sábado, abril 28, 2018

MARCADA INFLUENCIA BRITÁNICA EN LOS DECORADOS DE FANALOZA-PENCO DE LOS 50

En la foto de izquierda a derecha: Edgardo Salinas Garcés, ex jefe de Azulejos; el gerente de producción
Facundo Díaz Boneu; el jefe de Laboratorios, Juan Arroyo Menke; y el ingeniero químico Fernando Pulgar Ávalos .
Más abajo, la foto original en plano completo que incluye a Reginald Díaz  Batchelor y su novia  (1956).

                       Durante toda su trayectoria industrial Fanaloza Penco apostó, dentro sus posibilidades, porque sus productos de entonces como sus vajillerías, sus azulejos y sus sanitarios fueran bellos a la vez que prácticos, igual como se aprecia hoy con sus modernos artefactos para baños. En este marco de sueños de superación, en la segunda mitad de la década de los 50, la empresa se embarcó en trabajar una línea nueva, de gran refinación e inspirada en la industria británica: la cerámica bone china.
Reginald Díaz Batchelor, 1956.
El gerente Reginald Díaz trajo la idea de Inglaterra y fue su impulsor en Penco, pero quien la desarrolló fue el ingeniero químico don Juan Arroyo Menke (fallecido recientemente). “Primero, hice una taza bone china y después tuvimos que construir una planta”, nos dijo don Juan hace un par de años. 

          Esta nueva cerámica fue un boom, un auténtico golpe a la cátedra, un tremendo paso adelante tanto en estética como en fineza. De este modo, Penco había superado la técnica de los cacharros de greda del siglo XIX para alcanzar el pináculo de la refinación locera. La introducción de la línea bone china tuvo, además, el apoyo fantástico de la reconocida sección Decorados donde trabajaban auténticos artistas del pincel fino y el buen gusto. Junto con ello valga agregar el aporte que significó la calidad de los barnices que se producían en la fábrica para el propósito de esta nueva línea de producción. Pero, con el paso del tiempo las hermosas piezas de esta cerámica: jarrones, bases de lámparas, platos ornamentales, juego de té y otros eran caros y no bajaron de precio por lo que al final en los mercados resultaron ser más bellos que prácticos.
           Sin embargo, la influencia británica en la producción locera pencona venía de antes. Don Fernando Pulgar Ávalos, ex químico de Fanaloza entre 1950 y 1957, recuerda al ciudadano inglés John Clun, que en esos años se desempeñaba como jefe de Decorados. “Le conocí por motivos laborales ya que le abastecíamos de los barnices que se aplicaban en el  diseño y el decorado de la vajillería  fina y la corriente, y de la cerámica de adorno, por ser el jefe de este rubro en la fábrica”, nos dice don Fernando. Y agrega: “Su colaborador inmediato era el fotógrafo Sr. Fernando Sanz Camarena quien le hacía copias de calcomanías originales o traídas  de Inglaterra, que le pasaba Mr. Clun”.
John Clun, empleado británico de Fanaloza, ex jefe de Decorados.
          En otra ocasión se ha dicho también que Mr. Clun viajaba a menudo a Londres tanto para vacacionar como para buscar y traer visuales recién salidos para su aplicación ornamental en la loza que se fabricaba en Penco. A este respecto don Fernando Pulgar nos recuerda en una nota lo siguiente: “A propósito, la familia Díaz, codueña de Fanaloza, tenía vínculos laborales y amistosos con los ingleses. Entre éstos llegó Mr. John Clun, quien fue contratado con ciertas franquicias que le permitían ir de vacaciones frecuentes a Inglaterra, donde se abastecía  de calcomanías y de diseños nuevos para traer a Chile”.
Plato ornamental grabado con motivo del matrimonio de don Fernando Pulgar Ávalos con Edith De La Fuente Nielsen, en 1960. El presente le fue enviado a Viña del Mar desde Penco por el señor Fernando Sanz Camarena.

         La decoración de los platos y tasas tenía la “indispensable participación de la mano de obra de mujeres y hombres que la ejecutaban con prolijidad, rapidez y gran rendimiento llegando a ser expertos en su trabajo”, nos añade el señor Pulgar. Y a continuación nos hace un resumen técnico de las tres etapas que requería la decoración cerámica: “1.- Después de la primera cocción del objeto se le aplicaba un barniz base (generalmente blanco). 2.-Sobre éste, ya frío,  se pegaban las calcomanías, las que se fijaban con una nueva cocción. 3.-Finalmente la pieza cerámica se fileteaba (se le agregaba esa línea fina que le servía de adorno) y por último entraba a una última cocción”.
Don Fernando Pulgar Ávalos nos muestra con legítimo orgullo una hermosa sopera fabricada en fina cerámica y  artística decoración en Fanaloza-Penco, en los años 50.

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Nota de la editorial: Agradezco la cortesía del señor Pulgar Ávalos en atender nuestra solicitud sobre el tema abordado aquí con datos y vivencias.

jueves, abril 05, 2018

UN TESTIMONIO DE LA VIDA DE DON JUAN ARROYO EN PENCO, DE SU COLEGA FERNANDO PULGAR ÁVALOS

NOTA DE LA REDACCIÓN: A una solicitud de nuestro blog, don Fernando Pulgar Ávalos ingeniero químico que trabajó en Fanaloza en Penco y que actualmente está radicado en Viña del Mar, nos ha respondido con un mail con algunos interesantes aspectos de la vida de don Juan Arroyo Menke, quien como hemos informado en un post anterior, dejó de existir el 20 de marzo de 2018 en Santiago. El señor Arroyo fue el ex jefe de laboratorio Químico de Fanaloza, circunstancia en la que desarrolló una gran amistad con el señor Pulgar. A continuación publicamos su relato y al mismo tiempo agradecemos su amabilidad: 
Don Juan Arroyo Menke aparece a la derecha de la segunda fila de personas 
en esta foto en Nagoya, Japón, 1970. 


          Corría el año 1927, cuando el ciudadano español  José Díaz Hernández, de una artesanal industria locera, fundaba Fanaloza en Penco, que llegaría a convertirse en una gran fábrica de Loza de Vajillería, Artículos Sanitarios, Azulejos y otros. 
          Tres generaciones desde su fundador aportaron al desarrollo y prestigio de su producción, llegando a niveles nacionales e internacionales.
          Los señores  Facundo y Genaro Díaz Boneu  viajaron a Europa para ampliar sus conocimientos cerámicos y aplicarlos en Chile.
          Sus hijos siguieron sus huellas, pero el avance industrial científico-técnico, requería de profesionales de nivel superior y por ello decidieron contratar ingenieros ad-hoc. En mayo de 1953 llegó el suscrito, Fernando Pulgar Ávalos, recién egresado de la UNIVERSIDAD TÉCNICA DEL ESTADO (U.T.E:) de Santiago a la producción y control de los Colores y Barnices Cerámicos.
Poco después y por sugerencia de su compañero de la UNIVERSIDAD TÉCNICA  FEDERICO SANTA MARÍA (U.T.F.S.M.) de Valparaíso, arribó Juan Arroyo Menke  como Jefe del Laboratorio Químico, quien propuso incorporar nuevos equipos y se mejoró así la calidad de la producción.
Mi encuentro con Juan fue de mutua empatía, tanto en lo laboral y lo social.
         Digno de mencionar, es la amistosa acogida que recibimos de los trabajadores de  FANALOZA (empleados y obreros) y también de los vecinos de la ciudad de Penco.
Fdo. Pulgar Ávalos con Edgardo Salinas
Garcés, jefe, este último de la ex Planta de
Azulejos de Fanaloza.
          La compañía de su joven esposa, le dio calor humano familiar a la vida de Juan, en especial con el nacimiento de  su hija primogénita, Patricia Arroyo Díaz. Juan, dominaba el alemán  y gustaba de la música selecta, por eso cuando adquirí el vinilo Long Play de la 8va. Sinfonía de Beethoven, me tradujo la letra que venía en la carátula.
         Otro recuerdo grato, es el trío de amigos que formamos con Edgardo Salinas Garcés, Juan y yo , para reunirnos algunos fines de mes, después del trabajo, en el Hotel Ritz, frente a la Plaza de Concepción, para «arreglar el mundo», en torno de unos bocados y algunas copas...
          En 1957, tuve la oportunidad de venir a trabajar a la Refinería de Petróleo de ENAP en Concón y la Familia Arroyo Menke tuvo la gentileza de llevarme en su auto al Aeropuerto de Concepción, teniendo allí una emotiva despedida.
          Durante los Años Negros de la Dictadura no tuvimos mayor comunicación, hasta la vuelta a la democracia en que nos reencontramos. Fui a su casa en Recoleta y Juan y Nena estuvieron un Fin de Semana con nosotros en Viña Del Mar.
          Juan Arroyo Menke nos deja el gran legado de una vida ejemplar, que permanecerá siempre en nuestras memorias:
          Saludos a todos, en especial a Nena, su gran compañera: 
Fernando Pulgar 
Don Fernando Pulgar Ávalos.
Ávalos                                                                                
          NOTA: Quiero agradecer a los amigos Nelson Palma y Juan Arroyo, hijo por avisarme de la partida de Juan, padre. Así también a mi hija Ruby, residente en EE.UU. por su preocupación de editar videos con lo publicado en el Blog de Penco.
           Les adjunto material fotográfico junto a mi relato.
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Tarjeta postal enviada por don Juan Arroyo a su colega Fernando Pulgar Ávalos 
desde Japón incluía también la foto del comienzo de este post. 
Transcripción del mensaje de la postal: «Nagoya, 18 de julio de 1970. Mi querido amigo, aquí me tienen en Japón aprendiendo a hacer platos. Nunca pensé que Japón fuera tan caluroso. Cómo se transpira por acá. La ocupación permanente, la extraordinaria gentileza de los japoneses, su alto nivel de civilización hacen más soportable la lejanía del hogar, de los afectos y el enfrentamiento a una cultura completamente distinta a la nuestra. Recuerdo con mucho afecto los momentos vividos con usted hace ya algún tiempo. Le saluda con afecto su amigo de siempre, Juan Arroyo».

miércoles, abril 04, 2018

PATRICIO RENÁN GRABÓ UNA CANCIÓN EN 1975, QUE PERMANECE INÉDITA


En la foto aparecen Fernando Trujillo, Patricio Renán, Jaime Cerda, su esposa Carmen Ormazábal Díaz (socia de SCD),  y el tenor Luciano Vargas. La escena de hace unos cuatro años correspondió a un  homenaje a Trujillo por su trayectoria, el que realizó en la sala de la SCD de avenida Bellavista en Santiago.
                    El artista pencón Patricio Renán grabó un tema del compositor Jaime Cerda, en 1975. Pero, el Pato ─al parecer─ se olvidó de la canción y nunca más supo de ella. El registro quedó y está intacto, pero su autor no ha podido ubicar al intérprete para comunicarle su interés por difundirlo. La canción es una balada y se titula "Dulce Golondrina".
          El autor del tema, quien guarda el registro, me ha enviado un mail en el que relata la inesperada y hasta curiosa circunstancia en la que Patricio Renán grabó esta canción que no ha salido a la luz pública.  El siguiente es el texto de la nota de Jaime Cerda Corona:
«Hola, Nelson:
«Como le comenté en el correo anterior, yo trabajé  varios años en la Emi-Odeón Chilena y fui el último Director Artístico de ese sello  en los Estudios de Grabación ubicados  en la calle San Antonio  553 (Edificio Capri  primer piso). La grabación que tengo de Patricio Renán  tiene una  historia bastante anecdótica y además un leve trasfondo  profético. El tema es una balada  cuyo título es  'Dulce Golondrina'.
«Todo comenzó  una  tarde  del mes de noviembre de 1975.  Estaba yo  en el estudio  con el pianista y director de orquesta Jorge Carrasco (ya fallecido),  haciendo la línea melódica para  esta balada  de mi autoría. De pronto me avisa el recepcionista que  Patricio Renán deseaba  hablar con Jorge Oñate en esa época Director Artístico. Como Jorge no se encontraba en los Estudios, pidió  hablar conmigo, que me desempeñaba en ese tiempo como Productor de Repertorios Latinoamericanos. No terminaba de decirle que me esperara, cuando el Pato  ya estaba  junto al piano. Sin ignorar por supuesto su presencia, seguimos con Jorge  Carrasco  repasando el tema. Yo lo cantaba y Jorge  me acompañaba en el piano. De pronto  Patricio Renán  tomó una copia de la letra y empezó  a hacer dúo conmigo. Era una canción que él  jamás  había escuchado. Pasado unos diez minutos  la interpretaba   con   una facilidad asombrosa. Entonces le pedí a uno de los técnicos  que  instalara un micrófono para  Patricio y otro micrófono en el  piano. Hicimos tres  o cuatro tomas y ahí terminó el asunto. Nos  fuimos los tres a  tomarnos un café a mi  oficina y conversamos  sobre el futuro de Patricio Renán,   que  no había renovado  contrato de artista con el sello Emi-Odeón, y deseaba  planificar su carrera fuera de Chile. Al día siguiente  escuché  las tomas del día anterior y seleccione una de ellas.  Pedí una copia en 7 ½ y se borraron las  restantes. Me llevé la cinta a mi casa y la guardé junto a otras grabaciones personales. Hace  más o menos unos cuatro años revisando  cintas con grabaciones del siglo pasado, me encontré con  la canción interpretada por Patricio Renán. La grabadora  Reox que poseo tiene problemas  de velocidad,  produce distorsión y no pude traspasarla al computador. Después de mucho buscar  a alguien que tuviera  una grabadora que reprodujera con fidelidad  cintas en 7 ½,  di con René Gallardo  un excelente técnico de grabación que tiene un estudio en San  Bernardo, que aún conservaba  una grabadora antigua. Me comuniqué por teléfono con él y le llevé la cinta. René  la ecualizó y me hizo una copia en Cd. Al escuchar la canción,  el piano  se notaba  huérfano. Recurrí al músico Ricardo Aracena  con el que he trabajado en varias oportunidades y le pedí  un arreglo que no opacara al piano de Jorge Carrasco. Tras varios intentos  elegí la versión que guardo.
«Patricio Renán  como le comenté, aún ignora  la existencia de esta balada  que estuvo  cuarenta y  dos años  en el olvido. Usted sabe lo difícil que es comunicarse con él.  Llamé el celular que usted me envió y le dejé un  mensaje que ojalá lo escuche. Le he comentado  a otras personas  de esta grabación inédita y me han pedido una copia para difundirla, pero  pienso  que  el primero que debería  escucharla es  su intérprete: Pato Renán.
«Saludos 
«Jaime Cerda Corona
El cantante británico Albert Hammond, a la izquierda, durante su primera visita a Chile en 1975; 
al centro Jaime Cerda y a la derecha el periodista y locutor Juanito Espinoza.
Las dos fotos incluidas en este texto fueron facilitadas por Jaime Cerda Corona.