|
Don Juan Rifo y la señora Leticia Carrasco celebran 70 años de matrimonio. |
Quienes cumplen setenta años de matrimonio, bien podrían
tener un reconocimiento nacional. Pero, en este caso, basta con el
cariño de los familiares, los amigos, los cercanos y la comunidad pencona. Don
Juan Rifo y la señora Leticia Carrasco están felices festejando setenta años de
casados con la alegría y la admiración de todos.
|
El matrimonio Rifo Carrasco con dos biznietos. |
La vida de don Juan y de doña Leticia es un ejemplo de voluntad,
esfuerzo, amor y comprensión mutua. Él trabajó en Fanaloza en los años
cincuenta. Desde sus labores en la industria se propuso firmemente estudiar en
forma paralela al trabajo. Así, tomando cursos nocturnos consiguió la licenciatura de la
enseñanza media (educación secundaria se decía entonces). Al mismo tiempo, don
Juan Rifo siguió la afición de su padre, la música. Ejecuta con maestría
instrumentos de viento. En parte gracias a ese talento y a sus méritos se incorporó a la Armada
de Chile. Para desempeñarse en esa institución viajaba todos los días de Penco a Talcahuano
y vice-versa. Sin embargo, no dejó de perseverar con los estudios. Luego de
rendir el bachillerato (PSU de hoy) obtuvo el puntaje para ingresar a Odontología en la Universidad de Concepción. Estudió la carrera sin dejar de trabajar en la Armada.Terminado el ciclo de formación
profesional viajó a Santiago para rendir el examen de titulación en la Universidad de Chile (1964). Para
entonces la U penquista no tenía la facultad de otorgar el título. En la capital obtuvo su
diploma de cirujano dentista con distinción. De ese modo, comenzó a ejercer su
profesión en la Armada, pero también en Ferrocarriles del Estado. De eso han
transcurrido 50 años.
|
Otro aspecto de la celebración en familia. A la derecha de don Juan Rifo, su hija María Amelia. |
Don Juan Rifo se ha desempeñado además como un proactivo dirigente
vecinal. En su momento asumió roles importantes en el centro de padres y apoderados del Liceo de
Penco y al alero de la Iglesia se ha desempeñado con entusiasmo como agente
pastoral.
Junto con lo anterior que le significó un enorme esfuerzo,
también se preocupó de construir su propia casa en la dirección de calle Penco.
La edificó con sus manos. Diseñó, tomó las herramientas, adquirió maderas,
tejas, ventanas y puertas y manos a la obra. Al cabo de un tiempo tuvo su casa terminada.
En una sala especialmente habilitada ejercía su profesión de dentista. Todas
estas labores las realizaba con una buena cuota de humor y de enseñanza hacia
los demás. La sonrisa de don Juan siempre ha estado a flor de labios.
Su esposa la señora Leticia ha contribuido con él dándole
apoyo absoluto. Como dueña de casa
dedicó años de su vida al oficio de modista; con sus ingresos contribuyó a
sacar adelante los desafíos que se planteó don Juan. El matrimonio tuvo tres
hijos: Leticia del Carmen; María Amelia y Manuel Alejandro. Tienen nueve nietos
y diez bisnietos, niños y niñas que los llenan de felicidad.
Don Juan ha cumplido 90 años y siempre se lo verá alegre y
dispuesto a dar buenos consejos. Doña Leticia a su lado ha sido su apoyo
incondicional. Ambos son ejemplo vivo de sabiduría para alentar y
mantener el encanto del amor conyugal. Junto con ello siempre se desvelaron por su familia y
cuidaron como un tesoro la buena relación.
|
El sacerdote Julio Maulén Oteiza abraza a don Juan Rifo, quien está junto a doña Leticia. (Foto de M.V. Roa). |
Decíamos al inicio que don Juan y Doña Leticia celebran sus
70 años de vida matrimonial. Para tal efecto ha habido reuniones familiares en
su casa de calle Penco y recientemente ambos dieron testimonio de su amor
conyugal en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Ofició la eucaristía el
sacerdote Julio Maulén Oteiza, quien destacó y subrayó el entrañable modelo a seguir
para la comunidad pencona de don Juan y doña Leticia.
Nosotros modestamente nos ponemos de pie, nos quitamos el
sombrero y les extendemos un cariñoso saludo desde nuestro blog a estos amigos
dignos de elogios y merecidos reconocimientos.
3 comentarios:
gracias Nelson por este merecido reconocimiento a mis tíos,son de verdad un ejemplo de vida en el amor,ellos demuestran con su vida que sí se puede.
aagregar que además son autovalentes,todavía hacen gimnasia y natación en la YMCA en Concepción.
pienso que ameritan un reconocimiento de las autoridades de Penco de manera oficial.
otro dato y otro ejemplo para las barras bravas,70 años de matrimonio y ambos siguen año a año el campeonato e fútbol nacional,disfrutan de los resultados de su equipo favorito,salvo un detalle:uno es hincha del colo colo y el otro de la Universidad de Chile...y jamás se han trenzado en guerrilla alguna después de los clásicos.
Publicar un comentario