Este episodio ocurrió a comienzo de los años sesenta (1960). Hemos dicho en otros posts que Penco era el
mercado donde la gente de los campos aledaños vendía sus productos: fruta,
carbón, vino, leña, nalcas, etc. Ellos bajaban a la ciudad conduciendo sus
carretas de bueyes colmadas de esas cosas para regresar al día siguiente
apertrechados de abarrotes, herramientas nuevas e insumos…
Para poder vender lo que traían debían ir calle arriba y calle
abajo ofreciendo tal o cual cosa a los vecinos, hasta que lograban entregar la
última unidad de la carga. Era común ver estas carretas desplazándose
lentamente por las calzadas de tierra de entonces. Sus bueyes eran también
material de exhibición, qué carretero conducía los animales más bellos y mansos
arrastrando esos vehículos rudimentarios.
En una oportunidad la gente en la esquina de Yerbas Buenas y Las Heras
comenzó a murmurar por el paso de una de esas carretas. Ocurría que la yunta de
bueyes era muy desigual. Uno de los animales sobresalía en fuerza y estatura
respecto del otro. Pronto se dieron cuenta que el animal
más robusto era un toro. Fue tal la presión de la gente por saber el porqué de la situación, que el carretero tuvo
que explicar que debió enyugar a ese toro (domesticado) ante la urgencia de tener que venir
a Penco y por la emergencia que le significó la muerte súbita del integrante original
de la yunta justo en la víspera del viaje.
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