sábado, marzo 02, 2019

LOS TENEDORES DEBUTARON EN LAS MESAS DE PENCO HACE MÁS DE 400 AÑOS

Componentes de la alimentación de las élites españolas en tiempos de la Colonia.
El tenedor, inventado en la
Edad Media, fue una de las señales
de inicio de la modernidad. Hasta

el 1601 era desconocido en Penco.

            Al día siguiente de ese 9 de febrero de 1601 (también se dice que fue 2 días después, el 11), cuando llegó el gobernador Alonso de Ribera, suponemos que se hablaba en todo Penco acerca de una nueva modalidad en el comer, usando un utensilio extraño, que no era ni cuchara ni cuchillo y que llamaban «tenedor» y que, además, exigía ser un experto para manejarlo.  Trajo e introdujo esta novedosa y desconocida pieza del cubierto en las colonias, la ilustre nueva autoridad que arribó para asumir el cargo y a quien acompañaban 200 soldados españoles. Estas piezas del servicio se usaban en las refinadas mesas de la alta sociedad europea, las que le eran familiares a don Alonso. 
           Luego de desembarcar frente al Fuerte La Planchada, procedente de España con una breve parada en Perú, se cumplieron los exigentes protocolos del cambio de mando.  Así entregaba la plaza el gobernador interino, don Alonso García de Ramón. Aquella debió ser una ocasión especial de formalidades. Sin embargo, paralelo a ese ceremonial propio de la presencia de un gobernador nombrado en España nada menos que por el rey Felipe III,  creemos —con pocas posibilidades de cometer un error histórico grave—, que hubo otra actividad simultánea y más doméstica: la llegada del equipo de cocineros perteneciente al séquito del nuevo jefe. No tenemos una respuesta para la pregunta acerca del plato que le sirvieron a don Alonso de Ribera para cenar en la recepción oficial aquella, su primera noche en Penco. Recordemos, eso sí, que al momento de la conquista, la dieta europea consistía principalmente de pan, aceite de oliva, aceitunas, carne, charqui y vino, según un estudio publicado por el sitio food is power *, que firma la doctora Linda Álvarez.
             Sabemos poco de la cocina pencona del siglo XVII. Así que nos apoyaremos en la historia sobre la alimentación en general en la conquista. Dice el informe de la Dra. Álvarez: «Cuando los españoles llegaron, encontraron aquí a los mayas, a los aztecas y a otros pueblos indígenas importantes. La tierra que esos pueblos habitaban era fértil y había abundancia de cultivos como los frijoles, las calabazas, los chiles (pimientos y ají), los aguacates (paltas), las guayabas, la papaya, los tomates, el cacao, el tabaco, el maguey, el maíz y la yuca». 
LOS «BUENOS» ALIMENTOS
Don Alonso de Ribera, gobernador de la
Capitanía General de Chile. 
        En los tiempos del descubrimiento de América, los peninsulares clasificaban los alimentos en «buenos» (los europeos) y los «malos» (los de origen local). A raíz de las quejas por la falta de comida española, la corona ordenó, que los colonos la cultivaran y la produjeran en el Nuevo Mundo. Fue así como en el 1600, las vacas, cerdos, ovejas y cabras que no se conocían acá se contaban por cientos de miles en el continente. El primer embarque de estos animales, junto con los caballos, llegó en el segundo viaje de Colón en 1493. Hay que considerar que entre el descubrimiento y la llegada de don Alonso de Ribera a Penco habían pasado más de cien años y transcurridos 50 desde la fundación de Concepción en Penco,  un lapso preciso para que los conquistadores produjeran acá mismo carne de res, trigo, quizá viñedos, olivares y lo demás, o sea «alimentos buenos».
              En Europa la pertenencia a una clase social se notaba por las comidas. Las élites consumían pan, carne y vino. Según el texto de food is power, «los pobres no podían darse tales lujos y se limitaban a comer cebada, avena, centeno y verduras. Los vegetales también se clasificaban según una escala social. Los tubérculos, por ejemplo, a veces no se consideraban como un alimento apropiado para las clases altas por crecer bajo tierra. Preferían frutos provenientes de los árboles, cosechados lejos de la suciedad del mundo común».  Pero, en América, y suponemos que en Penco, la carne debió ser abundante y no un lujo como en España.
            Pero, volvamos al comienzo de esta historia, el día de la llegada del nuevo gobernador a Chile. Creemos, y esto es pura especulación, que como los cocineros que traía la nueva autoridad tenían que habituarse primero a los alimentos frescos de Penco pudo ser que la cena de recepción oficial, por seguridad, haya incluido un menú preparado en la cocina del buque principal y llevada a tierra en botes para festejar la asunción del nuevo gobernador, con tenedores sobre las mesas...
La llegada del Gobernador, según el diorama de Zerreitug, expuesto en el Museo de Penco.
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*Sitio web:    http://www.foodispower.org/es/colonialismo-en-la-alimentacion/


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