sábado, septiembre 27, 2014

EL HOMBRE QUE RETRATÓ A LOS PENCONES EN COLOR SEPIA

Cámara de cajón que llegó a ser muy familiar en los paseos públicos.
          Tal vez no sepamos nunca cuántas familias penconas, niños, hombres y mujeres se hicieron retratar en la plaza de Penco por un fotógrafo que se ganaba la vida operando una cámara de cajón como la que ilustra esta nota. Era un hombre mayor, según lo recuerdo, enjuto y canoso. Sonreía permanentemente, usaba una cotona blanca y se ubicaba junto a la pileta que había en el centro. Su negocio marchaba muy bien los domingos y festivos cuando la gente iba a hacerse ver en nuestro principal paseo público, aunque haya voces que digan que la estación del ferrocarril concentraba más gente cuando pasaba el "chillanejo" y otras que defiendan a la playa en verano como el lugar de mayor circulación de personas. Pero, no callan los que añaden que la cancha de la Refinería concentraba a un grimillón de personas los domingo de clásicos del fútbol pencón.
          Pues bien, el fotógrafo de Penco “se hacía la América” en la plaza en aquellos días. Su cámara estaba montada en su trípode de madera con regatones de fierro en las patas para no resbalar. Y el hecho que se situara en el centro de la plaza le permitía disponer de agua (de la pileta) para lavar sus fotografías, secarlas tendidas en un cordel sujetas por pinzas y entregarlas a sus clientes. Esos días de fin de mes y bien soleados le permitían, entonces, ganar el dinero suficiente para solventar aquellas jornadas de lluvia o en que sin dinero los pencones lo último que harían sería tomarse una foto.
     Sentía que era su obligación que sus clientes salieran bien, perfectamente encuadrados, de cuerpo completo, con buena luz (natural), sonrientes (si ello fuera posible), con los ojos abiertos, las corbatas bien centradas en los caballeros y ellas bien peinadas. Incluso les ofrecía su peineta como parte del servicio y les sugería humedecerse el pelo con un toquecito de agua de la pileta. Así era la cosa.
      No recuerdo el nombre de ese fotógrafo, que se ganó la vida con ese oficio callejero y que estuvo allí pulsando el disparador de su cámara desde “tiempos inmemoriales”. De seguro vivía por ahí cerca (bueno, nada es lejos en Penco, en realidad). Hasta que desapareció del mapa pencón.
      Diez años después, por razones de mi trabajo, me correspondió visitar una casa de reposo en Concepción. Y, sin haberlo imaginado, ahí lo encontré. Estaba, de pie, en medio de un grupo de ancianos asilados y hacinados en ese recinto. Lo miré y sus ojos tristes me miraron también. Esbozó una sonrisa y le di la mano. Él ya no pronunciaba palabras, su senilidad se lo impedía. Es la última imagen que guardo del fotógrafo de Penco que con su oficio construyó, a su modo, parte de los recuerdos sociales en blanco y negro de Penco de esos años.

1 comentario:

La Colorina Fotografia Minutera dijo...

Hola Nelson. Yo hago fotografia mnuteta soy de San Pedro y me gustaria saber si tienes mas datos de este hombre. Tal vez en el asilo tengan sus datos psra rastrear su historia. Mi correo es lacolorina.fotominutera@gmail.com