miércoles, agosto 16, 2023

EL VALOR DE UN RELATO SIN INTELIGENCIA ARTIFICIAL

                                                          Foto: National Geographic

Por Juan Espinoza Pereira, docente.

JUAN ESPINOZA
            En una sociedad donde abundan los datos, es muy fácil que la ciudadanía sufra de infoxicación. Son muchos quienes se dejan encandilar por minúsculos brillos que son presentados como reflexiones y, los incautos los convierten en verdades que salen a difuminar en degradé, a través de las redes sociales o, aquella prensa pueril y comercial que ha perdido todos los principios éticos de informar, prensa que abunda en nuestra sociedad.

            Sirvan las anteriores palabras para reflexionar sobre la Inteligencia Artificial (IA) que, con una alharaca inusitada se ha expuesto en todos los medios de las más diversas maneras. Desde el necio hasta el neófito osan, sin tapujo, realizar pseudo comentarios, alcances, reflexiones, creencias, ignorancias, etc., con el único propósito de aparentar conocer sobre el tema y llamar la atención del incauto(a) sobre un tema que apenas conoce y que lo hace aparecer como una verdad, al igual que la falsa realidad que entregaban las sombras en el Mito de la Caverna (Platón). Los medios de comunicación oportunista han puesto sobre la mesa (para debatir nos han planteado) la “irrupción de la IA” y cómo ésta puede reemplazar al ser humano en muchas funciones; se nos plantea como si la IA fuera un tema recién descubierto y que estaría a nuestro alcance para que: “nos sirva,” “para ganar tiempo,tener más precisión,” y un cuanto hay de burdas excusas. No se puede desconocer que la ciencia ha tenido un avance exponencial en los dos últimos siglos, pero en nada ha contribuido a mejorar la calidad de vida del ser humano: “una promesa incumplida.”

            Volvamos al tema de fondo, la IA no es un tema de hoy, sino que ha sido un intento de resolver problemas y acotar tiempos en la resolución de problemas de la vida diaria con exactitud: he ahí el ejemplo de Pascal y Leibniz que en el siglo XVII desarrollaron máquinas que hasta hoy día se usan sin que el ciudadano común sepa de su origen. Pascal y su invención de la calculadora (1652) y Leibniz con el medidor de agua (1672), máquinas trabajando para el ser humano; oportuno es poner en valor el trabajo de esa maravillosa mujer rupturista para la época: Ada Lovelace, quien diseñó un algoritmo informático para hacer funcionar la “máquina analítica de Babbage” en 1842, una máquina para calcular programable; he ahí la génesis de la IA y cuyos autores han quedado en el marasmo del olvido. Es muy probable que esta información científica haya dado origen al hermoso libro “Un Mundo Feliz” (Huxley, A., 1932) que encontré en la gran biblioteca del Liceo de Penco cuando cursaba el primero medio y que leí con mucho entusiasmo.

            La IA tal como la conocemos hoy en día, se gesta con los trabajos de Alan Turing, al descifrar los códigos de Enigma, una máquina que era utilizada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, Turing es el padre de la IA al diseñar máquinas que pudieran pensar por sí mismas. Si bien su aporte fue valorado en su época, tuvo más peso la sanción moral que la sociedad pacata hizo en su contra por su condición de homosexual hasta aplicarle la defenestración social e histórica; pero se exalta el trabajo Oppenheimer para construir la primera bomba atómica, ocultando su actitud hipócrita, quien sabiendo que la guerra se estaba terminando, colaboró para que occidente (USA) haciendo estallar la bomba nuclear (disculpas por el juicio de valor). Hoy es exaltado a través del cine como un pro-hombre.    

      En el siglo XXI, muchos ven (pero no miran)(1) embobados y exultantes el desarrollo de la IA como una herramienta que estaría el servicio de la humanidad (sic), para un mejor bien-estar de los seres humanos (sic); aunque no pocos han descubierto que el desarrollo de la IA constituye un peligro para los seres humanos, pues muchos de los puestos de trabajo serían suplantados por los B1-66ER, dejando un rosario interminable de cesantes en la sociedad humana. De hecho, la IA ha estado presente en nuestras cotidianas vidas desde hace bastante tiempo: “pase usted cerca de una farmacia y al poco rato en su teléfono se aparecerán ofertas de ese puesto de venta”;” SIRI es una excelente acompañante para muchos(as) y les facilita vida, ya no es necesario acercarse hasta el interruptor para encender la ampolleta, ahora podemos ordenar a SIRI que lo haga y nos evitamos tanto esfuerzo de caminar y alzar el brazo para dicha operación, o engañar a la policía en las carreteras.”

            Ante lo expuesto podemos preguntarnos ¿por qué deseamos dejar de ser humanos? ¿por qué nos aburrimos de nosotros mismos? ¿por qué hemos perdido aquella maravillosa capacidad de asombrar-nos? ¿Por qué rechazamos aquel aroma de humanidad? ¿por qué ya no queremos descubrir los colores que tiene natura? ¿por qué transferir la responsabilidad de construir-nos a una máquina? ¿por qué ese loco afán de negarse a pensar por sí mismo?, etc.

            Vienen a mi memoria algunos episodios tragicómicos donde la negación para expresar emociones es transferida a “otros,” quienes han de sentir y pensar por el negacionista: Cantinflas escribano, donde expresaba las emociones escribiendo cartas para quienes no eran capaces de expresar lo que sentían. Está también el caso de Rosa Carmona (en Chañaral), quien en década de los ‘70 cobraba $10 por escribir una carta de amor y ella misma la iba a dejar a domicilio… ¿inteligencia emocional artificial? En definitiva, tanto ayer como hoy se busca a alguien o algo para que haga lo que nos corresponde personalmente.

            Hace un par de meses han aparecido algunas voces de alarma, porque se ha mirado los peligros que puede traer la evolución de la IA, sobre todo la de tercera generación que tendría la capacidad para pensar por sí misma, de pensar-se y construir una nueva realidad, su realidad que tal vez no guarda ninguna relación con nuestra realidad, es más podría ser que no necesite a los seres humanos. El cine de ciencias ficción puede convertirse en realidad si se sigue despreciando a la humanidad, investigando a través del robo de información y armando collage de datos que llaman conocimiento. ¿Se acuerda alguien de Skynet, o Animatrix? “A cuidarse…”hay peligro…” como nos diría Salvador Schwartzmann al termino de cada crónica en la radio.            

         En mi caso, prefiero las investigaciones locales del señor Abel Soto (también colaborador de este blog), quien es capaz de mirar la realidad y los sucesos de su pueblo, las personas y describirlos de manera amena, sin copiar paper ni robar información de la internet, sin recurrir a artilugios artificiales sino rescatando los colores y olores de la humanidad (espero algún día conocer a ese gran señor). Prefiero el olor a desierto florido y esa pléyade de colores que se desparraman por cerros y quebradas atacameña; recorrer los vestigios de vidas pasadas en cada asentamiento humano de este hermoso desierto de Atacama; el olor a coigüe y los pantanos con nalcas pencones; prefiero pensar por mí mismo.

            Cierro este escrito con una frase que no es de mi pertenencia, lamento no recordar donde la leí o escuché: “la vida [humana] es maravillosa, pero podemos hacerla terrible.”

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  1. Ver: acto biológico que todo vivo realiza.

Mirar: acto reflexivo que da origen al conocimiento.

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COMENTARIO:

Debo felicitar al profesor Juan Espinoza Pereira, por su gran artículo que seguramente con el tiempo crecerá por su contenido, porque el tema así lo amerita, quizás ayer fue tangencial, pero hoy es realidad y mañana puede ser demasiado tarde para abordarlo, por ello, el desarrollo y el nivel cultural expresado en lo escrito conduce a las felicitaciones y aplausos. Agrego, a modo de consuelo, que el Hombre seguirá siendo la piedra angular de la Humanidad. En este sentido recuerdo al escritor y poeta Walt Whitman: «El más leve movimiento de mi mano puede opacar todas las máquinas que ha creado el hombre». Y en lo que corresponde a mi nombre, en tan importante tema, me sorprendió gratamente, hecho que agradezco y recibo con la mesura atingente. (Abel Soto Medina).


3 comentarios:

Mgzarate dijo...

Un tema sumamente interesante, según la realidad que se vive actualmente dónde niños, jóvenes y adultos guiados a través de las redes sociales omiten tareas, obligaciones y lo más importante, disfrutar de lo que realmente importa debido a una mala interpretación y mala utilización de la IA. Explícito se refleja en las pantallas grandes, guiándose por el morbo y falsa información para captar la atención de los que ven pero no observan.
Debiese ser un tema de estudio para evitar aún mayores dificultades en los años venideros.

Erica dijo...

"¿por qué ese loco afán de negarse a pensar por sí mismo?" creo que eso es lo más peligroso de todo. El ser humano es un ente que por mas sentido de la racionalidad, empirismo e inteligencia, es el que mayor se niega a pensar y sentir por si mismo. Las nuevas formas que existen hoy en día de escapar de la realidad o tratar de vivir en piloto automático son cada vez más recurrentes y el desarrollo tecnológico merma toda capacidad de creación, ya que todo lo que "alguien" quiera crear "algo" lo puede hacer mejor.
Hoy escuché a un padre decir a su hija de la universidad "para que lo vas a leer si puedes decirle al ChatGPT (chatbot de inteligencia artificial) que te haga un resumen", frase preocupante si pensamos que ya se formaron profesionales en base a videoconferencias y ahora con IA.
Finalmente, creo que el clásico lema de "Hágalo ud mismo" ya casi no tiene cabida en esta nueva civilización.

Eusebio torres dijo...

La necesidad de pensar y dejarse llevar por lo automático,o por las tendencias que son moldeadas por la inteligencia que las programa. la cual da sus directrices.
La educación que nos convierte en usuarios de la tecnología y no el énfasis en el crear
Y la facilidad de lo inmediato lo quiero lo tengo.
Y no olvidar que la maquina la creó un hombre una mente y abierta al mejoramiento continuo.