sábado, junio 24, 2023

LA VENA POÉTICA DE JOSÉ RIQUELME

JOSÉ RIQUELME
(1932-2005)
        Sabíamos que nuestro recordado don José Riquelme Araneda tenía muchos talentos que podemos enumerar. 

        Creador de un club deportivo (Atlético), diseñador de la vestimenta del equipo, constructor de una sede para su club, dibujante, fotógrafo, productor de pequeñas animaciones fotográficas a modo de clips que proyectaba contra un muro de su casa, organizador de fiestas de la primavera, recreador de escenas del evangelio con personajes vivos para las procesiones, proyectista de arcos de flores en honor a la Virgen, calígrafo, dirigente deportivo de la comuna. Todas estas virtudes que le salían del alma boceteaban el perfil de su persona y él las ejerció con un inimaginado entusiasmo y determinación. Y no habíamos dicho que todas esas actividades las hacía en tiempo libre, porque él trabajaba en Fanaloza. Lo que hemos enumerado se refiere a esas virtudes, que don José ejerció con gran entusiasmo.

        Lo que no sabíamos de él era su afición a escribir poesías e ilustrarlas con su habilidad para el dibujo y su imaginación. Este pasatiempo de José Riquelme lo supimos luego que su sobrino Andy Urrutia Riquelme descubriera recientemente entre sus archivos un cuaderno con sus poemas. En los años 40 y 50 los jóvenes con sensibilidad y gusto artístico cultivaban este género literario a modo de diario de vida, es decir, sólo para sí. No los compartían con otros.

        De las poesías que han llegado a nuestras manos, he escogido una, titulada Tony, inspirada en los circos que acampaban en el sitio baldío donde se hoy se levanta la población Perú. Desde las tribunas de uno de esos circos don José le prestó atención a un payaso e intuyó que detrás de su cara pintada había vivencias de dolor. A continuación he seleccionado unos versos de ese poema firmado por él el 1° de julio de 1958 y su respectiva ilustración.


EL TONY

Todo el público reía entusiasmado
por sus chistes y payasadas
[…]
pero
una gran pena su cuerpo lo invadía.
[…]
tan sólo él se daba cuenta de su pena
y el público reía con furor.
[...]
reía de su traje de etiqueta
de su gran corbata de
dos metros
y cuello de almidón;
de su traje pintoresco con parches
de uno y otro color.
De su peineta de medio metro
que hacía juego con su gran vestón.
[...]
el tony muy apenado para su
camarín se retiró
allí sentado melancólico frente a
su espejo
muchas lágrimas de pena derramó.
Entre sollozos recordó que el público
lo aplaudía
y entre ellos a su madre distinguió
tan sólo era una ilusión de aquella noche
que por su mente muy fugaz pasó.
El público aplaude entusiasmado
quizás... porque a ellos no les pasó.
A mí también se me fue mi madre
igual que a aquel tony de esa gran
función.

 

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