El profesor don Miguel González Gutiérrez, su esposa la señora Ana Parada Garrido y Gustavo González Contreras (nieto). La foto fue cedida a este blog por su nieta Ana Vera González.
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Una escuela de niñas funcionó por años
en el espacio que hoy ocupa el mercado municipal de Penco (que está
clausurado), en el pasaje entre calle Freire y la línea férrea. Fue director de
ese establecimiento don Miguel González Gutiérrez, recordado educador de Penco.
Aquella era una escuela elemental de segunda clase, según las clasificaciones
que se usaban entonces. Y como la mayoría de las escuelas de niñas, tenía grado
vocacional. Esto era que a las alumnas se les entregaban conocimientos
prácticos como costuras, modas, bordados y tal vez trabajos de cocina.
Lamentablemente
la escuela elemental se incendió a mediados de los años 40 (no
tenemos precisión de la fecha de ese evento). Para entonces la gente en Penco
decía que la causa de ese siniestro fue que una plancha de carbón que usaban
las alumnas quedó sin ser apagada y que por ahí comenzó el fuego. El espacio
que se creó tras el incendio se convirtió durante un tiempo en una cancha de
fútbol informal, hasta que las autoridades locales decidieron la construcción
de un mercado municipal, el que funcionó por décadas hasta su cierre actual.
En el espacio del mercado hubo antes una escuela de niñas. |
Don Miguel González asumió más tarde la subdirección de la
escuela N° 31, cuya historia la hemos narrado en otro post. En ese
establecimiento, que dirigía don Amulio Leyton García y un equipo de estupendos
profesores y profesoras, se forjaron en los años cuarenta y cincuenta
generaciones de pencones y penconas, de los cuales algunos se fueron de la
ciudad y otros decidieron establecerse. Sin duda esa gente recordará todavía
las excelentes clases recibidas en aquellos colegios de Penco.
El señor González era casado con la señora Ana Parada
Garrido, también profesora. Vivían frente a la plaza local por calle Maipú. Tuvieron
cinco hijos: Miguelina, Néstor, Gustavo, Gastón y Raquel. En el campo profesional, destacó por su abnegada labor docente en todos los ámbitos desde la disciplina del estudio a la formación integral de los estudiantes.
Ya en sus tiempos de
jubilado, don Miguel disfrutaba de la plaza, donde se paseaba y conversaba con
amigos rememorando antiguas anécdotas. Muchos lo recuerdan correctamente vestido de traje oscuro y chaleco en
cuyos bolsillos guardaba su reloj de cadena. El profesor González murió en
1978.
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