miércoles, marzo 13, 2019

UNA «LLUVIA» DE CHISPAS ARROJABAN LAS INOCENTES LOCOMOTORAS A VAPOR QUE PASABAN POR PENCO

Esta foto publicada en una postal de la ACCPF nos muestra a la locomotora 714 que regresa a Concepción por las orillas del mar con un tren excursionista desde Laraquete. Foto de Ian Thompson. Fecha: Febrero de 1990. (Tomada de www.trenesdechile.cl)

            Si bien entonces había incendios forestales, no eran una plaga y si se investigaba su origen casi siempre se llegaba a una explicación del porqué. Una de las situaciones más curiosas en este contexto ─y que además constituye un ejemplo─ era el empleo por parte de la empresa FF.CC. del E. (Ferrocarriles del Estado) de locomotoras a carbón en sus ramales las que pese a arrojar algo de fuego por sus chimeneas no fueron la causa del inicio de un incendio (aunque sí, alguna vez los hubo). Sin embargo, de haber sido así en forma generalizada, es cosa de imaginar las cantidades que hubieran originado. Los trenes arrastrados por esas locomotoras clásicas cruzaban campos y bosques donde el fuego podía estallar al más mínimo contacto de una chispa. Y qué decir, la cantidad, si no «la lluvia» de chispas incandescentes que arrojaban las locomotoras y que caían en esa condición por todas partes. Sin duda que aún debe haber gente en Penco y Lirquén que recuerda, que esas chispas entraban también en los vagones cuando ventanas quedaban abiertas a la pasada del túnel de Punta de Parra. Había que tener cuidado de que no golpearan en los ojos de los pasajeros.
               Y nos hemos referido aquí solamente a los chispas que salían expulsadas por la chimenea algo disimuladas por el denso humo generado por la combustión del carbón mineral llamado también carbón de piedra. Pues bien, a esa característica había que agregar que una brasa ardiendo saltara desde la caldera y cayera a la línea y los durmientes de madera. Aunque menos frecuente, eso ocurría, a veces producía un fuego reducido al durmiente alcanzado por la brasa, el que no seguía  más allá. Testimonios de durmientes quemados por esa causa había constantemente a lo largo del trazado. 

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