Por más de setenta años coexistieron sin que mediara defensa artificial alguna la playa de los pescadores y la cancha de Gente de Mar. Cuando los botes eran arrastrados a la arena y permanecían allí para ser sometidos a reparaciones, los jugadores de fútbol se amparaban detrás de ellos para ponerse sus vestimentas y salir al ruedo a defender los colores de sus clubes. Fue seguramente esa cohabitación playa y cancha la que originó el nombre de Gente de Mar. Pero, hoy alguien ha ordenado construir esta fortificación de concreto para separar la cancha reduciendo a la nada a la playa de los pescadores. La Naturaleza sabia, si pudiera personificarse, sonreiría al ver esta pretensión humana. ¿Ese frontón detendrá una marejada? Es cosa de tiempo para ver el resultado. Ni hablar de una salida de mar…
Lo lamentable es que quienes lo construyeron no respetaron la playa, el sitio donde la gente se agolpaba los fines de semana en las mañanas para esperar a las embarcaciones con peces recién capturados que se vendían ahí mismo en los botes: de pescador a consumidor sin intermediarios. Era un espectáculo pintoresco lleno de vida. La familia Oliveros, entre otras tantas, comercializaban su producción de pesca en esa playa.
Aparte de ser antiestético y pretencioso, el malecón no traerá beneficios porque ha destruido la playa.
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