Trabajadores de CRAV Penco en una sección de la industria. |
Al parecer la producción de azúcar candia o cande se hizo solamente con el fin de participar en una exposición en que la Refinería quería demostrar que estaba en condiciones de poner ese tipo de producto en el mercado. O sea, fue una partida menor y después CRAV no se embarcó en un proyecto de refinación de azúcar candia con fines comerciales.
Manuel Suárez recuerda que su abuelo explicaba que el azúcar candia o azúcar cande era el producto de una forma particular de cristalización de la miel, esa mezcla de agua y azúcar de caña necesaria en los procesos para que el producto final quedara de color blanco, como la conocemos. El azúcar cande es de aspecto grueso, la denominan también azúcar perla y en algunos países la llaman azúcar granizo. Es ideal para emplearla en repostería y una de sus características es que no se disuelve fácilmente y necesita más temperatura para fundirse.
Por tanto, CRAV estuvo en condiciones de producir azúcar candia, pero desistió de la idea y nunca llegó a convertirse en un proyecto. De tal modo que para muchos pencones y penconas de entonces, menores de edad, el azúcar candia no pasó de ser un juego que consistía en adivinar dónde, en qué manos de los participantes quedaba oculta la prenda de quien guiaba el acertijo recitando: “azúcar candia pasó por prenda, el que la tenga muy bien la esconda. Por aquí pasé, vendiendo ají, a todos les di, menos a ti. ¿Quién la tiene?”
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