domingo, septiembre 08, 2024

AVERIGUAMOS EL «SECRETO» DEL TÚNEL PASACALLE DE FANALOZA

JORGE DARWIN SOTO MEDINA nos contó con lujo de detalles aspectos olvidados de Fanaloza. En esta foto del recuerdo Soto Medina recibe a Patricio Renán, ídolo de Penco, en su oficina de ex LozaPenco. Las historias loceras que nos narró están contenidas en esta crónica.
 

Por Abel Soto Medina                    

El tema que dio origen a esta nota se inició con una simple conversación sobre el túnel aéreo de Fanaloza, datos concretos y nombres de personas –profesionales y trabajadores– de la industria, que después y sólo por un tiempo se llamó Loza Penco. Estos asuntos eran una inquietud personal, que imagino son también de muchos curiosos, que en mi caso necesitaba aclarar. Y una fuente seria de consulta resultó ser don Jorge Darwin Soto Medina (*), un hombre pleno de conocimiento vivencial de la industria locera.

                    Y qué mejor tema para entrar en materia que despejar mi incógnita acerca del uso que la fábrica le dio a aquella famosa pasarela sobre la calzada de Freire donde se leía FANALOZA, como si se hubiera tratado de un bizarro letrero publicitario de pasacalle. Eso era por fuera, pero ¿qué había por dentro?
                    ¿Buena pregunta? Sólo puede responderla con propiedad alguien conocedor de la historia de la fábrica por experiencia directa (**), que no la haya tomado de libros, ni de notas de prensa en alguna biblioteca o la haya oído decir de otros. Porque siempre será mucho más confiable escuchar a quien haya sentido los olores de la loza cruda, que haya respirado el polvo de la arcilla junto a los molinos de monótona rotación, o que haya caminado sobre los tablones de aquella pasarela en ambos sentidos.

DOS MOMENTOS DE LA PASARELA. Arriba, trabajadores de Fanaloza marchan a las olimpiadas con sus pares de CRAV en los años 60. ABAJO, una vista de la inundación de la calle Freire, bajo el túnel aéreo con la nueva designación corporativa: LozaPenco.

                    Así se desarrolló nuestra conversación con don Jorge Darwin, conversación que al final terminó en una entrevista:

                    –¿Qué «secretos» guardaba adentro esa pasarela?
                    –(Sonrisas) Ningún secreto misterioso. Debo partir diciendo, que la pasarela (o túnel aéreo) se constituyó en un ícono y símbolo de la empresa, toda persona que pasó bajo su sombra, cualquiera hubiese sido la razón y dirección, elevaba la vista para leer primero FANALOZA. Eso quedó grabado en su memoria, relacionándolo siempre con Penco, «La ciudad de Fanaloza», como versan unos grabados en las vajillas del restaurante Casino Oriente de Penco, que complementando su logo del pescado, agregaban dicha frase. Quizás mi respuesta puede ser, no muy satisfactoria para ti, pues no sé lo que esperas.

                    La verdad, yo nada en particular, sólo quiero saber qué había allí.

                Era una simple pasarela tipo túnel cerrado por todos sus costados, que conectaba dos sectores de la empresa, y que su objetivo era hacer más fluida la comunicación y traslado de algunos elementos de un sector a otro, acortando distancia por decirlo en palabras simples, y tomaba mayor importancia en los inviernos con las fuertes lluvias de entonces, que inundaban la calle Freire entre Infante y Toltén, lo que hacía imposible pasar a nivel de la calzada. Por tanto era una buena medida de protección para quienes debían transitar por las áreas productivas; que un locero, valoraba disponer de esa vía de comunicaciones.

                    La pasarela en todo su esplendor se puede apreciar en la foto de arriba que recuerda el desfile de trabajadores loceros portando la Bandera Chilena, encabezados por sus dirigentes, delegación de deportistas, que los llevaría al Estadio de la Refinería de Azúcar, para dar inicio a la 2da Olimpíada entre las empresas Fanaloza y Refinería Crav. En dicho torneo los trabajadores se transformaban en deportistas luciendo orgullosos los colores que los identificaba.
                    Volviendo al tema, sería fantástico, que se pusiera una gigantografía en el lugar (***), con la fotografía ya descrita, para evocar tiempos pasados, y devolver el honor a las memorias de tantos loceros que brindaron lo mejor de sus vidas en esa industria.
                    –Consulta sobre lo mismo don Jorge, ¿cuántos personajes que recuerde usted desfilaron por ahí?

                    –Bueno, concretamente el túnel aéreo unía la planta Vajillería y la planta de Sanitarios. Ahora, si le exijo un poco a mi memoria, diría que la primera planta de sanitarios siempre estuvo en el mismo sector, donde hoy se encuentra y había un horno, con una chimenea (****), casi similar a la que tiene Vidrios Planos (Lirquén), ya que ahí estaban los hornos para la fabricación de cajones de refractarios, que se utilizaban para el proceso de cocción en la fabricación de loza. Con el tiempo y la modernidad se fueron dejando de lado, fueron reemplazados por otros procesos que no requirieron de su participación en el proceso productivo. A modo de ejemplo, vamos viendo, si yo atravesaba desde Vajillería llegaba a Sanitarios donde había que bajar una escalera obviamente. Allí se encontraba la Gerencia de Producción, que encabezaba don 
Reginald Díaz Batchelor; el Laboratorio, que lo dirigía don Juan Arroyo Menke, con sus secciones de colores y barnices. Don Juan formaba equipo con el señor Emilio Heeler después que se retiró don Fernando Pulgar Ávalos. Otros destacables del sector, don Alfonso Marín y don Roberto Pierat. En esa ala de la fábrica estaban los Molinos a Bolas, cuya función era alimentar de pasta a la antigua planta de Sanitarios; se hallaba también en esa área la Bodega de Materiales, que la dirigía el gran futbolista de Fanaloza don Hernán Vidal Caballero; el Taller Eléctrico; la unidad de Mantención y la planta de Azulejos, que dirigía don Genaro Díaz Carlín, cuyo apoyo lo tenía en don

Edgardo Che Salinas Garcés. Las otras plantas menores en tamaño, pero no menos importantes, fueron las planta Planchuelas, bajo el mando de don Jorge Díaz Carlin, y su segundo Antony Vasey; la planta Porfina a cargo de don Genaro Díaz Martínez y planta Kitchen, en sus comienzo a cargo de Daniel Hormazábal. Todas esas instalaciones fueron las más destacadas en el área de Sanitarios original, cuya planta estaba bajo la responsabilidad de don Jorge Díaz Carlín y como encargado don Luis Jara González. Si uno iba caminando vía pasarela Fanaloza pero a la inversa de nuestro primer recorrido, del Área Sanitarios a la Planta de Vajillería, se iniciaba a través de la sección Decorado. Había un segundo piso, donde trabajaba el Jefe de la sección don Ernesto Ortiz y los trabajadores que registraban las producciones. En el primer piso don Fernando Sanz Camarena, que veía todo lo relacionado con las calcomanías. En este rubro y como Jefe de Decorado en su tiempo estuvo el señor John Clun, un profesional de origen
británico, quien jugó un papel importante, en el vínculo entre Penco e Inglaterra. Él viajaba frecuentemente a Londres y traía las calcomanías con diseños nuevos, que se replicaban acá, y el señor Sanz era el encargado reproducir. La planta de Vajillería estaba a cargo de don Eduardo Díaz Rony, y en la parte operativa por don Mario Silva. En esta área encontrábamos a los especialistas fileteadores, los hornos eléctricos dónde se colocaban las calcomanías a las tazas y platos, previo a su cocción, y todo el personal de la sección Decorado.

                    –Trabajadores que recuerde por sus aportes, aunque estamos seguros que todos fueron importantes...

Sí, efectivamente, todos los que pasaron por la empresa aportaron lo suyo, pero algunos por sus condiciones innatas dejaron su huella, como por ejemplo el escultor Hugo Pereira Díaz, que enseñó el Arte de la Pintura a un grupo de mujeres, algunas con conocimiento del pincel, otras aprendices, todas ellas dieron cuerpo a las piezas de porcelanas y porfinas. Su obra de escultor se puede apreciar en la Plaza de Penco, llamada Alegoría de las Américas. Llamó mucho la atención que cuando falleció nadie recordó su nombre. Otro grande dentro de la decoración fue su amigo el eximio pintor que compartió pincel con González Camarena en el Mural de la Casa del Arte de la Universidad de Concepción, me refiero al señor Albino Echeverría. Él por mucho años tuvo relación con la Pinacoteca de la U de Concepción. Quiero destacar que Fanaloza, dentro de sus políticas de integración, tenía un personal femenino de muy buen nivel profesional, que sin duda puso la mano fina en muchas decoraciones , especialmente en los Tornos, Fileteadoras, Pintados a Mano de piezas ornamentales. Siempre necesitaremos más tribuna para rendir un Homenaje a la Mujer Locera, y en el nombre de doña María Caamaño y de las Decoradoras y Pintoras, Helia Pérez Villablanca, María Ester Inostroza, Elba Cártes, Rebeca Montalba, Inelda Fernández, Sonia Quiroz, Ana Oñate, complementando este grupo la experta Decoradora Filomena Bórquez y otras distinguidas del pincel, etc. Incluyo en el necesario homenaje a numerosas otras mujeres que se desempeñaron abnegadamente en diversos servicios dentro de la empresa como labores en oficinas, apoyo técnico en el departamento de Bienestar, etc.

IMPORTANTE ROL FEMENINO en el desarrollo de Fanaloza, Penco.

                    Don Jorge Darwin queda pensativo un momento durante este conversación y considera que hay algo importante que se le ha quedado en el tintero...

                    Un recuerdo especial, dentro de los destacados como trabajadores loceros, obviamente cada uno en su área, podemos nombrar a Eduardo Lalo Órdenes, Augusto García, Anastelio Memo Durán, Armando Montoya, Pedro Villa, Osvaldo Rebolledo, Osvaldo Elgueta, Exequiel Chequelo Jara, y el popular Manuel Fernando Cabezón López Caamaño (hijo de doña María Caamaño ya nombrada). Me reservo para el final a don Enrique Careaga Romero, que llegó ser Alcalde de Penco, elegido por votación popular.
Mención aparte merecen los Encargados del Despacho de Sanitarios, los futbolistas del Fanaloza, Sergio Chueco Avilés, y Germán Mella.
                    –Bien, don Jorge, nos ha paseado por la pasarela Fanaloza, ahora le pregunto ¿quién fue el locero Jorge Darwin Soto Medina?
                    –Llegué a la empresa a comienzo de los años 60, cómo Contador de Unidades (registro de piezas producidas), posteriormente, postulé a Inspector de Turno, obteniendo después la Jefatura del área, después vino la Jefatura de Servicios Generales, y en el retorno de la producción de Sanitarios en Penco, fui designado para acompañar el proyecto del Ingeniero Cerámico don Leo Canessa Ossandón, quién por compromisos en Carrascal Santiago, no pudo estar acá, y se me nombró Jefe de la Planta Sanitarios de Penco.

Feliciano Palma y señora en una actividad social. A la izquierda, Jorge Soto Medina.                    
                    Para ir cerrando el tema, diremos que don Jorge, fue un ex trabajador de Fanaloza, que le tocó transitar por varios años, no digo cuántos, pero que vio nacer, crecer, modernizar, y también reemplazar equipos en las diferentes áreas productivas, pero quizás, sus más gratos recuerdos y satisfacción personal, fue haber, diseñado, creado, construido y puesta en marcha la Planta de Sanitarios N°2, que se ubicó en las ex instalaciones de la Crav Penco, un desafío mayor, pues había que adaptar lugares donde se refinaba azúcar, para diseñar, construir, poner en marcha y producir piezas de sanitarios. Para ello contó con la estrecha colaboración de los profesionales del rubro, como don Francisco Pérez, un experto en construcción de hornos; Juan Vega, técnico en matricería; José Bartolo Belmar, un especialista en pasta para sanitarios, y el diseñador César Martin. Todo lo anterior, eso sí, bajo la empresa Loza Penco.
INAUGURACIÓN DE LA PLANTA de Sanitarios N°2 de Loza Penco, en las instalaciones de la ex CRAV. De izquierda a derecha aparecen Jorge Soto, Kato Germany, el ex ministro Alfonso Márquez de la Plata y Feliciano Palma.


                    Por sus amplios conocimientos en el tema y en un período alejado de Penco, don Jorge fue llamado a hacerse cargo de la Gerencia de la empresa Sanitarios Colina en Santiago, podemos decir que estamos frente a un pencón que cuando habla, sus palabras huelen a caolín.
                    Para terminar la nota, diremos sólo queríamos saber algo más sobre la pasarela Fanaloza y al igual que en los tejidos, terminamos desenredando una madeja de secciones y personas sobre la empresa, y al hacer rodar la madeja, que al igual que un crisol, seguirá entregando historias loceras.

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(*) El entrevistado es hermano mayor de Abel Soto M.

(**) El filósofo británico Bertrand Russell llama aprendizaje ostensivo al que nace de una vivencia personal o experiencia directa, sin mediar la información que se pueda obtener de textos o de exposiciones de maestros.

(***) La idea que propone el autor de esta nota de instalar allí una gigantografía recordatoria de un ícono de Penco podría tener una alternativa, como fue la demostrada en Santiago, en mayo pasado, en que se recordó a la desaparecida estación Pirque en Plaza Italia usando una técnica de fantasía a escala real basada en la fotografía ampliada de esa estación.


(****) La chimenea aludida en el texto se vino al suelo con el terremoto del 21 de mayo de 1960.


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