jueves, abril 11, 2019

EL BARRIO PLAYA NEGRA DE PENCO MANTIENE SU VOCACIÓN DE MAR

Don Héctor Torrealba aprovecha la bonanza del tiempo para calafatear su bote en Playa Negra.
(Las 3 fotos que ilustran esta nota fueron cedidas por Jaime Robles, presidente de la Sociedad de Historia de Penco). 

                        La gente de Playa Negra tuvo siempre vocación de mar, de actividad de pescadores. La hilera de casas que se alineaba desde las instalaciones de la antigua Duncan Fox, al comienzo; la Cosaf, después y Muelles de Penco, ahora, gozaba de esa curiosa combinación de calle por el frente y de playa como patio trasero. En esos años, no conocí ninguna casa de ese barrio pencón que hubiera sido edificada con orientación frontal hacia la playa, en lugar de la línea y el cerro Bellavista. Pero, en fin, así fue la cosa.
Don Héctor dedica horas a la paciente tarea de mantener su bote en buenas condiciones,
 en la arena frente a su casa. 

         Los patios traseros eran entonces tan alargados que llegaban hasta la arena, así que sus moradores tenían la opción de guardar sus botes y chatas directamente en esos espacios de su propiedad, con cercos  de tablas cantoneras o alambradas de púas y grandes puertas allá al fondo. Llevar y traer las embarcaciones desde el agua significaba arrastrarlas nada más que un par de metros por la escasa pendiente de la arena. Hasta que el municipio, allá a finales de los 60, introdujo cambios en el plan regulador de la comuna y expropió y redujo aquellos patios largos para habilitar la calle costanera que existe hoy. Así, las casas perdieron el dominio sobre esa extensión añadida que las acercaba más a la rompiente, pero no por ello, muchos de sus moradores de hoy han abandonado u olvidado su vocación de mar.
Detalle de la tarea de calafateo para evitar filtraciones de una embarcación. 
 

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