Ercilla homenajeado en Penco. (Foto penco.cl) |
NOTA DE LA EDITORIAL: El 23 de mayo de 2018 se inauguró en Penco una estatua que recuerda al soldado y escritor español Alonso de Ercilla, autor de "La Araucana", obra en bronce del artista chileno Joaquín Mirauda. La idea de materializar este proyecto, de gran importancia cultural, fue aprobada en el seno del municipio pencón, encabezado por el alcalde Víctor Hugo Figueroa y el Concejo.
En la ceremonia para inaugurar la imagen artística de Ercilla intervinieron el alcalde Figueroa y el presidente de la Sociedad de Historia de Penco (SHP). El siguiente texto corresponde al discurso del presidente de la SHP, Jaime Robles Rivera, quien lo hizo llegar a nuestra redacción:
En la ceremonia para inaugurar la imagen artística de Ercilla intervinieron el alcalde Figueroa y el presidente de la Sociedad de Historia de Penco (SHP). El siguiente texto corresponde al discurso del presidente de la SHP, Jaime Robles Rivera, quien lo hizo llegar a nuestra redacción:
El 19 de junio del año pasado, la Sociedad de Historia de
Penco se hizo presente ante la Comisión de Desarrollo Urbano del Concejo
Municipal de Penco, para exponer los argumentos que respaldaran objetivamente y
con base histórica, la pertinencia de ubicar en el centro de la remodelada
plaza de armas de Penco, una escultura de la figura del soldado poeta de la conquista de Chile, Alonso de Ercilla y Zúñiga,
y con ello, saldar una deuda que estaba pendiente durante siglos, con el
portador de la pluma que dibujó en las mentes del viejo mundo, las primeras
letras que hablaron de Penco, nuestro pueblo primigenio y sus nobles
defensores, los mapuche del valle del Peguco.
Jaime Robles lee su discurso. |
Por ello, me permito tomar unos minutos, en medio de éste
solemne acto, para desarrollar en breves líneas la importancia, la relevancia
de la figura de Alonso de Ercilla y Zúñiga,
y de la enorme influencia que los notables versos de La Araucana han ejercido
durante siglos, en los procesos libertarios de nuestro Chile y de la América
toda.
En el inicio de este relato, nos situamos a escasas cuadras
de este céntrico punto de la ciudad, en el actual cerro de Bellavista Sur, el 12
de marzo de 1550, se enfrentaron las fuerzas mapuche y castellana, en la
Batalla de Penco. Protagonistas de aquella gesta son el lugarteniente de
Valdivia, Jerónimo de Alderete, y el toqui Ainavillo, quien es el “Orgullo de los pencones y caudillo” en
las letras de Alonso de Ercilla. Así lo leemos en el Canto primero de la
Araucana. Registrándose en letras eternas, por vez primera nuestro gentilicio: Pencones.
Testigo de aquel belicoso encuentro es Lautaro, quien será para
Ercilla en la Araucana, lo que para
Homero fuera el príncipe troyano Héctor en la Iliada, ambos mártires, pagaron
con la vida, la defensa de su patria.
Alonso de Ercilla llega a las tierras de Ainavillo, a éste
valle del Peguco, en junio de 1557.
Acompaña al más joven gobernador que haya pisado éste indomable
reino, García Hurtado de Mendoza de tan sólo 21 años.
Ercilla no va tan lejos en edad, dos meses después de su
arribo a éstas costas, él cumplirá los 24.
Llega con ansias de corroborar in situ lo que en la península se dice… se canta… con alarma se lamenta, y a la vez, se admira:
¡No puede ser…! no es posible que allá, al otro lado de la mar océano, donde el nuevo mundo presenta sus
últimos rincones inexplorados, que por allá… en la “región antártica famosa, haya gentes tan soberbias, gallardas y
belicosas, que no hayan sido por rey jamás regidas, ni a extranjero sus dominios
sometida…”
Al Imperio español,
aquel cuyos territorios son tan vastos; donde jamás se pone el sol, un pueblo
indómito lo pone en jaque.
Podemos suponer que Ercilla comienza a delinear su maciza
obra literaria, una vez que pasa de la isla de enfrente, la Quiriquina y toca las arenas de nuestras playas penconas; pero no es así, su trabajo creador
comienza dos años antes, y paradójicamente, de todas formas, comienza inspirado
en Penco, a pesar de estar él aún en España.
Alonso de Ercilla es de aquellos personajes universales, que
está en el lugar correcto en el momento exacto.
En octubre de 1555 se embarca en Sanlúcar de Barrameda, cerca
de Cádiz, hacia los confines del orbe. Nuestro ya conocido Jerónimo de Alderete
va en la misma nave, de regreso a Chile. Alderete estaba en España por encargo
de Valdivia, quien para esa fecha, ya había sido víctima mortal de Lautaro en
Tucapel.
En la nave, también viaja el nuevo Virrey del Perú, Andrés
Hurtado de Mendoza, y su joven hijo García, quien estaba, como ya se ha dicho,
destinado a ser gobernador de éste reino. Que mejores acompañantes para una
travesía de largos y penosos meses, por el Atlántico océano.
Ercilla contará entonces con el primer insumo para su obra
creadora, con el germen que iluminará las gloriosas páginas que enarbolan
nuestra identidad ancestral.
Con los testimonios, las vivencias, o mejor dicho… las
sobrevivencias en tierras mapuche, que le irá narrando Alderete durante la
travesía, Alonso de Ercilla va configurando el carácter de nuestro pueblo, de
nuestra raza originaria.
El alcalde Figueroa y el presidente de la SHP, Jaime Robles el día de la inauguración. (Foto penco.cl) |
Un mes antes que Ercilla arribara a Penco, Lautaro es muerto por Villagra a
orillas del Mataquito. Quizás fue la más alta decepción para un poeta épico
como él: no conocer al “semidiós” de
quien tantos reportes e impactantes referencias había recogido.
Las letras de Ercilla han permitido que en la memoria de los
tiempos se afiance la admiración por el toqui
del wallmapu, y en pleno siglo XXI, a distantes casi cinco siglos de las
gestas ensalzadas, es nuestro querido Penco, el que reúne, frente a frente,
desde ésta, la nueva plaza, al majestuoso muro de nuestra primera escuela
pública, las figuras señeras de Leftrarú
y Don Alonso.
La Araucana, ha sido,
es y será, el libro inspirador de quienes buscan la gloria de la patria; la
patria grande: Chile, y Penco, nuestra
patria íntima.
Permítanme por ello, agregar a estás breves palabras, el
mensaje que a nosotros, los pencones,
nos dirige el más alto de nuestros próceres, iluminado en la lectura de las
figuras espartanas, descritas por Ercilla en la Araucana.
Bernardo O’Higgins
Riquelme, que
en Penco, tomando el mando de las tropas patriotas en febrero de 1814, en
nuestro fuerte La Planchada, arenga al pueblo levantado en armas contra la tiranía,
en el amanecer de nuestra gesta de independencia.
Nos dice O’Higgins:
“…Porque desde hoy
en adelante y para siempre, el suelo del Pencón y de todo Chileno, llevará el
glorioso nombre cuyo título ha inmortalizado el de Arauco de tierra de
libertad.”
Y agrega,
“…Pencones, no aparties vuestra vista del lado opuesto
del BIO BIO, y jureis por las manos del inmortal Lautaro, de Galvarino y de
Caupolicán, de vivir libres o morir con honor.”
En ésta arenga se deja ver la fuente de la cual bebió el
espíritu del libertador: La Araucana, de don Alonso de Ercilla.
Por ello celebráramos la presencia en nuestro principal paseo
público, de la escultura que hoy inauguramos. No porque Ercilla requiera un
reconocimiento más, de los muchos con que ya cuenta en el mundo; sino, porque para contar nuestra historia,
la historia de Penco, la Araucana, y la figura de Don Alonso de Ercilla y
Zúñiga, es la piedra angular de nuestro relato.
Vecinas y vecinos, penconas y pencones, le herencia de la que
he hecho una ligera semblanza, es libre de ser tomada. Está ahí, esperando que
quienes con orgullo y admiración la han acogido, tengan dignos nuevos
portadores.
No es tarea exclusiva de elites intelectuales ni sólo de la
academia, es tarea de todo ciudadano, que como ya he dicho, desea hacer grande
a su patria, comenzando por el pueblo en cual hace su vida y la de su familia.
El primer deber es entonces, conocer, apreciar y compartir el
rico patrimonio de nuestra tierra, nuestra historia de toda época, de todos los
siglos.
Termino este mensaje, felicitando a las autoridades comunales
que en hora buena, con visión de futuro, en la reivindicación de nuestro
pasado, han aceptado y resuelto traer a
la ciudad tan magnífica obra escultórica.
Felicito entonces, en nombre de la Sociedad de Historia de Penco, al señor alcalde y al concejo
municipal en pleno, por ésta acción, que enaltece la noble función edilicia que
llevan sobre vuestros hombros.
Muchas gracias.-
---------------------------------El alcalde Figueroa se dirige a los presentes durante el acto inaugural. |
COMENTARIO:
Hemos recibido una nota desde Copiapó, del docente pencón Juan Espinoza Pereira, referente a la inauguración de este monumento al insigne Alonso de Ercilla y Zúñiga en la plaza. El texto del mail es el siguiente:
Estimado Nelson,
Agradecido de la nota relativa al homenaje de Alonso de Ercilla, cuya pluma logró plasmar el espíritu del pueblo mapuche y su cultura. Algunos amigos habían comentado dicho evento pero no cómo se expresa en la crónica, incluso en el último encuentro deportivo del Vial en Vallenar, conversamos con algunos penquistas que viajaron sobre dicho evento. Pero reitero en vuestro blog adquiere un sentido más profundo.
Cuando vi las fotos y el monumento de inmediato viaje a mi pasado pencon, en especial mi querida Escuela N° 90 cuando la señorita Julia me hizo leer el Mestizo Alejo y La Criollita de Víctor Domingo Silva, estando apenas en 7° Básico. En ese momento no se si fue un castigo o una ayuda por ser buen lector; ahora que he transitado muchos en la vida, le agradezco a la distancia mi profesora Julia, pues algo vio ella que no supe interpretar en ese momento.
La lectura del Mestizo Alejo, me entusiasmo a tal extremo que en dos días terminé de leer el libro y grabarlo en mi memoria y como 10 años en recorrer cada espacio de Penco que aparece en dicho texto. Ni hablar de cómo me sentía identificado con ese personaje, que cuando pasé hace algunos años por la Escuela de la Plaza, como le decíamos en mis tiempos escolares y vi a Leftraru en gigante, así de gigante imaginaba al Mestizo Alejo merodeando por los cerros de Penco. Ahora que viajaré a pasar unos días junto a mi familia de seguro que me emocionaré ante la escultura.
Agradecido de las autoridades, del artista y de todos los que hicieron posible este homenaje a Ercilla en el sitio más simbólico de españoles y mapuches; del mismo modo agradecido de ti Nelson por publicar una parte de la cultura en tu sitio para quienes estamos distanciados de nuestra matria de nacimiento.
Atte.
Juan Espinoza Pereira
Docente
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