Por
alguna razón, tal vez por ilusión o por derroche de optimismo (más pareció esto último), en 1962 la prensa penquista informó en portada con bombos y platillos
acerca de un gran programa de ampliación industrial en Penco de vasto alcance y
cuyo impulsor principal era la Refinería CRAV. La comuna, que ya contaba con al
menos cuatro empresas grandes, aumentaría su potencial incorporando nuevas
industrias o diversificando las ya existentes, de manera de convertirse en un
polo económico y fabril similar al que entonces rodeaba a la planta siderúrgica
de Huachipato, en el área de San Vicente.
La
información, que apareció en el diario La Patria, el viernes 2 de
abril de 1962, no menciona fuentes del gobierno detrás de estas iniciativas
sino que se centra en versiones emanadas de CRAV y de Cosaf. La portada de esa
publicación (el matutino dejó de circular en 1970) debió causar un enorme impacto
de optimismo en Penco, porque anunciaba tiempos mejores: más trabajo, más
empresas, bienestar, nuevas casas para los trabajadores, escuelas, estadios y
qué mejor sin tener que salir de la comuna. Bueno, es cosa que usted mismo lea el texto de las fotos.
Respecto
de la Refinería, la crónica periodística hablaba de la construcción de un
edificio en altura para la industria así como la renovación de sus equipos y
maquinarias. La causa de esas modificaciones sería la satisfacción de la
demanda de azúcar blanca que se había visto afectada por la destrucción de la
planta refinadora de la empresa en Valdivia a raíz del terremoto del 22 de mayo
de 1960.
Con
relación a Cosaf la noticia agregaba que esta se iba a ampliar e innovar en
maquinarias y que se convertiría en la planta procesadora de fertilizantes más
grande del país. En esto la información no estuvo lejos de la realidad.
Tampoco
lo estuvo respecto de la construcción del gran muelle de Penco y de las
conexiones viales que se construirían para unir a Penco con el aeropuerto de
Carriel Sur y con San Vicente. Pero, para ellos debieron transcurrir muchos
años, la espera duró demasiado, no fue de un día para otro.
Respecto
del polo fabril de la zona, paralelo al que se había desarrollado durante diez
años alrededor de Huachipato, no fue tal. La historia tomó otro rumbo, las
inversiones no llegaron y el pilar en torno al que giró este proyecto, CRAV,
calapsó en sí mismo; en lugar de crecer, la Refinería se cerró en 1976. Cuando
una persona se tropieza, como es mi caso, con este tipo de documentos, que nos
hablaba de tanta bonanza y mirando con la perspectiva del presente, uno tiene
que verificar la fecha de la publicación porque eso hoy parecería una broma de
inocentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario