UNA RÉPLICA DEL VICTORIA, el único navío de la expedición de Magallanes que regresó a puertos españoles de los cinco que zarparon en 1519. (Imagen Getty / AFP/M. Fedouach; tomada de Deutsche Welle). |
A ese mar que baña nuestras costas –y todo el litoral occidental de las Américas–, el español Vasco Núñez de Balboa lo llamó Mar del Sur. Lo bautizó así el 25 de septiembre de 1513 cuando desde un peñasco lo divisó en el istmo de Panamá luego de una marcha fortazada a través de la selva guiado por indios amigos y amenazado por otros. Fue el primer europeo en divisar el océano más grande del planeta. Los conquistadores sabían de su existencia, pero nadie lo había comprobado. Luego de verlo don Vasco invitó a sus compañeros a disfrutar de la vista y en seguida todos bajaron, llegaron a la playa y se metieron al agua. Núñez de Balboa estaba henchido de orgullo por haber sido el primero. Siete años después, en 1520, otro europeo, Hernando de Magallanes entró con sus buques en ese mar al que él llamó Pacífico. Y, con respecto a los nombres, debió ser al revés, que Núñez de Balboa lo llamara Pacífico, porque según Stefan Zweig, el mar que vio el español era una quieta pátina azul, «una bruñida lámina de acero que se perdía en el lejano horizonte». Mientras que para el portugués Magallanes sí debió ser Mar del Sur, porque lo encontró al salir del estrecho, en el área de los islotes Evangelistas. Las naves de su expedición estaban navegando en un mar austral, quieto en ese momento, pero que en promedio nada tiene de pacífico. En fin, ¡cosas de la historia!, así como los deportivos dicen ¡cosas del fútbol!
Prevaleció el nombre que escogió Magallanes.
MAGALLANES (izquierda) pintura anónima. NÚÑEZ DE BALBOA (derecha), retrato idealizado del siglo XIX. |
Ni Núñez de Balboa imaginó a un país llamado Chile al sur del peñón desde donde observaba su mar recién descubierto. Sólo resonaba en sus oídos el nombre de un imperio demasiado rico –según le habían contado sus amigos aborígenes– que él quería conocer y al que los nativos llamaban Birú. Allí quería llegar don Vasco para adueñarse de esa fortuna, entregarla a la corona de España y conseguir el perdón de todas sus correrías (tema de otro post). Pero, ni siquiera alcanzó a construir las naves necesarias para rumbear al sur hacia Birú, porque cuando se reportó a Dorien en la costa oriental, su jefe Pedrarias lo detiene, lo acusa de crímenes y lo condena a que le corten la cabeza. Así murió el descubridor del Mar del Sur.
Hernando de Magallanes no tuvo mejor destino porque el gran océano tenía guardaba la misma suerte para sus dos descubridores. El portugués fue lacerado y muerto con armas de bambú por los nativos al mando de su jefe tribal Lapulapu en un combate en la isla de Mactán, del archipiélago de Filipinas, el 27 de abril de 1521.
Magallanes fue el primer europeo en navegar por aguas chilenas (el Pacífico), aunque de eso no haya tenido idea. Porque iba demasiado concentrado en llegar al gran océano avanzando lentamente por el laberinto del estrecho. Conseguirlo le tomó 38 días, desde que entró por el cabo Vírgenes, en la boca oriental, hasta que salió por cabo Deseado, hoy cabo Pilar, cerca de Evangelistas en el extremo oeste del estrecho. Seguro que Magallanes vio los humos y los fuegos cerca de las playas que revelaban la presencia de seres humanos, escribe el autor chileno Benjamín Subercaseaux. Pero, su meta era seguir viaje a las islas de la especias, las Molucas. Por eso no se detuvo. Subercaseaux nos dice, en tono nostálgico, que fue un desconocido marinero de la expedición de Magallanes el primero en contemplar la costa de Chile. Sigue Subserseaux diciéndonos que ése fue un tripulante que se quedó solitario en la popa. Él tuvo tiempo de recorrer con la vista el oscuro litoral que se abría al norte azotado por las marejadas y que el cronista Pigafetta no incluyó en sus notas del viaje. Era el Chile austral. Los otros tripulantes, incluido el capitán jefe, miraban hacia la proa esperanzados en hallar otras tierras muy al oeste del mar chileno y poder cumplir el sueño de Colón de llegar a las Indias navegando hacia occidente.
MARIO SOÁREZ, ex presidente de Portugal. |
En julio de 1993 el entonces presidente
de Portugal Mario Soárez realizó una visita a Chile para conocer el
estrecho que lleva el nombre de su compatriota y tributar en Punta
Arenas un homenaje de estado a su memoria. Fue un momento emocional
para Soárez navegar por ese mar, perfectamente informado de las
peripecias que debió enfrentar Hernando de Magallanes buscando
primero la vía de conexión marítima entre los dos océanos, sortear su intrincado recorrido, para tratar de
dar la vuelta al mundo y hallar la muerte en su intento.
DESCUBRIMIENTO DEL ESTRECHO DE MAGALLANES. Óleo de Álvaro Casanova Zenteno. |
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Momentos Estelares de la Humanidad, Stefan Zweig.
Chile o una Loca Geografía, Benjamín Subercaseaux.
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