sábado, noviembre 10, 2012

RECORDANDO LOS SÚPER CLÁSICOS DEL FÚTBOL PENCÓN

Por Max Wenger, desde Villarrica, región de la Araucanía


 
Me encontré con una crónica sobre el Coquimbo Crav que, como dicen los futbolistas, diera tantas satisfacciones a Penco y a la zona en los años 60. Muchos recuerdos se vinieron a mi mente, especialmente de cuando el Coquimbo de fines de los 40 disputaba ardorosos y reñidos clásicos con Fanaloza, su rival acérrimo de entonces.

Equipo de Fanaloza.
En esos tiempos, muy niño, me llamaba la atención el diseño de las camisetas de los dos rivales en lo deportivo y en lo fabril. Mientras Fanaloza lucía su camiseta de raso blanca con una franja azul cruzada sobre el pecho, pantalón azul y medias grises, Coquimbo, curiosamente usaba los mismos colores, sólo que en su camiseta alba presentaba franjas azules verticales, la central sobre el pecho y espalda más ancha que el par restante. Sin embargo, en los 60 Coquimbo incorporó el azul en forma de una "V", tipo Vélez Sarsfield argentino, en el pecho.

"El Fortín" o la cancha de la refinería se abarrotaba de espectadores y la banda instrumental de la Refinería, el orfeón, hacía oír antes y durante los partidos, melodías de moda por aquel entonces: "Francisco alegre", "Morena", "El gato montés" y varias otras propias de las plazas de toros, temas que provenían de la España franquista, pero que pegaban en las pocas emisoras de entonces.

A los árbitros del Campeonato Regional se les denominaba Mr. (mister) incluso en las crónicas diarísticas. Era parte de la influencia inglesa en la nomenclatura del football que todavía se mantenía vigente. Así, eran protagonistas de esos siempre difíciles roles, Mr. Jaime Benavides, Mr. Alfredo Almendras, Mr. Germán Saavedra, Mr. Basilio Caamaño, entre algunos que recuerdo. Parecía que jugadores y árbitros encontraban armónica motivación y entusiasmo cuando se desplazaban a los sones de esa música, como si hubieran estado practicando algún baile.

En Coquimbo, la memoria no me traiciona al decir que estaba en la portería un tipo alto, callado, llamado Rocca, al que seguían Jerez, Nilo, el "Vaca" Pardo, (padre), que quemaba sus últimos cartuchos futboleros, lo mismo que el gran Carlos Varela, ex Audax y seleccionado nacional; el "Tigre" Sandoval aparecía de vez en cuando, lo mismo que Moraga, y entre los más jóvenes, figuraba un punterito izquierdo muy bueno apellidado Castro. Por esos años, también pasó por el cuadro Luis Inostroza Olguín, quien venía de Concepción y que terminara su carrera en la "U" auriazul y trabajando como auxiliar en una escuela universitaria.

Coquimbo CRAV 1960.
Después llegó un arquero muy bueno de apellido germano: Prussing. Posteriormente, para los 60 con Coquimbo ahora apellidado Crav, me tocó incluso narrar muchos partidos para Radio "Bolívar" desde "El Fortín". Estaba el fornido José Vial, serio funcionario de la Caja de Empleados Particulares en Concepción, quien venía de actuar en San Vicente de Talcahuano. Además, Avendaño, ex-Huachipato; el "Chico" Pérez que con Pardo Jr. conformaban una dupla de mediocampistas excelente y en ataque los recordados Luis Reyes, argentino; Cardoso, uruguayo; el "Flaco" Sepúlveda, que provenía de exitosas temporadas en Huachipato; Mario Vidal, "el Zorrito", un goleador insigne, entre otros.

Debo confesar que yo era hincha del Fanaloza, probablemente porque mi padre trabajaba en esa industria. A fines de los 40, estaba Vergara, "el Pescado" en el pórtico, quien después pasara a O'Higgins de Rancagua por varias temporadas y con gran éxito, con un suplente llamado Fierro, junto a Vargas, el “Melena” Cortés; y, el famoso "Chueco" Avilés; Lucho Vera y Mondaca; Piñeiro, que había jugado en Audax Italiano, seleccionado chileno; el "Cholo" Vásquez y el "Cholo" Balbuena, ambos peruanos, este último con una estadía importante en la "U" azul de la capital, e Irineo Jara, después en Lota y ex seleccionado chileno para los Juegos Olímpicos de Helsinki, Finlandia.

Coquimbo década del 40.
Hubo entre medio, otros jugadores, otros nombres, como Walton, Juanito Apette, que jugó poco porque se fracturó un tobillo, pero que era muy apreciado por el mundo femenino, según deduzco ahora; Montoya, el famoso Pedro Caniulao, primero puntero y después gran volante en Fanaloza y en Vipla de Lirquén.

En Vipla, de la fábrica de Vidrios Planos, estaban entre otros, Leal en el pórtico, Floridor Farías, "Churrete" Medel, Cumplido, el "Flaco" Canales, el "Chueco" Fuentes, Olmos, un fornido zaguero central. A Medel lo encontré años más tarde en la Universidad de Concepción, cumpliendo labores de servicio. Pedro Caniulao terminó aquí su carrera brillante.

En Lirquén había otro club: Minerales, rival clásico de Vipla y animador sin grandes aspiraciones de muchas jornadas en "El Fortín" de Penco. Vipla lucía camiseta de raso azul y pantalón blanco y medias grises. Minerales, al igual que Naval de Talcahuano, camiseta blanca íntegra con pantalón azul, a diferencia de Naval cuyo pantalón era azul marino, como correspondía.

En la formación de Minerales recuerdo: el portero Aurelio Game, quien más adelante fichara en San Luis de Quillota, novato en el profesionalismo y que terminara su carrera en la "U" de Concepción, campeón del 61; Zacarías Montecinos, que después pasara a Lord Cochrane de Concepción y que ejerciera como inspector-cobrador de la compañía de electricidad. Destacaba por su reciedumbre y por su prematura calvicie, aunque de civil eso no se advertía bajo un elegante sombrero de fieltro. Había otro zaguero que cuando "don Zaca" se ausentaba aparecía en el campo, de apellido Grossman, calvo como el titular y tan vehemente como aquél.

Vipla de Lirquén.
En esos años, estaba en defensa Pedro "Peyo" o "Peyuco" Avendaño, que no es el mismo de Coquimbo de los 60 y que luego pasara a Fanaloza. Estaba el morenito Fernández, excelente jugador de gran habilidad como creador, a veces incursionaba el "Zoquete" Correa, que solía quejarse teatralmente ante cualquier encontrón con rivales.

Especial mención merece Carlitos Bustos, estupendo portero, quien también más adelante pasara al profesionalismo en O'Higgins de Rancagua. A pesar de su estatura mediana y su corpulencia, tenía una agilidad sorprendente, era un gran atajador lo que le valió ser titular por varias temporadas en el equipo millonario de Rancagua, patrocinado por el mineral El Teniente. En cuanto a los peruanos Balbuena y Vásquez, su paso por Penco fue breve, siempre en Fanaloza, pues el primero gran organizador de jugadas estaba en el ocaso de su carrera y el segundo se caracterizaba por una admirable técnica y lujos con el balón propia de los jugadores peruanos pero también por su comodidad.

Se cuenta que en Santiago, llegó a Santiago Morning y le endosaron un trabajito liviano y fácil, se decía. Debía actuar como inspector de los microbuses urbanos para revisar los boletos de los pasajeros y evitar la evasión del pago. Se cuenta como anécdota, que Osvaldo "Cholo" Vásquez, subía a uno de estos transportes de pasajeros, se ubicaba en la pisadera y en voz alta pedía a los ocupantes que mostraran sus respectivos boletos. Cumplido este cortísimo trámite, se bajaba y se iba a otra cosa. La revisión como se ve no era nada de prolija ni menos exhaustiva. La evasión debe haber continuado.

Minerales de Lirquén.
Entre tantas imágenes y recuerdos fragmentarios de niñez, me quedé siempre con la impresión que el Fanaloza de los 48-49 y el Coquimbo- Crav de los 60, fueron grandes equipos, sin perjuicio de que posteriormente ambos clubes hayan tenido también muy buenas actuaciones con otros nombres en sus filas, a los que no vi jugar.

De hecho, aquel Fanaloza ganaba por lo general sus clásicos ante los refineros, como después sería Coquimbo-Crav el que ostentó por varias temporadas supremacía sobre los loceros en los 60.

Sin embargo, todos, incluyendo a los restantes cuadros del campeonato regional, debían inclinarse ante la odiosa y repetitiva supremacía de los "choreros" del Naval de Talcahuano.

Se decía que Naval antes de jugar tenía los puntos en el bolsillo. No en vano fue durante cinco o seis temporadas seguidas el campeón, varias de ellas en calidad de invicto.

Estas líneas desordenadas no tienen pretensión de exactitud ni de precisión. Sólo son recuerdos fugaces probablemente muchos de los cuales se han confundido en el tiempo, pero creo que de todos modos como decía un célebre cronista santiaguino, "siempre es bueno recordar..."


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