Un jockey actual junto a un cucurucho de papel de diario, dos épocas distintas. |
Grandes cantidades de papel de diario utilizaba Fanaloza
para facilitar el embalaje de sus productos. Las tazas, sus platillos y los
platos eran empacados en jabas de madera convenientemente envueltos en ese
papel. Con los azulejos se empleaba la misma técnica de empaque. Con ese papel
se aumentaba el volumen evitando así los golpes entre sí o con las maderas. Una
forma ingeniosa de cuidar la delicadeza del producto pencón.
Pero, los obreros aprovechaban el papel para fabricarse
gorros. Con puros dobleces y siguiendo patrones pre establecidos se hacían unos
cucuruchos que les servían para protegerse el pelo. De este modo, su
indumentaria de trabajo consistía de un overol de mezclilla azul, zapatos o
zapatillas y el gorro de papel. No había ingresado aún en Penco la moda de los
jockeys que conocemos hoy. Las esposas de los obreros que tenían habilidades
con la máquina de coser les hacían unos
jockeys con orejeras, parecidos a los del personaje «el Chavo». Pero esos
gorros, ellos los guardaban para cuando salían de la fábrica de regreso a casa
y abrigarse. Dentro de la industria imperaba el cucurucho de papel de diario.
El autor de esta nota con gorro de papel de diario. |
Había varias maneras de hacerse un cucurucho de
periódico. Bastaba un pliego del diario. Los obreros sabían cuáles eran los
dobleces que se debía aplicar y esa técnica les permitía ajustar perfectamente
bien al contorno de sus cabezas. Lo curioso era que no usaban ni pegamentos ni cintas adhesivas. Esos gorros daban carácter a quienes
los usaban, eran fachosos.
Los mencionados cucuruchos los copiaron después los trabajadores de la
construcción y los pintores de brocha gorda. Sin embargo, la costumbre se
perdió con la masiva invasión de los jockeys, las boinas y los gorros hip-hop. Hoy
en día muy pocos se acordarán de la técnica de los dobleces que había que
aplicarles al papel para convertir a un modesto trozo de diario
en un estiloso cucurucho para trabajar silbando o cantando en las faenas de esa Fanaloza de Penco que ya no existe como era entonces.
Los cucuruchos mencionados también tenían los estilos que les daban sus creadores. Había algunos tan bien hechos y tan bien ajustados a la cabeza que quienes los usaban parecían arzobispos sólo que el gris de la letras de imprenta no pegaba con los tonos morados o rojos propios del clero.
Los cucuruchos mencionados también tenían los estilos que les daban sus creadores. Había algunos tan bien hechos y tan bien ajustados a la cabeza que quienes los usaban parecían arzobispos sólo que el gris de la letras de imprenta no pegaba con los tonos morados o rojos propios del clero.
1 comentario:
Hola,sabes com hacer el gorro que muestras, quiero aprender a hacerlo, y tambien los cucuruchos de diario de para comorar en el almacen,
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