martes, enero 21, 2025

DESAFÍOS PARA VALIENTES EN PENCO

                 Recorrer el muelle más largo de Latinoamérica

                    Recorrer el muelle de Cosaf es un desafío, pero no se sabe si autorizan, como para desarrollar un programa de visitas. Cuando yo hice el recorrido en los setentas, las condiciones de seguridad eran muy precarias para una persona común y corriente. Recuerdo que desde el extremo del muelle, la vista de Penco resultaba muy interesante desde la altura de la plataforma de unos diez metros. La distancia total a recorrer es de unos 1.800 metros. Por esa longitud es considerado el muelle más largo de Latinoamérica. No es recomendable hacer el trayecto solo.

                        Cruzar el túnel aéreo de Fanaloza

                    Pocas personas nos podrían contar hoy en día, cómo era el túnel aéreo de Fanaloza, ése que cruzaba calle Freire con el letrero FANALOZA como aviso de pasa calle y que ya no existe. El ducto unía dos plantas de la empresa locera. Hemos sabido que pasar por allí no era gran cosa, como cruzar por un puente techado, que tenía un par de ventanas para mirar al exterior. La buena altura a que se encontraba lo preservó de golpes por camiones excedidos de norma. Los únicos que trajinaban por su interior eran trabajadores que rara vez iban de un lado a otro y por carros cargados con loza cruda para el cocido en los hornos. Por razones obvias este desafío no se puede cumplir hoy.

              Llegar a la cima del cerro Copucho

                    Dicen que desde la cumbre del cerro Copucho es posible ver el mar y la cordillera (no tengo esa experiencia). El Copucho es un macizo poblado de bosques y plantaciones, se puede decir que es el cerro de Penco. No destaca mayormente en la línea de elevaciones de la cordillera de la costa, pero no por eso es un cerro fome. Hay senderos que conducen a la parte más alta desde donde se aprecia toda la bahía de Concepción. Un paseo al Copucho es una buena alternativa para una caminata saludable, tomar fotos y para la inspiración. Demás está decir que te puedes encontrar con interesantes ejemplares de la fauna silvestre entre los recovecos del cerro.

                 Cruzar el túnel de Punta de Parra

                           El mayor de todos los retos era cruzar el túnel ferroviario de Punta de Parra (es todavía y seguirá siendo). Resulta curioso saber que ese túnel atrae a más gente de Penco que de Tomé. ¿Será porque Tomé tiene otro túnel ferroviario hacia el norte para ir a recorrerlo y que está más cerca? Pero, ése es otro asunto. Bien, entrar por el lado sur y salir por la otra boca es un propósito heavy. No es para intentarlo en soledad. Recomendable llevar una linterna o con la carga del celu full. La choreza del ducto radica en que no es recto, que permita ver la salida desde lejos, tiene una curva a la derecha por lo que hay un tramo largo en que la visibilidad es cero. Esto ya es un riesgo de tropezón y caída si pretendes avanzar sin iluminación. Como para todo hay una cuota de fantasía, cuentan historias de terror, por ejemplo que se ven figuras o luces en la oscuridad que no tienen explicación. Eso está en los mitos. Lo que sí es real es la posibilidad de sufrir un ataque de pánico, esto es que quieras salir urgentemente de ese encierro. Por eso es bueno conocerse a sí mismo para saber hasta dónde estamos en control de nuestros «turu-rurus». En el cruce hay que aventar los pensamientos traicioneros. La clave para los temerosos es voluntad y control. Otro riesgo real es el desprendimiento de material como piedras o cascotes que nos puedan caer y golpear en la oscuridad. Eso es más peligroso, todo lo demás es literatura. Por cierto que estamos hablando de la situación hoy en día (2025). Cuando hubo servicio ferroviario en el pasado, mucha gente contaba de casos de personas sorprendidas dentro del túnel durante la pasada de un tren, particularmente cuando las locomotoras funcionaban a vapor. El susto era grande, pero había que tener autocontrol para permanecer pegados contra los muros interiores y evitar el accidente. No nos han llegado relatos de esos años de algún atropellamientos en el interior.

                   Atravesar a nado el Andalién

                  No es una cosa del otro mundo cruzar nadando el Andalién en la desembocadura, pero hay que hacer primero una evaluación personal, un chequeo de las condiciones físicas, porque podría haber complicaciones en medio de la corriente, un calambre, un «mate» inesperado y demasiado largo, sentirse congelado, etc. Hasta si ves un pecado muy grande pasar cerca tuyo te puede causar susto. Hay nadadores que hacen ese ejercicio como una rutina y también son ellos los que cuentan historias tenebrosas de encuentros cercanos con «cueros», animales míticos que algunos le hallan la explicación diciendo que son mantas rayas. En fin, puede haber sorpresas. Por eso antes de intentar cruzar a nado el Andalién hay que considerar además el viaje de vuelta. Si llegaste con dificultades a la otra orilla y temes volver nadando, la recomendación es caminar por el borde del río aguas arriba hasta alcanzar un punto donde vadear sin riesgo. Cruzar a nado sólo para contar el hecho como una hazaña no tiene sentido.

                    Ir a mariscar a la isla-islote

                   Esta no es ninguna aventura especial en tiempo de normalidad y cuando la marea está de baja ir a la isla-islote que asoma frente a la cancha de Gente de Mar. Se puede llegar caminando sobre la arena, salvo cruzar algunos charcos a pie desnudo, no hay más. Entretenido es llegar allí donde se puede recorrer toda la superficie sorteando piedras y pozones de agua, porque el islote no se seca nunca totalmente. Se pueden recoger algunos mariscos sabrosos sin valor comercial (en buena hora) como caracoles de mar de tamaño pequeño, alguna almeja o un bagre. Nada más, suficiente para un aperitivo.

                            ¿Dónde radica la aventura, entonces? En primer lugar, si permaneces mucho tiempo, el mar subirá sin darte cuenta y ya no será tan fácil salir caminando seco por arena firme, como a la llegada. Si eso te ocurriera, tendrás que atravesar metiéndote hasta el cuello en el mar antes de alcanzar la tierra firme. Y el segundo inconveniente es menos probable, pero no por eso imposible. Podría sorprenderte un sismo fuerte, capaz de generar un tsunami.¿Qué hacer? Salir lo más pronto posible y huir a un lugar seguro, porque un mar caótico podría agarrarte. En la historia tampoco sabemos que algo semejante haya ocurrido. No es recomendable adentrarse a la isla durante períodos en que se registran temblores demasiados frecuentes.





lunes, enero 20, 2025

FIESTA DE ANIVERSARIO DE LA POBLACIÓN PERÚ CON SABOR A BARRIO

LA BANDA CANGACEIRO, de Andy Urrutia, en su actuación
en el aniversario de la Población Perú (Foto FB, de A. Urrutia).
 


                    Todo un acontecimiento social y de sentido de pertenencia al vecindario fue la celebración de los 70 años de la Población Perú de Penco. Sus vecinos festejaron en el amplio pasaje Tomas Jones, donde se instaló un escenario para las actuaciones de los grupos musicales que conformaron la parrilla del show, donde se desplegaron algunas carpas para protegerse ya fuera del sol o de la lluvia y se ordenaron filas de sillas para que las personas presenciaran el espectáculo. Y no sólo eso, también se habilitó una pista de baile para cerrar la fiesta.

                    La Población Perú ocupa la manzana entre las calles Freire, Alcázar, Cochrane y Yerbas Buenas. Hacia Freire las casas eran originalmente de dos pisos y para entonces el resto de las viviendas era de una sola planta. Con una línea arquitectónica de fachada continua la población se construyó en un sitio baldío que contaba con una depresión en el centro, la que con las lluvias se convertía en un espejo de agua rodeada de abundante pasto y algunas matas de totora. Por el lado de Freire había algunas casas en mal estado como consecuencia del terremo de 1939. Exactamente en la esquina de Freire y Yerbas Buenas, en una de las casas que había sobrevivido relativamente bien al violento sacudón funcionaba un restaurán con el atractivo nombre de El Pobre diablo. La entrada era de vaivén y rememoraba los bares de las películas westerns. En el espacio mayormente desocupado de esa manzana se instalaban las fondas y ramadas en Fiestas Patrias y en verano llegaban hasta ese lugar los gitanos con sus carpas y sus bailes.

LA MANZANA donde se levantó la Población Perú era un sitio baldío, donde para los 18 se instalaban las fondas y ramadas. (Foto José Riquelme).

                    Para construir el proyecto Población Perú toda esa manzana se cerró con un cerco de tablas dispuestas en forma vertical. Así comenzaron las obras hasta la entrega de las casas a sus dueños. El bautizo no fue para nada tranquilo, porque mucha gente, que no tenía arte ni parte, madrugó y se tomó muchas viviendas. Por eso hoy el alcalde de Penco, Rodrigo Vera, quien se presentó en la reunión aniversario para saludar a los vecinos allí reunidos dijo que ésa fue la primera toma de ese tipo registrada en la historia de Chile. El temor de una intentona parecida se manifestó a comienzos de los años 70 cuando estaban a punto de ser entregados los departamentos de la población Ñancahuazu, posterior Lord Cochrane. Aunque en este caso nada se materializó y todo no pasó de una amenaza fantasma, los vecinos asignados tenían fresca la experiencia de la Población Perú y temían una toma irregular.

EL CUIDADO DEL BARRIO. Una vecina de la Población Perú
barre su vereda en el pasaje Tomás Jones.

                    A lo largo de estos 70 años los vecinos y ex vecinos de la Población Perú desarrollaron amistades y relaciones en las que todos se conocen y comparten. Llegado el caso se prestan apoyo solidario enfrentados a los rigores de la naturaleza. Su mística giró en torno a la gruta de la Virgen de Fátima que en esos años los primeros vecinos levantaron en el pasaje Tomás Jones y que fue bendecida por la Iglesia. Hasta un libro con la historia de la población salió a la luz en fecha reciente. Los lazos de amistad y el cariño mutuo se hicieron cada vez más fuerte, hecho que quedó demostrado en la celebración de estos 70 años.

                    Para armar una fiesta aniversario entre vecinos y ex vecinos se requería de una iniciativa y empujes para la organización del evento. El propósito halló en el vecino Andy Urrutia Riquelme a la persona indicada para la puesta en escena de la idea.

                    Hubo que hacer gestiones ante el municipio para conseguir los toldos, las sillas, los sistemas de amplificación, el escenario... Crear el afiche de invitación, organizar la parrilla programática implicó trabajo. Fue así como cuatro agrupaciones musicales se incorporaron a la pauta: el Grupo Folklórico Peumayén, La Escena, Cancaceiro y la Nueva Banda San Diego participaron exitosamente.

LA FIESTA ANIVERSARIO finaliza con un movido
baile de cumbias, interpretados por la Nueva Banda San Diego.

                    Sólo en un pueblo como Penco estas iniciativas que emanan de la creatividad de la gente y no de la autoridad política agarran vuelo y se convierten en manifestaciones virtuosas del vecindario. Ocurrió algo parecido en 1951, cuando don José Riquelme (QEPD), tío de Andy Urrutia, organizó un carnaval en la desaparecida población de emergencia, en Alcázar y Freire, frente a la Población Perú. La inicitiva, cargada de esfuerzo y de uso de recursos propios, se convirtió en una gran fiesta de los vecinos, 20 familias en total, con elección de reina y rey. Testimonios de esa lejana fiesta permanecen en fotografías en blanco y negro. Esta capacidad de aunar voluntades en orden a pasar un buen momento juntos es parte del adn de Andy.

EL CARNAVAL, fiesta de vecinos de la población de Emergencia, organizada
y financiada por don José Riquelme allá por 1951. (Foto colección Andy Urrutia).

                    En esta ocasión se entregaron diplomas conmemorativos y las personas que asistieron tuvieron la ocasión de conocer la historia a través de fotografías de esos años colocadas en el lugar.

                    Saludos vecinos de la Población Perú. ¡A festejar de nuevo en diez años más!

martes, enero 07, 2025

LA GRANJA COSMITO FUE «SANDÍA CALADA»

EL EMBLEMÁTICO EDIFICIO principal de Cosmito (1945).
 

                    Me intrigaban algunas preguntas en torno a la Granja Modelo de Cosmito de los años 40, que implicó una gigantesca inversión por parte de CRAV y que tuvo un vuelo corto, no alcanzó a mantenerse como era el plan empresarial. ¿Cuál fue la idea para hacerla? Sabemos que la empresa propietaria de las refinerías de azúcar de Penco y Viña del Mar miraban con preocupación su propia existencia futura porque no estaba asegurado el suministro de azúcar de caña importada, materia prima de la azúcar de mesa. Había señales de que la regularidad de los envíos podría variar y con ello hacer tambalear el negocio de la refinación de azúcar. Más aún, los intentos por producir caña en el territorio nacional para independizarse fueron un fracaso. Por eso en el directorio se adoptó la decisión de invertir en una nueva empresa de alimentos distinta a la refinación. Pocos dudaron en crear una que produjera hortalizas, carnes y, por sobre todo, leche.

                    Eso es lo que sabemos. Pero, nos falta algo. ¿Cuál sería el modelo inspirador a seguir?¿Había en alguna parte una empresa de esas características que fuera exitosa? No se trataba tampoco de inventar la rueda y correr riesgos probando. Nada más seguro que una sandía calada, había que simplemente copiar. De eso trata esta crónica tardía, decenas de años después que cerró Cosmito. Y la siguiente es mi hipótesis.

LA ESTANCIA San Martín en Cañuelas, cerca de Buenos Aires con las instalaciones de La Martona. (Vista Aérea, primera mitad del siglo XX).

                    El modelo a seguir estaba en Argentina. En el vecino país gozaba de prestigio internacional una lechería industrial llamada La Martona, considerada una de las la mejores empresas lácteas del mundo. En 1889, el hacendado y político de Buenos Aires, Vicente Casares fundó La Martona, que fue la primera empresa industrial de productos lácteos en ese país. Su nombre se debió, cuenta la anécdota, al apodo cariñoso que una niñera inglesa le dio a Martha Ignacia Casares, por entonces bajo su cuidado, hija de Casares y futura madre del reconocido escritor Adolfo Bioy Casares.

La Martona tuvo un desarrollo espectacular gracias al olfato emprendedor de su fundador, quien entre otras cosas introdujo el uso del hielo para el transporte de la leche. Carros y vagones viajaban abarrotados de hielo entre los tarros lecheros. Tenía al inicio 5.000 vacas y un predio de 8 mil hectáreas en el sector de Las Cañuelas. Y llegó a contar con 20 puntos de venta de leche fluida a público en la ciudad de Buenos Aires.

                    Vicente Casares (en la foto aparece con sombrero de copa) recorrió las plantas productoras de leche tanto de Europa como de Estados Unidos con el fin de elevar la calidad de la producción y la higiene de la leche en La Martona. Concurrió a la Feria Universal de Paris en 1889 para ver y adquirir equipos necesarios para mejorar la producción. Tenía vacas Holstein, Suizas y Durham y después incorporó holandesas que cruzó con las Durham. La Martona también tuvo crianza de caballos y porcinos. Estos últimos eran alimentados mayormente con los sueros producidos a partir de la fabricación de mantequilla.

TRABAJADORES de La Martona (izquierda) y trabajadores de Cosmito (derecha).

                    La Martona no sólo produjo leche para el consumo sino todos sus derivados, hasta yourt recién comenzado el siglo XX. Sus instalaciones eran la visita obligada de políticos y emprendedores de todas partes. Entre los visitantes ilustres estuvo el ex presidente de Chile Pedro Montt. Sin duda, directores y gerentes de CRAV la deben haber visitado muchas veces antes de pensar en un proyecto parecido para aplicar en Chile, más concretamente en Penco y en particular en Cosmito. Todas estas opiniones gravitaron en la decisión del directorio de lanzarse a la piscina para crear la Granja Modelo de Cosmito. Sólo faltaba el líder que encabezara la realización del proyecto y ése fue Walter Zwillinger, un agrónomo austríaco que también seguramente sabía de La Martona y que incluso tal vez la conocía. La Martona, creada en 1889 era una empresa seria, probada y muy rentable. Cuando se construyó Cosmito, La Martona ya había cumplido 50 años.

DEMOSTRACIÓN de ordeña manual en La Martona (izquierda) y vacas traídas de Argentina en Cosmito (foto de la derecha). 

                    Y a modo de conclusión de esta hipótesis, otra pregunta que exige una respuesta. ¿Por qué el edificio gerencial de Cosmito en su arco central tenía escrito sobre relieve «LECHERÍA»? Porque pudo haber tenido otro nombre más genérico, por ejemplo Granja. Pero no, decía Lechería, lo que a mi entender revelaba el verdadero fundamento del proyecto, que Cosmito llegara a convertirse en una gran planta lechera. Fue precisamente desde La Martona que se importaron vacas para iniciar la producción en Penco.

LA ANTIGUA planta lechera de Cosmito, arriba y foto de abajo, tareas de ordeña manual y mecanizada en Cosmito.

                    Y para finalizar, el sueño de CRAV con Cosmito duró pocos años, no fue lo suficientemente rentable para compensar la enorme inversión. Pudo contribuir también los problemas de conectividad para llegar con facilidad a los mercados. O tal vez sabían producir leche, hortalizas y carnes pero no se propusieron comercializar convenientemente. La Martona vendía directamente a los consumidores en locales dedicados distribuidos por toda la ciudad de Buenos Aires. Cosmito nunca hizo eso. No tuvo establecimientos comerciales. Sólo llevaba hortalizas en un coloso para vender en la feria de Concepción, embarcaba cerdos en ferrocarril para su fanaenamiento en la región metropolitana, y vendía leche por litros en carretelas por las calles de Concepción y Penco.

                    La Martona fue a la quiebra en 1978, luego de casi 90 años de exitoso trabajo. Comito, pese a toda la inversión y la extraordinaria calidad de sus productos, duró alrededor de diez años al alero de CRAV, aunque después siguió pero bajo una nueva idea.

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Fuente: Argentina en la Memoria, @OldArg1810  (X).

sábado, enero 04, 2025

BARCOS FLUVIALES EN LA BAHÍA

 

                    Esta embarcación de propiedad privada, «El Coelemu», prestaba servicios de transporte de personas y carga entre el puerto de Talcahuano y Tomé a inicios del siglo XX. Tenía las características de nave fluvial, similar a las que trabajaron en Valdivia, en el Río Imperial, en el Río Bueno o en el lago Llanquihue. Nótese el techo en la cubierta para proteger a las personas que preferían disfrutar del panorama. El Coelemu disponía de una cabina bajo cubierta para sus viajeros, si interpretamos que esa fue la razón de las doce ventanas a cada lado que se observan en la proa. La fotografía original en blanco y negro fue colorizada por Pavm y corresponde a la colección Fotos Antiguas del Gran Concepción. La imagen data de 1911. Si observamos con detención, la nave no atracó al muelle de carga de Tomé sino que desembarcó a su pasaje en botes. Estas personas saltaban a la arena en la playa evitando mojarse en lo posible. Los gallardetes desplegados a ambos lados del mástil daban un cierto acento festivo al viaje.

                    Este servicio compensaba los caminos en no buenas condiciones de la época que iban orillando la bahía. Aunque no manejamos más antecedentes, salvo los contenidos en la misma foto, es posible que «El Coelemu» o algún otro similar de la empresa también atracaba en Punta de Parra para desembarcar y recoger personal de la Armada que trabajaba en el fuerte naval instalado en la parte alta de ese lugar. Es menos probable que la nave en ocasiones se haya acercado a Cerro Verde en Penco para abastecer de combustible al faro en la punta de Cerro Verde Bajo. ¿Cuánto habrá durado cada viaje entre Talcahuano y Tomé y vice versa? ¿Unas dos horas?   

miércoles, enero 01, 2025

EL CORAZÓN DE FANALOZA

 
                    Todo el trabajo creativo inicial se concentraba en hacer un buen molde. Ahí se aplicaba el máximo de inteligencia y de arte y ahí también se presentaban el estrés y los dolores de cabeza. Las matemáticas, la geometría, las leyes de la física, herramientas indispensables; el gusto estético y el sentido común también tenían voz. La perfección de una matriz bien lograda no tenía precio.

                    Primero se diseñaba en el papel el artefacto a construir, después siguiendo el modelo lo hacían a mano con greda. Se introducían correcciones en este prototipo y cuando no había opiniones en contrario se le sacaba el molde con yeso. Prototipo y molde equivalían al positivo y el negativo en una fotografía antigua. Cuando la matriz estaba seca era pulida por obreros especializados. Con una pasta suave de caolín, arcilla y feldespato se rellaba el molde y después que la pasta se secaba se obtenía el primer ejemplar. Luego del cocido al horno, se lo sometía a exigentes pruebas de resistencia, de funcionamiento y respuesta al uso cotidiano antes de iniciar la producción en serie. Ya no bastaba con el buen molde, había que confrontar el producto que se obtenía de él con la realidad.

                    En la fabricación de los moldes descansaba la esencia de la fábrica, como hemos dicho, por eso ahí estaban los hermanos Díaz, Reginald, Facundo, Juan opinando y haciendo, se planteaban consultas técnicas, apreciaciones de mercado y finalmente se adoptaban decisiones. La sección moldes fue el corazón de Fanaloza. Cuánto conocimiento, cuánto saber hacer, cuánto de ingeniería y de arte que se ha ido con la desaparición de esta orgullosa ex fábrica pencona.


domingo, diciembre 15, 2024

LA MEMORIA DETRÁS DE UN BARQUILLO DE BOCADO


                    El barquillo de bocado, de la heladería REX se cuenta entre los sabores distintivos e históricos de Penco. El bocado era una combinación de proporciones exactas de leche entera, azúcar y vainilla, proporciones que eran el secreto mejor guardado de Rex, como la fórmula de la Coca Cola. La combinación resultaba en una pasta cremosa que se enfriaba al contacto con las paredes refrigeradas de la cubeta que la contenía y que giraba constantamente. Esta mezcla de color crema muy agradable hizo las delicias de miles de niños y adultos a lo largo de los años no sólo en Penco. Y tan exitoso debió ser este helado que los potenciales imitadores, si alguna vez los hubo, nunca dieron en el clavo con la «proporción áurea».  

                    El sabor bocado se convirtió en el caballito de batalla de Rex, propiedad en los inicios de la familia Zunino. Don Jerónimo Zunino inició la fabricación de helados en tres variedades clásicas: plátano, chocolate y bocado –obvio– que él vendía a la mesa en copas de vidrio en su salón de té en la década de los 40. Bastante experiencia en helados debió tener don Jerónimo, sin duda, obtenida en su Italia natal, donde las gelaterías han gozado desde siempre de fama internacional. Don Jerónimo tenía un hermano, don Atilio Zunino, quien luego de llegar de la península con forma de bota, terminada la segunda Guerra Mundial, se instaló con un negocio de abarrotes muy bien abastecido en la esquina de Alcázar con la línea. La estrategia comercial exitosa de don Atilio fue atender a los campesinos que bajaban de los cerros al pueblo para surtirse.

                    Pero, volvamos a la heladería. La fábrica heladera siempre estuvo ahí en su local situado por calle Penco entre Freire y la línea. De las manos de Zunino la heladería pasó a poder de don Ramón Marcos, un comerciante que administraba un negocio de otro rubro en Lirquén. Nunca pensó don Ramón que el cambio de giro le daría tanto reconocimiento a él como renombre a su producto. Porque en Rex don Ramón incorporó un cucurucho de masa de galleta crocante para sostener en el extremo superior un bolo de helado. Así saltó al estrellato el barquillo de bocado de la heladería pencona que trascendió en el tiempo y aún más allá de Penco.

RAMÓN MARCOS ACKEL

                    Estamos hablando de la historia de la fábrica de los años 60, no en lo que derivó hacia el presente. Ramón Marcos destacó en Rex por su afable personalidad y el cariño hacia sus clientes y sus trabajadores. «Si un niño llega sin dinero suficiente para comprar un barquillo, dale uno a nombre mío, para que no salga del negocio sin su helado», parecía ser instrucción para el vendedor, según recuerda hoy uno de sus empleados y administrador de entonces don José Medina Cruz (conocido como el Patricio Medina), con 34 años de servicio cumplidos en la heladería Rex. Don Pato está retirado desde el inicio de la pandemia, es casado con Gladyz Cifuentes Osorio. El matrimonio tiene cuatro hijas, todas profesionales. Patricio Medina tuvo 18 hermanos de los cuales quedan cinco, tres mujeres y dos hombres.

                    Mientras para los amantes de los helados lo importante de esta historia fue el barquillo de bocado, para don Patricio, la actividad de fabricar y vender también lo fue pero por sobre ella, estuvo siempre la persona de Ramón Marcos, su patrón, amigo y consejero.

PATRICIO MEDINA 

                    El corresponsal de nuestro blog, Abel Soto M., se encontró con el ex heladero en la feria de Penco y sostuvo con él una conversación sobre la historia de la fábrica. El siguiente es un resumen de lo que hablaron.

                    PREGUNTA: «Díganos algo de su experiencia en la fábrica...».

                    RESPUESTA: «En la heladería Rex empecé a trabajar a los nueve años como barrendero y después, a los 17, quedé a cargo de la fábrica. Don Ramón como patrón fue como mi papá. Era una persona muy educada, tranquila, amable con todo el mundo. De él aprendí mucho, incluidos sus buenos modales. Cuando falleció allá por el dos mil, Penco se despobló porque él se había ganado el corazón de la gente, a mí se me cayeron las lágrimas».

                    PREGUNTA: «¿Cómo influyó él en su vida como persona?».

                    RESPUESTA: «Sin duda, no sólo eso. Recordemos que fue reconocido dos veces como hijo ilustre. Fue un hombre bendecido. En los tiempos difíciles de Penco por problemas en las fábricas de Loza o la Refinería, él colaborada con la gente. Aportaba con su saco de papas o con 30 o 40 kilos de fideos para darle a los más necesitados. Le daba comida hasta algún gato que veía con hambre. Por eso don Ramón Marcos fue un hombre muy querido en Penco».

                    PREGUNTA: «¿Pero a usted, lo ayudó él?».

                    RESPUESTA: «Absolutamente, como que me ayudó a hacer mi casa. Él me daba consejos, yo fui un poquito loco en esos años, pero gracias a él me ordené, de él aprendí a comportarme y hoy soy el que soy».

                    PREGUNTA: «¿Qué le enseñó a usted esa heladería?».

                    RESPUESTA: «A llevarme bien con la gente, a mantener las cosas en orden, todo bien aseado. Nunca tuve problemas con salubridad. Cada vez que nos visitaban para inspeccionar nos hacían sugerencias que nosotros las aplicábamos de inmediato. La regla de oro de don Ramón Marcos era mantener la fábrica estable y en buenas condiciones para poder seguir trabajando».

                    La fábrica también vendía paletas de helados de agua, hechos con jarabes frutosos. Estos se vendían mayormente en la calle o en la playa. Uno de esos vendedores callejeros fue también muy conocido: Manuel Jara Cartes, alias el chupete helado. La actividad heladera continúa administrada hoy en día por uno de los hijos de Ramón Marcos, Maximiliano Marcos. Y los barquillos de bocado se han actualizado a barquillos de vainilla junto con muchos otros sabores todos de gran calidad.

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COMENTARIO:  Muchas gracias, nunca nadie se había dado el trabajo de hacer una nota sobre el trabajo y sacrificio que hizo mi padre por la fábrica de helados.

Siempre agradecidos de don Ramón quien siempre fue muy bueno con mi papito.
Mil gracias.
Ximena Medina (hija).


miércoles, diciembre 11, 2024

82 PASAJEROS HABÍA EN EL HOTEL CODDOU CUANDO VINO EL PDTE. BALMACEDA



Texto de Abel Soto Medina, aficionado a la Historia.

                    En el Libro de Oro de Penco, una página está destinada al Presidente de la República Don José Manuel Balmaceda, quién disfrutara de unas cortas vacaciones por Penco, motivo por el que se hospedó en el afamado Hotel Coddou de la época. Este hecho ocurrió a finales de enero e inicios de febrero de 1889. La nota del Libro de Oro se sustenta en las noticias desplegadas en el Diario El Sur de Concepción que indicaban que el mandatario llegó el 26 de enero vía ferrocarril desde la capital, acompañado de su familia, para realizar actos y visitas oficiales, pero principalmente destinadas a un breve descanso veraniego.

                    Sin embargo, el libro mencionado no registra quiénes de su familia lo acompañaban, y husmeando entre archivos gracias a la tecnología disponible hallamos los nombres de esos familiares que vinieron con él, seducidos por la fama alcanzada por el balneario pencón a nivel nacional y por los reconocidos servicios del Hotel Coddou. Acompañaban a S.E. don José Manuel Balmaceda su esposa la señora Emilia Toro Herrera, biznieta del presidente de la primera junta de gobierno don Mateo de Toro y Zambrano, conde de La Conquista. El matrimonio tenía seis hijos, 3 varones y 3 mujeres.

                    En la publicación del Diario El Sur del día 31 de Enero de 1889, apareció una lista de los ilustres pasajeros que para entonces se hallaban veraneando en el hoteal Coddou. Decía la introducción: «Penco. Las siguientes personas se encuentran veraneando en Penco, en el Hotel Coddou».

                    Dentro del grupo varones, se registra a José Manuel Balmaceda y entre las señoras aparece la esposa doña Emilia Toro de Balmaceda. Entre los jóvenes, está el hijo, Pedro Balmaceda T. y en la lista de las señoritas, aparecen las hijas, Elisa, Julia y María Balmaceda T.

                    Como mención, nada más, aparece un señor Galvarino Riveros, que bien podría haber sido, el mismo Héroe Naval, por sus gestas en la Guerra del Pacífico. En la batalla de Angamos participó en la captura del monitor peruano Huáscar. En la lista también figura un señor llamado, Adolfo Eastman, y bajo la misma lógica de lo anterior, no sería extraño, que el pasajero del Hotel Coddou, haya sido el Ingeniero en minas, graduado en Alemania, Adolfo Eastman Quiroga, quien fuera administrador de la mina de cobre Tamaya, ubicada en Ovalle. Fue diputado en varias oportunidades, y representante de Ovalle, Quillota, Vallenar, Limache Su máxima incursión en política lo llevó a ser Presidente del Senado durante 1891. Por su influencia y capacidades fue candidato a Presidente de la República en 1896, hecho que no se vio coronado para sus aspiraciones.

                    Bien podríamos los pencones sentirnos orgullosos, porque nuestra querida comuna, siempre fue visitada por ilustres personalidades del quehacer nacional, situación que sin duda, la historia se encarga de traernos al presente. Es necesario mantener esa ventana abierta de la historia para valorar todo aquello maravilloso que hicieron nuestros antepasados.

                    La lista de pasajeros vacacionando en el hotel Coddou para cuando estuvo aquí el Presidente Balmaceda en la siguiente (hemos seguido la ortografía original): Señores: Juan Agustín Barriga, Carlos Vial, F. Demetrio Peña, Carlos Eisenting, A. Sieyes, Barahona Vega, Gándara, Carlos Aldunate B., Rafael Ovalle, José Manuel Balmaceda, Eulojio Altamirano, Pedro Lucio Cuadra, Segundo Molina, Carlos Aldunate, Galvarino Riveros, Adolfo Eastman, Luis Rodríguez Velasco, Ismael Pérez Montt, Vicente Ábalos, Francisco Ossa, José Luis Vergara, Patricio Mackenna. Señoras: Mercedes Errázuriz de Vial, Filomena Ruiz Tagle de Pérez, Praxedes Rojas de Ávalos, Delia Guerra de Rodríguez, Zenarda Undurraga, Cristina Undurraga de Ovalle, Emilia Toro de Balmaceda, Elvira Novoa v. de Cisternas, Josefa Correa de Pardo, Josefina Mackenna de Quesney, Rosa Mackenna de Montes, Filomena Mackenna de Valdés, María del C. Mackenna Eastman, Clorinda Rosales de García, Adelina Talavera de Altamirano, Elvira Izasa de Vergara, Elisa Armstrong de Ossa, Isabel Peña de Aldunate, Eulojia Figueroa de Ossa, Domitila Ramírez de Riveros, Valentina Saldías de Barriga, Pelajia Errázuriz de Aldunate. Señoritas: Juana Rosa Ossa Armstrong, Laura Cisternas Novoa, Adela Cisternas Novoa, María Lastarria, Manuela Vargas, Clarisa Peña M., Julia Altamirano Talavera, Mercedes Izasa, Rebeca Viel, Luisa Quesney M., María Quesney M., María García Rosales, Rosa Montes M., Elisa Balmaceda, Julia Balmaceda, María Balmaceda, Elvira Amor, Dolores Amor, Fidelia Molina, Julia Vargas, Amelia Peña, Carmela Bezanilla, Laura Bezanilla Urrutia, Tránsito Álvarez. Jóvenes: Rubén Bascuñán, Eulojio Altamirano T., Carlos Altamirano T., Gabriel Rencoret, Pedro Balmaceda T., Nemesio Dávila, Arístides Pinto, Doctor Jorje Eckers Richard, Carlos Molina, Presbítero Alberto Gazmuri R., Francisco Ossa H., Domingo Echeverría.   




sábado, diciembre 07, 2024

MÚSICA Y ARMONÍA EN UN POEMA DE PENCO DEL SIGLO XIX

EL APACIBLE MAR DE PENCO EN EL CREPÚSCULO, 07-12-2024. 

                    De don Manuel del Campo sólo sabemos que escribía poesías y que pudo ser un vecino porque firmó éste, su poema en Penco. Por el estilo de la poesía que desplegamos aquí, deducimos que pudo tratarse de un profesor normalista. También imaginamos que en 1889, cuando escribió este hermoso poema, publicado en el diario El Sur, debió tener tal vez unos 30 años. Su estilo es simple y robusto al mismo tiempo, el vocabulario que emplea es rico, el ritmo de los versos agradan en la lectura y su descripción de la playa de Penco tiene la fuerza del testimonio vivo. Sus referencias contienen el romanticismo propio del siglo XIX presente en todas las artes de esos años.
                    Manuel del Campo conoció ese Penco que nosotros no tuvimos la suerte de conocer. La gracia de sus versos nos transmiten la imagen multicolor de lo que fue: las nubes doradas de la tarde, el trino de las aves, la musicalidad de los álamos y el quieto oleaje del mar. Todo pleno de solemnidad y paz. Tan distinto al bullicioso Penco de hoy con bocinazos, motos, semáforos. A nuestra ciudad del siglo XXI llega un vestigio del pueblo que fue.
                    Carecemos de más información de don Manuel. No tenemos más datos que su nombre y que publicó en El Sur, el 2 de febrero de 1889. El resto del perfil de su persona lo hemos inferido, aunque no comprobado. Sin embargo de su sensibilidad poética sabemos ya bastante igual que de su estilo relajado manifiesto en la inteligente correlación de los 47 versos que la componen. Hay un par de palabras que no son de uso común, por eso me permito anticipar sus significados para mejor comprender este Penco en poesía de Manuel del Campo.  Vocabulario: amartelados: atormentados. Nacaradas: blancas, brillantes e irisadas como perlas. Trova: composición poética para ser cantada. Miriadas: enormes cantidades.



PENCO

En un álbum

Por Manuel del Campo Y., Penco 29 de enero de 1889.


Poetas amartelados

Que, como a mí, os hace falta

La inspiración que da vuelo

Del pensamiento a las alas.


Venid si hallarla deseáis

Brilladora y soberana

A este vergel encantado

De esta primorosa playa.


¡Viérais cuando nace el día

Entre brumas nacaradas,

Qué concierto hacen las olas,

Qué juguetonas y mansas,

Formando copos de espuma,

Frágiles cual la esperanza,

Vienen a morir cantando

Trovas de amor en la playa!

¡Qué acento tan susurrante

Tienen al soplar las auras,

Y el volar de las abejas

Junto a la flor perfumada!

Y cuando entre nubes de oro

Llega la tarde encantada

¡Qué música tan solemne

Tan misteriosa y romántica

Se levanta entre las ramas

De los álamos frondosos

Que crecen en la montaña,

Con el batir tembloroso

Que hace el ave con las alas,

Cuando va en busca del nido

Porque ya la noche avanza

Y qué luceros tan bellos

Aparecen por miriadas

En el ancho firmamento

De la bóveda azulada!...


Y para colmo de dicha,

En esta hermosa morada


Centro de amor, la mujer

Que la belleza siempre ama

Busca aquí un nido y en él

Hace germinar sus gracias.


Aquí hay rubias seductoras

Morenas que el pecho abrazan,

Labios que juran amores,

Ojos que incendian las almas

Y en fin, aquí la ilusión

Se hermana con la esperanza.

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miércoles, noviembre 27, 2024

ATLETAS SENIORS DE PENCO COMPITIERON BAJO EL SOL DE COPIAPÓ

ATLETAS DE PENCO en el campeonato Master de Copiapó. En la foto, de izquierda a derecha, Mauricio de la Torre, Carmen Navarrete Valenzuela y Juan Rubio Rabanal. También estuvieron Jacqueline Núñez Roa, Jessica Torres Ulloa y Francisca Valderrama.
 DESDE COPIAPÓ (TEXTO Y FOTOS) DE JUAN ESPINOZA PEREIRA (DOCENTE).
                    

                    El reciente fin de semana (22 y 23 de noviembre) bajo el abrasador rayo del sol atacameño concurrí a la pista atlética de Copiapó para disfrutar de un programa de atletismo; grande fue mi sorpresa al comprobar que el estadio estaba con su capacidad completa de competidores tanto en las graderías como en diferentes partes del campo deportivo, cada cual exhibiendo sus destrezas: lanzamiento del martillo, jabalina y bala, salto largo y alto; por supuesto las ramas atléticas más conocidas. Ante mis ojos estaba desarrollándose el Campeonato Nacional Atletismo Master, un espectáculo sin mayor publicidad para una convocatoria aún más masiva; o sea, estábamos ahí sólo quienes seguimos las competencias del deporte. Me disponía a buscar un lugar para presenciar el encuentro, cuando de pronto veo a algunas personas con sus tenidas deportivas y que en sus espaldas se leía Penco; no lo podía creer, encontrar a pencones en este desierto enfrentando no sólo a competidores de diversas regiones del país pertenecientes a grandes clubes nacionales, sino a un sol que quema a los que ellos no están habituados, esa sequedad del aire que no dan ganas de respirar. Ahí estaban los pencones ya con algunas medallas en sus pechos, fruto de sus logros.

ASPECTO DE LA ENTRETENIDA competencia Master en Copiapó.

                    Un atleta master, es quien ha superado la edad promedio de un competidor de élite, es decir, desde los treinta años hasta los ochenta años. Impresiona ver desempeñarse en una carrera de 800 metros planos a personas de 75 a 80 años y, cómo ellos no abandonan, incluso en sus brazos portan cronómetros para medir sus tiempos personales. Sus capacidades biológicas han sido perfeccionadas para adquirir destrezas físicas por toda una vida. En este tipo de competiciones en la pista no hay lucha contra otros atletas, la lucha es personal y, si alguien tiene la suerte de ganar, el mejor premio es el aplauso del público y el saludo fraterno de sus contrincantes. Así lo pudimos ver en la prueba de los 10 K damas y varones ruta que se cumplió en nuestro orgulloso Parque Kaukary que se encuentra junto a un “río sin agua”, el Copiapó. Esta carrera, aunque se inició a las 08:00 de la mañana hizo sufrir a los atletas (pues el sol se levanta temprano en Atacama). Y al final, luego de alcanzado el intento, todos terminaron dándose apretados abrazos de felicitaciones.

                    Los masters pencones, unos(as) corajudos(as), no sólo competían contra el calor inclemente como hemos dicho sino también debían cumplir una actuación digna ante atletas de clubes grandes a nivel nacional como Universidad de Chile, Universidad Católica, Tierra de Campeones, competidores extranjeros y muchos clubes del Biobío (Yumbel, Chiguayante, Talcahuano, Concepción entre otros). ¿Qué falta para ser mejores?, sí falta. Para ser mejores implica entrenar, sacrificarse y soñar, como lo hacía nuestro Ramón Tapia Chambilla un maestro del deporte en Copiapó, quien sin recibir pago alguno, siempre estaba en la pista con niños, adolescentes y adultos entrenando y formando atletas para romper marcas, pero sobre todo, como decía: “Es importante ganar pero más importante es ser mejores personas, mirar la vida en forma positiva a pesar de todos avatares que pudiera haber en las familias.” ¡Grande don Ramón!

UN ATLETA OCTOGENARIO, a pasos de la meta, luego de vencer el ardiente sol de Atacama.

                    Mientras veía correr a un atleta octogenario en la pista, quien hacía ingentes esfuerzos por llegar a la meta, se me cruzó aquella imagen que la historia nos ha legado a modo de mito del guerrero de Maratón que corrió desde ese lugar a Atenas para dar la noticia del triunfo de los griegos sobre el ejército persa en el año 490 a.C. ¿Qué noticia portaba este atleta nuestro que corría para llegar a la meta en Copiapó? Tal vez ninguna o tal vez una muy importante: demostrar-se que sigue vivo, que su vida no ha sido en vano, que es un ejemplo para aquellos niños, adolescente y adultos con ojos pegados en las pantallas de celulares, conectados con nadie, evadiendo su realidad y despreciando las capacidades que les brindó la naturaleza. Ésa era la nueva que portaba aquel viejo atleta, ésa era su gran noticia y la comprendimos con todas sus letras.

                    Un aplauso a los pencones, mis felicitaciones por haber viajado a este agreste norte para competir consigo mismo.



miércoles, noviembre 13, 2024

ESA BAHÍA QUE TRANQUILA TE BAÑA

LA ISLA ROCUANT, curiosa isla rodeada de agua salada y agua dulce.
 

                    Si nuestra bahía de Penco (de Concepción) estuviera cerrada al océano, sería un lago con una capacidad de 4.500 millones de metros cúbicos de agua salada con una superficie de 180 kilómetros cuadrados. Una profesora de la Universidad de Concepción decía que nuestra bahía era como un mar interior. Bueno, casi un mar interior, porque tiene dos «compuertas»: la boca chica y la boca grande por donde se conecta con el gran océano, el más grande del mundo, el Pacífico. La profundidad promedio es de unos 25 a 30 metros, con una máxima de 50 metros cerca del cabo norte de la isla Quiriquina.

                    Estudios realizados por científicos de la Universidad Católica y de la Universidad de Concepción detectaron una estructura vertical de dos capas de agua, que salen y entran por la señaladas «compuertas». Primero, los trabajos de investigación marítima establecieron que el agua del mar abierto ingresa por una capa situada entre los diez metros de profundidad y el fondo marino y que sale por la capa de la superficie. Este ir y venir, alentado por los vientos del suroeste y el ritmo de las mareas, permite que el agua de la bahía se renueve aproximadamente cada 77 horas, esto es cada 3,2 días. Sin embargo, es preciso indicar que a este respecto falta información más actualizada.

UNA BARRERA de aves marina en el delta de río Andalién.

                    Nuestra bahía tiene dos islas. La más importante es la Quriquina, que es la que genera las dos bocas, la grande y la chica. Esta última la separa de la península de Tumbes y la grande, la separa de punta Cocholgüe. La más interesante del par de islas es Rocuant, porque justamente no parece una isla. Sin embargo, porque está rodeada de cuerpos de agua y pantanos que la separan de tierra firme no queda más opción que admitir que es una isla. Su curiosidad estriba en que por el lado norte la baña el mar y por el oriente y el poniente la aislan el río Andalién y el estero los Batros. Los pajonales divisorios se despliegan por el sur. Debe haber pocas islas de esta naturaleza en el mundo. De allí su interés. La isla Rocuant es un paraíso de aves silvestres de todo tipo.

                    La temperatura del agua de la bahía de Penco (de Concepción), oscila anualmente entre los 13 grados centígrados y los 17 grados centígrados. Aunque en verano puede llegar a los 18 grados centígrados ni siquiera podríamos decir que el agua es tibia, es definitivamente fría. Se debe a la corriente de Humboldt que arrastra aguas gélidas de la Antártida a prácticamente toda la costa de Chile y Penco no es la excepción.

LA PLAYA  DE PENCO y a la distancia la Boca Chica de la Bahía.

                    El río Andalién tiene un rol importante en las características de la bahía. Aporta agua dulce con un promedio diario de un millón de metros cúbicos. El flujo del Andalién añade turbidez al mar y agrega fango al fondo marino puesto que trae desechos ricos en nutrientes de zonas agrícolas y en parte urbanas. Estudios dicen que el agua del río penetra al mar hacia el norte y que después se gira al este. Este movimiento no es extraño en Penco puesto que en invierno, con las crecidas el mar arroja troncos de árboles a la playa que llegaron allí navegando por el Andalién. Durante los meses invernales es fácil de comprobar la turbidez en la línea de la costa a causa de las crecidas del río.

                    Mar interior, o lago salado, la bahía de Concepción le ha dado un toque a la personalidad de nuestros habitantes, es el eje en el que gira toda la geografía pencona, es el horizonte de la comuna y parte de su cosmología. Está en nuestro adn desde la llegada de los conquistadores. Este mar ha moldeado la historia, baste recordar que un maremoto (de tantos) obligó a la mudanza del antiguo Concepción desde Penco al valle de La Mocha. Nuestra bahía también nos hace soñar, cuando miramos los buques que entran y salen por la boca grande. Al contemplarlos nuestra imaginación nos habla: adónde se dirigen o de qué puerto del mundo zarparon para llegar aquí... ¡Gracias Dios por este don!

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Información: paper UC, profesores Mesías y Salinas.

IA.