legado más de la ex Refinería, y que hoy –gracias a la nueva propiedad– transmite la idea de un pequeño parque junto al mar.

DOS ASPECTOS del antiguo escorial que hoy comunica el agradable rostro de un diminuto parque. 


domingo, octubre 13, 2024

DOS RELATOS DE CERROS Y DE MAR

UN RECODO DEL CAMINO REAL, cerca de Roa. Foto archivo propio, 2017.
 
                                        MANUAL DE CARREÑO

                    Pocos recordarán a la gente del Penco rural que, en esos años, bajaba al pueblo proveniente de los cerros y aún desde más allá a hacer tantas cosas urgentes aquí. Eran personas modestas y humildes que venían en carretas tiradas por bueyes o montados en caballos raquíticos y de piel descuidada de pelo largo, como Rocinante o más precisamente como con el Rucio, que así se llamaba el asno de Sancho Panza. Esos cabalgadores estaban muy lejos de parecer soldados de caballería o jinetes socios de algún conspicuo club de rodeo. No, gente pobre. Estos viajeros asomaban por la calle Los Carrera, que empalma con la ruta de rebeldes pendientes que conduce a Florida y aún más allá: el Camino Real.

                    Destacaré en pocas líneas lo que recuerdo de esa gente, quienes a pesar de su humildad eran personas educadas y de buenos modales. En alguna ocasión y por algún motivo dos de ellas, cuyos nombres no recuerdo, nos visitaron en casa. A la hora del almuerzo, sentados a la mesa, esperaban respetuosamente a que todos los platos estuvieran servidos antes de comenzar. Tomaban los cubiertos con delicadeza. En la conversación usaban giros antiguos, con un léxico fino que me sorprendía. Seguían el hilo de un tema con interés y seriedad para luego opinar mesuradamente. A la hora de pararse de la mesa pedían permiso. Eso recuerdo de la gente de los cerros que conocía, no me explico cómo, las reglas del Manual de Carreño. Es lamentable tener que reconocer que esa generación del mundo rural se haya deshecho, la consumió el mundo urbano y la pisoteó la tecnología.


LUGAR DONDE ESTABA el muelle de CRAV y las coordenadas de los supuestos locos.

LOCOS EN PLAYA NEGRA

                    Los mariscadores de Penco, aquellos que practican y viven del oficio, conocen el mar y los roqueríos, saben el ritmo de las mareas y los cambios de la luna, que tienen que ver con las mareas. No hay especie valva o bivalva del margen marítimo que no les sea familiar. No confunden un chumilco con un caracol, ni un rere (almeja) con un changay. Ellos son los conocedores de los secretos que se esconden bajo las olas entre la superficie y la arena del fondo.

                    Valga la introducción para este relato breve, una experiencia personal. Mi amigo de entonces se llamaba Lagos, su nombre se me ha borrado. Era rubio, de ojos claros, buena pinta, vivía al lado del faro en Cerro Verde. Él era mariscador porque en su entorno social no había más que mariscadores. Un día me contó un «dato» que en voz baja le transmitieron sus amigos del oficio. Porque, yo no sabía, que entre ellos se «dateaban» respecto de dónde había algo interesante. Ese día Lagos rompió el secreto conmigo y me dijo que a él le contaron acerca de la existencia de un banco de locos, que era cosa de ir y recogerlos. Me invitó. Me explicó que el punto se encontraba en la prolongación imaginaria de la calle Talcahuano hacia el mar, donde antiguamente estuvo instalado el muelle de la Refinería. A sólo unos cien metros de la playa había una agrupación de piedras bajo el mar donde, según me contó, estaban los locos que nadie había tocado. «Y ‒me dijo‒, desde un bote uno puede zambullirse un metro y ahí están, podríamos cargar un canasto y después nos los repartimos». Rechacé la sabrosa invitación, no me hallé capaz de intentarlo siquiera, al fin y al cabo yo no era miembro de la cofradía de los mariscadores. A Lagos le perdí la pista. Quizá haya locos ahí todavía, si es que el «dato» era correcto.


sábado, septiembre 28, 2024

QUE EN PAZ DESCANSE EL PERIODISMO

TEODORO LEÓN GROSS, periodista español.
                    El texto siguiente es un resumen de una charla del periodista español Teodoro León Gross sobre su libro "La Muerte del Periodismo" y, además, en la misma línea de un comentario del periodista argentino Marcelo Longobardi. Tanto la charla como el comentario abundan en ejemplos de la decadencia del periodismo. Para resumir he empleado una retahíla de citas expuestas por ambos profesionales. El anhelo de la verdad subyase en todas las ideas. Las citas desnudan a la política actual en el mundo, que menosprecia la verdad, como la responsable de la muerte del periodismo. Para ser justos, los periodistas también tienen su cuota de responsabilidad.  Pero, no perdamos la fe, se ve una luz al final de este túnel.   

                    La batalla es entre lo verosímil (aquello que es creíble porque presenta una apariencia de verdadero) y lo propiamente verdadero. Algo apenas verosímil, incluso menos, se convierte en verdad para quien rechace toda verdad auténtica. Las cosas son ciertas si confirman mis creencias, de lo contrario son mentiras. Si lo que me muestran es verdadero pero no calza con mi esquema habitual de pensamiento no lo acepto. Más aún, lo denuncio como una mentira flagrante, como una estafa al público, incluso lo denuncio de ser fake-news.

                    La irrupción de las redes sociales el 2006 aceleró este proceso. Porque sus algoritmos terminaron generando comunidades que son comunidades afines (las burbujas). De esa manera nacieron los sesgos de confirmación. Queremos oír, ver y leer aquello que confirma lo que pensamos. Hemos perdido la visión de totalidad. Sólo nos queda el relato de la burbuja a la que pertenecemos. Sólo hay burbujas contrapuestas. Hecho que produce el sesgo: nosotros tenemos la razón, ellos no.

                    Ha muerto una forma de entender a la prensa como pilar de la democracia. La ira y el miedo son los insumos de gestión de la política, son sus motores. Lo negativo exita muchísimo más. La política usa el odio para atraer más atención, hecho que ha conducido a lo que vemos, el peor momento para las democracias en el mundo.

                    Hemos perdido como sociedad el relato totalizador que nos entregaban los diarios de antes. Una política sin contrapoder degrada la democracia. Todos recordamos los 70, los 80, los 90 cuando las noticias eran las mismas para todos. Se podían leer distintos diarios, cada uno con su posición política, pero la agenda informativa era la misma.

                    El periodismo fracasa cuando le dice a la gente lo que tiene que pensar. En cambio tiene éxito cuando le dice a la gente sobre qué es recomendable pensar.

                    Entonces el periodismo era respetado por la genda y por su apego a la verdad. Sin embargo, con el triunfo de Trump el 2016 la política dejó de temer al periodismo. Le perdió el respeto. Una vez que eso ocurrió, la verdad ya no importó, daba lo mismo, en ese momento el periodismo dejó de tener peso que lo hacía respetable.

                    El periodismo entró en crisis ese año, junto con el modelo de negocios de diarios financiado por publicidad. Hasta entonce el sostén del periodismo era la verdad. Y hemos llegado a la post verdad que se mencionó por primera vez en 1992 y que tomó vuelo con Trump y la campaña británica por el Brexit. La post verdad es el desprecio por la verdad. No es un ataque a la verdad, sino que es un desdén. La verdad ya no tiene importancia. No quiere decir que la verdad se haya vuelto mentira. La fake-news es la mentira.

                    Los hechos son sagrados, las opiniones son libres, decía un editor de un diario norteamericano. De ahí que el derecho del ciudadano a la información es el derecho a conocer los hechos, la verdad de lo que ocurre en el mundo. En cambio, la libertad de expresión es un asunto distinto. Cada cual tiene su opinión y es libre de decirla.

                    Así, los hechos dejaron de ser sagrados. Por eso, la base del buen periodista es: cuando cuentes los hechos no los contamines. Cuando los cuentes, que sean los hechos.

                    La mayor mentira de la anterior campaña de Trump fue que él tenía el apoyo del Papa. Hay un drama, contra la mentira podemos luchar, pero cuando la verdad no importa, el periodismo pierde su razón de ser.

                    Una cuota importante del desastre también es culpa del periodismo. Comenzó con el desempeño de la profesión creyendo en la idea de la impunidad absoluta. Teníamos normas bien claras y un código de ética que no lo respetamos. Si había un reclamo, se publicaba un desmentido mojigato, escondido en alguna de las páginas y nada más. Pero, ningún periodista perdió su trabajo por haber faltado a las normas éticas. O sea, impunidad.

                    Sin embargo, el 2014, tres directores fueron expulsados de importantes diarios españoles no por incumplimiento del código nombrado sino por incomodar al poder político al sostener y defender la verdad. No los echaron por incomodar a los ciudadanos, no contaron mentiras.

                    La información de calidad es cara. El lector ya no quiere pagar por ella, ya que está gratis en internet. Por eso estamos haciendo un periodismo barato tipo fast-food y el periodismo barato siempre será malo. Los periodistas somos expertos en todo y conocedores de nada. Tenemos que hablar de todo, pero no sabemos de lo que hablamos. Nosotros sabemos preguntar a la persona adecuada para poder contar el tema en un lenguaje comprensible a quienes nos leen.

                    El día en que los periodistas aceptaron cubrir ruedas de prensa donde no se permitían preguntas, el periodismo se convirtió en un instrumento propagandístico de los dirigentes políticos. Cuando esto se instaló en España, los periodistas adoptaron la decisión de no asistir. Pero, la decisión duró 24 horas, ya que los medios prefirieron prestarle el servicio propagandístico primero a los políticos antes que respetar el derecho de los ciudadanos.

                    El periodista tiene el vicio de buscar lo negativo del mundo sin que le importe que el mundo es mucho mejor que peor. Todos somos cómplices de ese vicio.

                    La información se trata que sea atractiva, no que sea una entretención en sí misma. Las noticias no se hacen para que el público se divierta sino para hacernos mejores ciudadanos.

                    En internet para conseguir lo que se llama tráfico, para lograr visitas, no sirven los titulares tradicionales, hay que hacer otros. Nacen los clip-date o titulares egos. Ejemplo: «Lo que le pasó a Boric al bajar del avión, ni te lo imaginas». Entonces, atraído por ese título, tú pinchas. ¡Tráfico logrado! Aunque lo que le haya ocurrido a Boric al bajar del avión haya sido ni siquiera una anécdota.

                    Las grandes empresas del entretenimiento entraron en el periodismo y compraron los medios más respetables, Time, por ejemplo. De ese modo los dueños del show-business cambiaron el sentido de la prensa, la convirtieron en una entretención. Con ese cambio, nos volvimos info-entretenedores y no informadores. Nos condenamos.

                    Antes de finalizar, aclaremos. El periodismo ha muerto, pero se trata del periodismo clásico. Las nuevas tecnologías están ayudando a un periodismo emergente, que goza de gran respaldo ético que se atreve a mostrar eso que los poderosos quieren esconder. En Chile tenemos ejemplos: CIPER, El Mostrador están a la vanguardia de un periodismo centrado en lo original: lo sagrado de los hechos. En el bosque de las mentiras, la ira, el miedo, las verdades a medias y las afirmaciones interesadas, ese periodismo se abre paso con dificultad para mostrarnos los hechos y como consecuencia un mundo mejor.

jueves, septiembre 26, 2024

LA SABIDURÍA DEL VIEJO EFRAÍN


                    El viejo Efraín a veces venía caminando desde la puerta de su casa en calle Alcázar con tranco de viejo para meterse en nuestros grupos e informarse de las conversaciones de gente mucho más joven que él. Rara vez intervenía, aunque es cierto también que los demás no le dejaban espacio, así que se conformaba con oír lo que contaban. Tampoco nadie le preguntaba su opinión, otra falta de respeto de jóvenes hacia una persona mayor.

                    Igualmente, Efraín se divertía de lo que en esos grupos se hablaba. Sonreía y reía como todos de los chascarros que se decían en especial de los ausentes. Unos cuentos eran anécdotas entretenidas, otros simplemente pelambres picantes. En esas reuniones informales nunca faltaba una situación que desmenuzar y pasarlo bien; conversaciones en cualquiera esquina de Penco.

                    La gente, principalmente los hombres, se juntaban sin citarse en las veredas de las intersecciones. Era lo más común en esos años en que no había más que hacer cuando llegaba el crepúsculo, sin televisión ni todos los medios digitales que se desarrollaron después.

                    Cuando un avispado contaba una talla todos los demás reían, incluido el viejo Efraín, pero cuando terminaban las risas y comenzaba otro relato, el viejo seguía riéndose de la anterior. Llegué a pensar que se debía a una comprensión tardía del chiste.

                    Un día conversé solo con él y me atreví a preguntarle discretamente que me parecía extraño eso de prolongar la risa cada vez. Le pedí que me contara cuál era la gracia adicional que le hallaba a las tallas o si yo me estaba perdiendo algo sabroso que no llegaba a comprender.

                    Al viejo le lagrimeaban los ojos por algún problema de presbicia, tal vez conjuntivitis. Cuando terminé mi pregunta me pidió que le explicara mejor. Le dije qué curioso don Efraín (así se llamaba o así lo conocíamos entre el vecindario donde vivíamos) que usted no comprenda mi pregunta pero sí las tallas de los otros...

                    El viejo se puso serio. Me miró directo entre esas lágrimas que lo obnubilaban. Me pudo ver como a través de un parabrisas en medio de la lluvia. Y lo que me dijo me dejó petrificado. A continuación transcribo con mis términos a mi modo, más o menos, eso que le oí puesto que él usó un lenguaje vulgar. Debo admitir, eso sí,  que a pesar de esa limitación de vocabulario sus palabras tenían un fondo de aguda sabiduría:

                    «Le entendí desde el principio, amigo, sólo que quería estar seguro de su real interés por eso le pedí que me lo repitiera. Bien, le explico: eso que ustedes hallan gracioso yo lo he escuchado una y otra vez a lo largo de mis años, desde que era joven. ¡Imagínese! Lo que me sorprende después de todo este tiempo es no oír nada nuevo; siempre lo mismo. Por lo tanto, y aquí espero satisfacer su inquietud no me río de las tallas porque las conozco, sino en realidad me río de la estupidez humana. Si llega a mi edad, ya se dará cuenta usted».

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Don Efraín, cuyo apellido no recuerdo, fue un marino de la Armada de Chile. Como grumete embarcado visitó varios países, según contaba. Fue un antiguo vecino pencón del barrio Alcázar fallecido hace ya muchos años. 


miércoles, septiembre 25, 2024

PROMESAS VACÍAS: EL CORREDOR BIOCEÁNICO Y EL ESTADIO DE PENCO

GRÁFICA obtenida del sitio web araucaniasinfronteras .

TEXTO: Abel Soto Medina, Aficionado a la Historia.

                    Un corredor bioceánico es la conexión de dos océanos por vía terrestre ya sea por ferrocarril o carretera o ambas. Sin embargo, por más de un siglo en América Central dos océanos han permanecido conectados gracias a la ingeniería por vía fluvial y de exclusas: el Canal de Panamá. Éste ha permitido, por ejemplo, a los neoyorkinos ir desde el Atlántico a Los Angeles en el Pacífico de un modo más rápido, que si lo intentaran vía Estrecho de Magallanes, que en años muy anteriores era lo tradicional.

                    Pero, entremos en la idea del Corredor Bioceánico que atañe a nuestra zona. El Diario El Sur del 04 de febrero de 1888, ejemplar N°1.581, publicó algunas tareas legislativas del año 1887, dentro de las cuales, resaltaba, que Talcahuano debería tener un Dique, para la reparación de embarcaciones aprovechando la gran cantidad de Veleros y Buques que hacían escala en la Bahía de Concepción, ya sea para descargar o cargar mercaderías o simplemente para abastecerse con pertrechos y seguir su itinerario, hacia el sur o norte.

                    En este mismo contexto del acuerdo legislativo, otra iniciativa era la de construir un Corredor Bioceánico, que uniría vía ferrocarril, las ciudades de Bahía Blanca en Argentina y Talcahuano, Chile. El comentario optimista de entonces era cuánto adelanto traería tal iniciativa para el intercambio de productos de todas las ciudades y pueblos por donde se extenderían los durmientes y rieles. Se agregaba que con ello las localidades pequeñas podrían acercarse más y aprovechar el progreso... Y con el comercio en desarrollo, sin duda llegaría el intercambio social y cultural entre los habitantes los que poco a poco irían manifestando la amistad entre los pueblos, sorteando con ello, la gran muralla de la cordillera de Los Andes. El Corredor contribuiría a superar las dificultades que nos separan. Conclusión, todos los esfuerzos son válidos cuando se proponen el bienestar de los habitantes. Al menos esa era la idea que flotaba en el ambiente.
                    Han pasado sólo 136 años de aquella iniciativa del Congreso que nunca ha plasmado. Sin embargo, acá localmente en la zona del Gran Concepción, cada cierto tiempo reflota esta idea del Corredor especialmente en tiempo de elecciones, cuando las promesas brillan en los discursos o programas que presentan los aspirantes a Alcaldes, Diputados, Senadores, y hoy los omnipotentes Gobernadores, cuyos poderes se han ido conociendo poco a poco, día a día durante estos últimos años, porque antes no se sabía mucho.
                    Alguien podría decir que una obra de esa envergadura hoy, no sería práctica, no conviene, no es comercial, no es apta, etc. NO. Basta recordar que recientemente cuando los movimientos del Puerto Coronel se vieron interrumpidos, los Puertos de San Vicente, Lirquén, Talcahuano y Penco, respondieron y estuvieron presto a suplir esa labor gracias a su capacidad instalada, infraestructura y conectividad. ¿Se imaginan ustedes si nuestros puertos, tuvieran un mayor flujo gracias al ferrocarril y el Corredor Bioceánico, cuánto trabajo generaría toda esta actividad? La pregunta es fácil, la respuesta la tienen, quienes detentan el poder representativo, así como también, la empresa privada, ¿no le parece señor lector?
                    Buscando mayores antecedentes para esta crónica, me sorprendí al extremo de renunciar a seguir escribiendo, pues la materia es mucho más que una simple nota como la que expongo (1). Es un asunto mayúsculo en importancia.
                    En todo caso, lo mío, es sólo para poner el tema en el tapete, en estos tiempos de «elecciones populares y promesas por doquier». Y  ya que estoy en esto, no puedo dejar de mencionar algo muy relevante para nuestra comuna, como es el tema del Estadio. Los pencones no olvidamos las promesas incumplidas, por cuanto en 1952, el Ejecutivo autorizó por ley, a solicitud de la Municipalidad, préstamos para que ésta construyera un Estadio para la comuna, hecho que no se concretó. Después del cierre de CRAV (1976) y el posterior desmantelamiento de la Refinería, de su campo de fútbol y de las otras instalaciones para el arte, el deporte y el bienestar, nos quedamos a brazos cruzados, sin Estadio. Hoy en día los vecinos bien saben que Penco es la única comuna de Chile, que no tiene Estadio. Quizás bien valga recordarles a las nuevas generaciones de ediles en campaña que tanto Penco como el Gran Concepción han sido víctimas de promesas vacías tanto en lo relacionado con la ilusión del Corredor como del sueño del Estadio. 

LA INOLVIDABLE Cancha de la Refinería y después de Loza-Penco.
El campo de juego que nos farreamos.

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(1) Link de video con el tema de la integración Chile-Argentina Sur:

https://observatorio.repri.org/2023/07/25/integracion-fisica-ferrocarril-entre-argentina-y-chile-el-caso-del-proyecto-trasandino-del-sur/?utm_campaign=shareaholic&utm_medium=email_this&utm_source=email


martes, septiembre 24, 2024

«VECINO» Y «VECINA», PALABRAS ABUSADAS POR LOS POLÍTICOS

IMAGEN tomada de internet: www.rosyramales.com
 

TEXTO: JUAN ESPINOZA PEREIRA, Docente pencón radicado en Copiapó.

Tránsito desde el Vecino al Ciudadano

                    Durante el mes de septiembre apareció un grupo de personas en cada uno de los pueblos y ciudades del país, como si hubiesen despertado de un largo sueño de cuatro años. Como que hubieran emergido de ultratumba.. y han comenzado a pulular por cada rincón de la sociedad con un lenguaje que no siempre es entendido por las personas comunes y corrientes. Jóvenes y otros no tanto los ignoran; los más adultos y ancianos(as) los miran con recelo, aunque saben que, a la hora de la decisión son pocas las alternativas y porque asumen que «la casa no puede estar abandonada».

                    Este grupo de personas, más parecido a una casta, aunque con una ascendencia ignota (por cierto), pero sí otorgado por padrinazgos non sacro. En su peregrinar citadino, llevan palabras, frases e ideas que, de ser tantas veces resignificadas durante ese ostracismo de cuatro años, han perdido valía: «querido vecino,» «nuestra comuna», «vecina necesitamos empoderarlas», «no podemos soportar vivir así, aislados» y un cuánto hay de frases vacuas que no hacen más que degradar a los seres humanos de a pie. Por ahí van los unos(as) y otros(as), maquillados, con ropas modernas y llamativas, repartiendo estampitas con sus rostros muy circunspectos fotográficamente, dípticos con frases confeccionadas por publicistas anómicos. Por calles polvorientas que le provocan alergias van solicitando una selfy donde su rostro tan duro como el corindón(1), se contracta con una persona desdentada de una población cualquiera y, deseando que el día termine prontamente.

                    Ante la retahíla de resignificaciones de conceptos, vuelvo a los orígenes que para los pencones de antaño le han de resultar conocidos, sobre todo porque el concepto vecino se vivía en el día a día; así por ejemplo llamar a alguien vecino era porque esa persona estaba a mi lado, estaba dentro del lugar geográfico como el barrio, la población. La palabra vecino connota una profunda humanidad, de conocimiento de quien está al lado; es una expresión que conlleva valores profundos como solidaridad, hermandad que se ha cultivado por años. Los vecinos construyen su hábitat ecológico y social: las vecinas salían en las mañanas a barrer la calle, a regar a conversar y a buscar información sobre otros vecinos. Cada barrio poseía y posee lenguajes y ritos propios, con equipos deportivos y religiosidades disímiles; los vecinos están enlazados por la solidaridad y la capacidad para co-construir su entorno, están unidos por la colectividad, característica propia de la comunidad. Es en este ambiente donde cada cierto tiempo pasaba el vecino que vivía en la comunidad solicitando el voto para “la mejora” de la comunidad, durante el día avanzaba poco ya que invertía mucho tiempo en el diálogo con los vecinos, sin quejarse.

                    Dada las ansias de progreso impuesta por el mercado y el inconmensurable avance de las tecnologías que obnubilan a los incautos, la comunidad se va perdiendo y se pierde dando paso a la sociedad, donde las relaciones ya no son vis a vis, sino que las relaciones son impersonales; así el vecino desaparece y es reemplazado por el ciudadano que hace grandes esfuerzos cada día para ganar tiempo, «quien sabe para qué» dado que no crea lazos con los demás, sino que se refugia en su gueto subsumido en la soledad. Vive en una población o en edificio de departamento, pero sin relaciones humanas humanizante, refugiado en realidades virtuales; su mejor argumento para defender su postura es que siempre está conectado con los demás. Así, se puede sostener que el vecino que vivía en la colectividad, dio paso al ciudadano que vive en la conectividad; ese olor a humanidad, esa sonoridad del lenguaje corporal, dio paso al homo videns (Sartori, G) (2) con una colectividad virtual y que teme cualquier relación que sea humanizante. Sin embargo, este nuevo ser humano, a pesar de no confiar en el prójimo también recibe en su smartphone propaganda con rostros filtrados(sic) de vecinos que no conoce, con slogans que terminan convenciéndolo: «por nuestra seguridad» «para un mayor progreso», «para eliminar la corrupción», «por un sí a la vida», «a disminuir el Estado». Esta nueva casta con cara de diamante(3) invita a participar del próximo acto eleccionario y el ciudadano con toda su desconfianza, para sus adentros rumia la idea de que «la casa no puede estar abandonada».

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  1. Corindón, es el noveno mineral más duro que se encuentra en la naturaleza, sólo superado por el diamante (según escala de Mohs).

  2. Homo Videns. Giovanni Sartori escribió este hermoso libro, imagino en 1997 lo que estamos viviendo hoy en día. Recomiendo leerlo y se encuentra gratis en el ciberespacio.

  3. La escala de Mohs, considera este mineral como el más duro, que puede rayar a todos los demás, pero él no puede ser rayado por otro.

  4. COMENTARIOS: ...Entonces el vecino era el que cruzaba la vereda para ir a pedir a su vecino del frente una taza de harina, de azúcar o dos panes.El ciudadano es el que cruza la vereda para preguntarle al ciudadano del frente si su cámara registró al ladrón que le robó la bicicleta del antejardín. / Los vecinos de Boco, en Quillota verán el partido de hoy tomando mate y con un brasero encendido. Muchos ciudadanos, incluído yo, lo veremos en un celular ...mientras hacemos la clase de Ética. Viva la libertad carajo, dijo Milei. / Buen artículo profe... Pero sólo para los apóstoles de Penco. Me atreví a enviárselo a mi jefa, la directora de SLEP-Atacama y comentó… ¡Notable! ¡Me honra que comparta su publicación director con esta humana!

domingo, septiembre 08, 2024

AVERIGUAMOS EL «SECRETO» DEL TÚNEL PASACALLE DE FANALOZA

JORGE DARWIN SOTO MEDINA nos contó con lujo de detalles aspectos olvidados de Fanaloza. En esta foto del recuerdo Soto Medina recibe a Patricio Renán, ídolo de Penco, en su oficina de ex LozaPenco. Las historias loceras que nos narró están contenidas en esta crónica.
 

Por Abel Soto Medina                    

El tema que dio origen a esta nota se inició con una simple conversación sobre el túnel aéreo de Fanaloza, datos concretos y nombres de personas –profesionales y trabajadores– de la industria, que después y sólo por un tiempo se llamó Loza Penco. Estos asuntos eran una inquietud personal, que imagino son también de muchos curiosos, que en mi caso necesitaba aclarar. Y una fuente seria de consulta resultó ser don Jorge Darwin Soto Medina (*), un hombre pleno de conocimiento vivencial de la industria locera.

                    Y qué mejor tema para entrar en materia que despejar mi incógnita acerca del uso que la fábrica le dio a aquella famosa pasarela sobre la calzada de Freire donde se leía FANALOZA, como si se hubiera tratado de un bizarro letrero publicitario de pasacalle. Eso era por fuera, pero ¿qué había por dentro?
                    ¿Buena pregunta? Sólo puede responderla con propiedad alguien conocedor de la historia de la fábrica por experiencia directa (**), que no la haya tomado de libros, ni de notas de prensa en alguna biblioteca o la haya oído decir de otros. Porque siempre será mucho más confiable escuchar a quien haya sentido los olores de la loza cruda, que haya respirado el polvo de la arcilla junto a los molinos de monótona rotación, o que haya caminado sobre los tablones de aquella pasarela en ambos sentidos.

DOS MOMENTOS DE LA PASARELA. Arriba, trabajadores de Fanaloza marchan a las olimpiadas con sus pares de CRAV en los años 60. ABAJO, una vista de la inundación de la calle Freire, bajo el túnel aéreo con la nueva designación corporativa: LozaPenco.

                    Así se desarrolló nuestra conversación con don Jorge Darwin, conversación que al final terminó en una entrevista:

                    –¿Qué «secretos» guardaba adentro esa pasarela?
                    –(Sonrisas) Ningún secreto misterioso. Debo partir diciendo, que la pasarela (o túnel aéreo) se constituyó en un ícono y símbolo de la empresa, toda persona que pasó bajo su sombra, cualquiera hubiese sido la razón y dirección, elevaba la vista para leer primero FANALOZA. Eso quedó grabado en su memoria, relacionándolo siempre con Penco, «La ciudad de Fanaloza», como versan unos grabados en las vajillas del restaurante Casino Oriente de Penco, que complementando su logo del pescado, agregaban dicha frase. Quizás mi respuesta puede ser, no muy satisfactoria para ti, pues no sé lo que esperas.

                    La verdad, yo nada en particular, sólo quiero saber qué había allí.

                Era una simple pasarela tipo túnel cerrado por todos sus costados, que conectaba dos sectores de la empresa, y que su objetivo era hacer más fluida la comunicación y traslado de algunos elementos de un sector a otro, acortando distancia por decirlo en palabras simples, y tomaba mayor importancia en los inviernos con las fuertes lluvias de entonces, que inundaban la calle Freire entre Infante y Toltén, lo que hacía imposible pasar a nivel de la calzada. Por tanto era una buena medida de protección para quienes debían transitar por las áreas productivas; que un locero, valoraba disponer de esa vía de comunicaciones.

                    La pasarela en todo su esplendor se puede apreciar en la foto de arriba que recuerda el desfile de trabajadores loceros portando la Bandera Chilena, encabezados por sus dirigentes, delegación de deportistas, que los llevaría al Estadio de la Refinería de Azúcar, para dar inicio a la 2da Olimpíada entre las empresas Fanaloza y Refinería Crav. En dicho torneo los trabajadores se transformaban en deportistas luciendo orgullosos los colores que los identificaba.
                    Volviendo al tema, sería fantástico, que se pusiera una gigantografía en el lugar (***), con la fotografía ya descrita, para evocar tiempos pasados, y devolver el honor a las memorias de tantos loceros que brindaron lo mejor de sus vidas en esa industria.
                    –Consulta sobre lo mismo don Jorge, ¿cuántos personajes que recuerde usted desfilaron por ahí?

                    –Bueno, concretamente el túnel aéreo unía la planta Vajillería y la planta de Sanitarios. Ahora, si le exijo un poco a mi memoria, diría que la primera planta de sanitarios siempre estuvo en el mismo sector, donde hoy se encuentra y había un horno, con una chimenea (****), casi similar a la que tiene Vidrios Planos (Lirquén), ya que ahí estaban los hornos para la fabricación de cajones de refractarios, que se utilizaban para el proceso de cocción en la fabricación de loza. Con el tiempo y la modernidad se fueron dejando de lado, fueron reemplazados por otros procesos que no requirieron de su participación en el proceso productivo. A modo de ejemplo, vamos viendo, si yo atravesaba desde Vajillería llegaba a Sanitarios donde había que bajar una escalera obviamente. Allí se encontraba la Gerencia de Producción, que encabezaba don 
Reginald Díaz Batchelor; el Laboratorio, que lo dirigía don Juan Arroyo Menke, con sus secciones de colores y barnices. Don Juan formaba equipo con el señor Emilio Heeler después que se retiró don Fernando Pulgar Ávalos. Otros destacables del sector, don Alfonso Marín y don Roberto Pierat. En esa ala de la fábrica estaban los Molinos a Bolas, cuya función era alimentar de pasta a la antigua planta de Sanitarios; se hallaba también en esa área la Bodega de Materiales, que la dirigía el gran futbolista de Fanaloza don Hernán Vidal Caballero; el Taller Eléctrico; la unidad de Mantención y la planta de Azulejos, que dirigía don Genaro Díaz Carlín, cuyo apoyo lo tenía en don

Edgardo Che Salinas Garcés. Las otras plantas menores en tamaño, pero no menos importantes, fueron las planta Planchuelas, bajo el mando de don Jorge Díaz Carlin, y su segundo Antony Vasey; la planta Porfina a cargo de don Genaro Díaz Martínez y planta Kitchen, en sus comienzo a cargo de Daniel Hormazábal. Todas esas instalaciones fueron las más destacadas en el área de Sanitarios original, cuya planta estaba bajo la responsabilidad de don Jorge Díaz Carlín y como encargado don Luis Jara González. Si uno iba caminando vía pasarela Fanaloza pero a la inversa de nuestro primer recorrido, del Área Sanitarios a la Planta de Vajillería, se iniciaba a través de la sección Decorado. Había un segundo piso, donde trabajaba el Jefe de la sección don Ernesto Ortiz y los trabajadores que registraban las producciones. En el primer piso don Fernando Sanz Camarena, que veía todo lo relacionado con las calcomanías. En este rubro y como Jefe de Decorado en su tiempo estuvo el señor John Clun, un profesional de origen
británico, quien jugó un papel importante, en el vínculo entre Penco e Inglaterra. Él viajaba frecuentemente a Londres y traía las calcomanías con diseños nuevos, que se replicaban acá, y el señor Sanz era el encargado reproducir. La planta de Vajillería estaba a cargo de don Eduardo Díaz Rony, y en la parte operativa por don Mario Silva. En esta área encontrábamos a los especialistas fileteadores, los hornos eléctricos dónde se colocaban las calcomanías a las tazas y platos, previo a su cocción, y todo el personal de la sección Decorado.

                    –Trabajadores que recuerde por sus aportes, aunque estamos seguros que todos fueron importantes...

Sí, efectivamente, todos los que pasaron por la empresa aportaron lo suyo, pero algunos por sus condiciones innatas dejaron su huella, como por ejemplo el escultor Hugo Pereira Díaz, que enseñó el Arte de la Pintura a un grupo de mujeres, algunas con conocimiento del pincel, otras aprendices, todas ellas dieron cuerpo a las piezas de porcelanas y porfinas. Su obra de escultor se puede apreciar en la Plaza de Penco, llamada Alegoría de las Américas. Llamó mucho la atención que cuando falleció nadie recordó su nombre. Otro grande dentro de la decoración fue su amigo el eximio pintor que compartió pincel con González Camarena en el Mural de la Casa del Arte de la Universidad de Concepción, me refiero al señor Albino Echeverría. Él por mucho años tuvo relación con la Pinacoteca de la U de Concepción. Quiero destacar que Fanaloza, dentro de sus políticas de integración, tenía un personal femenino de muy buen nivel profesional, que sin duda puso la mano fina en muchas decoraciones , especialmente en los Tornos, Fileteadoras, Pintados a Mano de piezas ornamentales. Siempre necesitaremos más tribuna para rendir un Homenaje a la Mujer Locera, y en el nombre de doña María Caamaño y de las Decoradoras y Pintoras, Helia Pérez Villablanca, María Ester Inostroza, Elba Cártes, Rebeca Montalba, Inelda Fernández, Sonia Quiroz, Ana Oñate, complementando este grupo la experta Decoradora Filomena Bórquez y otras distinguidas del pincel, etc. Incluyo en el necesario homenaje a numerosas otras mujeres que se desempeñaron abnegadamente en diversos servicios dentro de la empresa como labores en oficinas, apoyo técnico en el departamento de Bienestar, etc.

IMPORTANTE ROL FEMENINO en el desarrollo de Fanaloza, Penco.

                    Don Jorge Darwin queda pensativo un momento durante este conversación y considera que hay algo importante que se le ha quedado en el tintero...

                    Un recuerdo especial, dentro de los destacados como trabajadores loceros, obviamente cada uno en su área, podemos nombrar a Eduardo Lalo Órdenes, Augusto García, Anastelio Memo Durán, Armando Montoya, Pedro Villa, Osvaldo Rebolledo, Osvaldo Elgueta, Exequiel Chequelo Jara, y el popular Manuel Fernando Cabezón López Caamaño (hijo de doña María Caamaño ya nombrada). Me reservo para el final a don Enrique Careaga Romero, que llegó ser Alcalde de Penco, elegido por votación popular.
Mención aparte merecen los Encargados del Despacho de Sanitarios, los futbolistas del Fanaloza, Sergio Chueco Avilés, y Germán Mella.
                    –Bien, don Jorge, nos ha paseado por la pasarela Fanaloza, ahora le pregunto ¿quién fue el locero Jorge Darwin Soto Medina?
                    –Llegué a la empresa a comienzo de los años 60, cómo Contador de Unidades (registro de piezas producidas), posteriormente, postulé a Inspector de Turno, obteniendo después la Jefatura del área, después vino la Jefatura de Servicios Generales, y en el retorno de la producción de Sanitarios en Penco, fui designado para acompañar el proyecto del Ingeniero Cerámico don Leo Canessa Ossandón, quién por compromisos en Carrascal Santiago, no pudo estar acá, y se me nombró Jefe de la Planta Sanitarios de Penco.

Feliciano Palma y señora en una actividad social. A la izquierda, Jorge Soto Medina.                    
                    Para ir cerrando el tema, diremos que don Jorge, fue un ex trabajador de Fanaloza, que le tocó transitar por varios años, no digo cuántos, pero que vio nacer, crecer, modernizar, y también reemplazar equipos en las diferentes áreas productivas, pero quizás, sus más gratos recuerdos y satisfacción personal, fue haber, diseñado, creado, construido y puesta en marcha la Planta de Sanitarios N°2, que se ubicó en las ex instalaciones de la Crav Penco, un desafío mayor, pues había que adaptar lugares donde se refinaba azúcar, para diseñar, construir, poner en marcha y producir piezas de sanitarios. Para ello contó con la estrecha colaboración de los profesionales del rubro, como don Francisco Pérez, un experto en construcción de hornos; Juan Vega, técnico en matricería; José Bartolo Belmar, un especialista en pasta para sanitarios, y el diseñador César Martin. Todo lo anterior, eso sí, bajo la empresa Loza Penco.
INAUGURACIÓN DE LA PLANTA de Sanitarios N°2 de Loza Penco, en las instalaciones de la ex CRAV. De izquierda a derecha aparecen Jorge Soto, Kato Germany, el ex ministro Alfonso Márquez de la Plata y Feliciano Palma.


                    Por sus amplios conocimientos en el tema y en un período alejado de Penco, don Jorge fue llamado a hacerse cargo de la Gerencia de la empresa Sanitarios Colina en Santiago, podemos decir que estamos frente a un pencón que cuando habla, sus palabras huelen a caolín.
                    Para terminar la nota, diremos sólo queríamos saber algo más sobre la pasarela Fanaloza y al igual que en los tejidos, terminamos desenredando una madeja de secciones y personas sobre la empresa, y al hacer rodar la madeja, que al igual que un crisol, seguirá entregando historias loceras.

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(*) El entrevistado es hermano mayor de Abel Soto M.

(**) El filósofo británico Bertrand Russell llama aprendizaje ostensivo al que nace de una vivencia personal o experiencia directa, sin mediar la información que se pueda obtener de textos o de exposiciones de maestros.

(***) La idea que propone el autor de esta nota de instalar allí una gigantografía recordatoria de un ícono de Penco podría tener una alternativa, como fue la demostrada en Santiago, en mayo pasado, en que se recordó a la desaparecida estación Pirque en Plaza Italia usando una técnica de fantasía a escala real basada en la fotografía ampliada de esa estación.


(****) La chimenea aludida en el texto se vino al suelo con el terremoto del 21 de mayo de 1960.