domingo, septiembre 16, 2012

LA LOZA FUE EL ORGULLO INTERNACIONAL DE PENCO


A falta de información, los antropólogos y arqueólogos averiguan el pasado de los pueblos a través de su alfarería. Esas piezas de greda enterradas develan aspectos de la cultura desaparecida y de los usos y costumbres de las personas de esos años. La alfarería nos da pistas de la vida de los araucanos, por ejemplo. Y fueron esas piezas de barro cocido las que se usaron en el Penco colonial y bien avanzada la república. Ollas, platos y azafates se hacían a mano en los campos cercanos con técnicas indígenas. Carretas cargadas con estas piezas de arcilla cocida bajaban por los caminos y los alfareros de Primeragua vendían los platos por las calles de Penco y Lirquén. Hoy día los ofrecen en el Jumbo como un producto exótico, pero antes era lo normal.

Hasta que todo cambió pero no de la noche a la mañana, sí en pocos años. Desde el momento en que se instaló la fábrica de Loza de Penco, la historia ya no sería la misma y los arqueólogos y antropólogos del futuro ya no indagarán en el pasado buscando cacharros de greda, sino la cerámica barnizada de la loza pencona.

El siguiente es un trabajo que describe a la perfección cómo era la industria de la loza en Penco. El paper fue preparado en 1957 por don Fernando Pulgar Ávalos quien nos lo hizo llegar por Internet para su publicación. Es un texto muy entretenido e ilustrativo.


Fábrica Nacional de Loza de Penco S.A.




Por Fernando Pulgar Ávalos.

 La Industria Cerámica en Chile ha tenido un lento desarrollo si la comparamos con la evolución notable que se ve a través de su historia en Oriente y en Europa, según lo hemos reseñado. Las primeras manifestaciones de ella en nuestro país se encuentran en la cacharrería araucana que poco a poco pasa a convertirse como industria casera en alfarería común.

La única fábrica de loza fina que existe en la actualidad en el país está ubicada en Penco, provincia de Concepción, que inició su verdadero desarrollo y prestigio a partir de 1927, fecha en que a partir de una antigua industria fracasada, el conocido caballero español Don Juan Díaz Hernández de la ciudad de Concepción, fundaba en un ambiente de mucha reserva y poco propicio la actual fábrica.

La desaparecida Casa Matriz en Infante y Cochrane.

Sin embargo, la fábrica remonta su historia al siglo pasado. En efecto, en 1899 la encontramos ya en actividad gracias a la iniciativa de seis socios, entre los cuales figuraban Don Agustín y Don Arturo Edwards y el activo industrial Señor Tornero que había estudiado en Europa, especialmente en Alemania, la fabricación de loza y porcelana. Se veían en aquel tiempo los piques ubicados a tres cuadras del establecimiento y de los cuales se extraía la piedra blanca y de colores, materia prima de la industria. Luego, los galpones donde se lavaba el caolín y más allá todo el antiguo proceso de fabricación de platos y tazas. Trabajaban 60 hombres, 30 niños y 4 mujeres en la fábrica. Cada operario producía hasta 300 platos al día. Se pensaba producir también porcelana, pero todo estaba aún en vías de ensayo, y la venta al público no se había comenzado.


F.Pulgar con Edgardo Salinas en la Planta de Azulejos.
En 1905, la fábrica estaba en poder de otros dueños, los señores Cotelli y Klemm, que hacía 14 años venían desarrollando una extraordinaria actividad. La fábrica tenía a su alcance en sus inmediaciones las materias primas: arcilla plástica, llamada caolín, el cuarzo y las gredas. Poseía un horno circular de mampostería y otras instalaciones. Se trabajaba en tornos de alfarero al que los operarios daban rotación con el pie. Lo que producía la fábrica en 1905 era lo que en Europa se llama “porcelana dura”. El aspecto era elegante y fino. Concepción y provincias vecinas eran los mercados mayores de esa producción que ya empezaba a ir lejos y hasta fuera del país. Pero, el éxito detonante fue la entrada de esa loza de Penco en la Feria Tradicional de Chillán. Apareció compitiendo con las toscas ollas y jarros de greda, y muchas personas se negaban a creer que fuera hecha en el país. Porque la loza de Penco llevaba orgullosamente desde su nacimiento su sitio de origen y su calidad de Chilena.

El prestigio del que goza hoy esta industria nacional, en el más puro sentido de la palabra, ha traspuesto hace tiempo las fronteras del país, y es el resultado y esfuerzo continuado de la dedicación al trabajo de dos generaciones, cuyo fundador fuera don Juan Díaz Hernández.

A la obra del fundador en esta etapa moderna de la industria , han cooperado eficientemente sus hijos, quienes aportaron una mayor perfección a ella, mediante la complementación de sus conocimientos técnicos. Es así como Don Facundo y Don Genaro Díaz Boneu emprendieron un viaje de estudios a Europa, permaneciendo en cursos de práctica en las grandes factorías del Viejo Mundo.

Han prestado su constante colaboración a la fábrica los señores Gregorio, Luis y Raúl Díaz Boneu, hijos también del recordado fundador de la era actual de la industria. Desempeñaban las labores directivas superiores de la organización industrial.
En atención al rápido auge de la fábrica y ampliando el radio de negocios, en el año 1930 se formó una sociedad anónima con un capital inicial de 5 millones de pesos. Nuevas mejoras y una demanda creciente de los productos permitieron elevar a siete y medio millones ese capital al cabo de tres años.

Actualmente, con tres plantas productoras de Penco: Loza de Vajillería, Azulejos y Artículos Sanitarios (esta última adaptada también para fabricar vajillería); además de la fábrica instalada en Santiago, en Carrascal, donde se fabrica Vajillería de Porcelana y Aisladores eléctricos de alta y baja tensión, además de Artículos Sanitarios, el capital total de la Industria sobre pasa los mil millones de pesos.

En la actualidad se producen en Penco más o menos diariamente veinticinco mil piezas de vajillería de delicada factura y diseños, servicios completos de las más bellas ornamentaciones. La producción diaria de azulejos es de alrededor de 30.000 y su calidad en nada tiene que envidiar a los importados.

Entre las dos fábrica de artículos sanitarios, en Penco y Santiago, se elaboran semanalmente más de 15.000 piezas.


F.P.A. en sector de acopio de materias primas, 1954.
El personal que trabaja actualmente en la fábrica de Penco es el siguiente: 180 empleados, que tienen a su cargo la dirección industrial (ingenieros y técnicos), y la administrativa (contabilidad, estadística, bienestar, etc.); y 1300 obreros que laboran en las diversas plantas de producción.

El Servicio de Asistencia Social cuenta con un Departamento de Bienestar que atiende mediante su Policlínico con médico permanente, Servicio Dental, Sala Cuna y otros a la salud física de empleados y obreros; y a la salud mental mediante acertadas reuniones sociales y de divulgación cultural, como conferencias, presentaciones artísticas o actos deportivos o patrióticos.

El aspecto habitacional, aunque sigue siendo un problema, es paliado en parte por una población obrera que construyó la Fábrica en la localidad de Penco. Su manzana de casas parece ser el comienzo solamente de un plan de construcciones para obreros y empleados que se continuará en terrenos que tiene la industria para dicho objeto.

F.P.A.con el asesor técnico Gabriel Vargas, 1954
Como corolario podemos decir que continúa el ritmo creciente de progreso industrial de la Fábrica Nacional de Loza de Penco S.A. planificando y ampliando las diversas plantas. El obrero se ha especializado y se ha contratado a mayor personal técnico indispensable en una industria de esta categoría que requiere para su progreso y prestigio estar al día y adaptar las últimas novedades científicas e industriales mundiales.

Este control e incremento técnico de esta industria que va desde los yacimientos mismos de las materias primas hasta el producto finalmente elaborado, ha dado frutos tangibles y vemos cómo se ha aumentado la demanda nacional y extranjera, especialmente en países vecinos como Perú, Argentina y Uruguay.

La aplicación de normas científicas a una industria que empezó empíricamente, es labor preponderante del Técnico, en bien de la economía del país, y como resultado de una enseñanza técnico-industrial que Chile, afortunadamente trata de ampliar y perfeccionar.

Fernando Pulgar Ávalos, Penco, 1957.

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Post data:

Estimado Nelson:

Agradecido por apreciar mis notas sobre FANALOZA. Naturalmente puedes publicarlo en el Blog de Penco ,ya que no lo ha sido por otros medios. Esto ha sido extraído de mi Memoria para postular al Título de Químico Industrial otorgado por la Universidad Técnica del Estado U.T.E. (hoy USACH) en 1957.

Mi Tesis versó sobre la Industria Cerámica y mi trabajo teórico y práctico como Jefe de la Sección Colores y Barnices Cerámicos de esta industria en Penco.

Trabajé allí desde Mayo de l953 hasta Diciembre de 1957, retirándome voluntariamente para desempeñarme en la Refinería de Petróleos de Concón de la ENAP como Operador de Procesos en las diversas Plantas. Aquí con nuevas experiencias laborales y un post grado académico en la UTE, obtuve el Título de Ingeniero de Ejecución en Química.

Me es muy grato, poder aportar mis recuerdos a ustedes y reconocer la entereza de los habitantes de la ciudad de Penco que ha sufrido terremotos, maremotos y crisis laborales y políticas ,luchando por superarlas.


Atentamente te saluda : Fernando Pulgar Avalos

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