domingo, marzo 22, 2020

MI AMIGO «NÓMADE»


          Para introducir esta historia debo, primero, situarme en el argumento de la novela «La Peste» del premio Nóbel y filósofo francés Albert Camus*, que ha reflotado por estos días de cuarentena, miedo e incertidumbre1. Según el cuento, la ciudad argelina de Orán enfrentó un largo aislamiento forzado a raíz de una enfermedad mortal de explosiva propagación. Y no digo más para evitar el spoiler y usted lea ese libro porque, además, es actual, conveniente, vale la pena y es entretenido. Pero, veamos cómo se enlazan estas cosas.
       A mediados de los años 60 se incorporó al grupo scout de Penco, Armando Legrand, Osvaldo Vega, un muchacho que recién se instalaba por estos lados. Provenía de Lota con su mujer y su hijo.  Arrendó una casa situada en las poblaciones del camino viejo a Lirquén, sector que antes llamaban «Corea». Consiguió un empleo en Fanaloza. Vega era un tipo bajo, delgado, ojos chicos y vivaces, inteligente, estudioso, harta labia, bueno para la talla. Decíamos que ingresó a la Legrand, pero no en un puesto raso sino en el nivel de jefatura. Y por su personalidad fuerte de a poco comenzó a eclipsar a los jefes con años de circo, hecho que le granjeó enemigos en el staff, pero perseveró, no se amilanó. Hice buena amistad con él sin yo desconocer y respetar a las antiguas jefaturas. Bueno, finalmente mi amigo asumió las funciones máximas en el grupo y los otros hicieron mutis por el foro. Pero, eso duró poco. Porque el día menos pensado el nuevo jefe desapareció de la escena así como había aparecido. Por tanto, el grupo de la Legrand volvió a lo clásico, los ex jefes reasumieron y todo ahí siguió el ritmo de antes. Nunca más vi a mi amigo en la circunstancia pencona. Entregó a sus dueños la casa que arrendaba en «Corea» y partió con su gente, ¿adónde? Debido a que no vivió en el pueblo por más de 3 años, no echó raíces por eso la gente rápidamente lo olvidó.  Lleno de curiosidad por saber, pregunté a sus próximos los que se encogieron de hombros. Deduje que Vega debía tener algo de nómade.
           ─¡Nelson!
          Oí que me llamaron en voz alta, casi a gritos, en la multitud del centro de Santiago, Portal Fernández-Concha, ya de noche. Me giré entre el gentío y ahí vi a Osvaldo Vega, con sus brazos abiertos, extendidos, sus pequeños ojos vivaces, su risa franca, delgado como entonces. Interminable fue ese abrazo. Habían pasado 30 años2 de nuestra última conversación en la Legrand.
Vista de Orán, al occidente de Argelia. Foto tomada del portal viajero.
           ─Ya no vivo en Chile, estoy de paso; después de Penco me fui a Bahía Blanca en Argentina. Y de ahí me mudé a Francia y después al norte de África, vivo en Argelia.
             ─¡Oh!, medio periplo, le dije sorprendido. ¿Pero qué haces ahí?
           Trabajo para una compañía petrolera.
           ¿En Argel, la capital?
             ─No, vivo en Orán. Hace años que estoy ahí con toda la familia.
        ─¡Oh!, la ciudad de la peste, el Orán de Camus, le repliqué con picardía pero igualmente más sorprendido que antes.
      ─¡Jajaja! Cierto, quien viva en Orán tiene que haber leído esa novela. He verificado que todo era igual como en el libro, tal como se describe ahí₃. Es una linda ciudad árabe, bastante afrancesada por su historia como tú sabes; estoy feliz en Argelia.
      ─Osvaldo, he pensado muchas veces que tú eres un nómade...
    ─Y estoy cerquita de las tribus nómades del desierto de Argelia. Jajaja. A lo mejor me vuelvo beduino.
      Después de ese simpático e inesperado reencuentro, que duró menos que una fusa, no supe más de Vega, tal como ocurrió luego de su partida silenciosa de Penco. Para colmo, no anoté un número de teléfono o una dirección debido a la vorágine. Quizá por lo fortuito de habernos visto, no pierdo la esperanza que de repente, entre la gente de la calle, oiga a mis espaldas que griten mi nombre y sea él de nuevo. Si eso ocurriera, juro que ya no me sorprenderé escuchar que me diga entre risas que se aburrió en Orán y que se instaló en Kabul, Afganistán, porque de él yo esperaría algo parecido. Bueno y si además él estuviera planeando regresar a vivir en Penco yo tampoco lo descartaría.
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* La novela «La Peste» fue publicada en 1947. Albert Camus nació en Argelia en 1913 (entonces colonia francesa) y  murió en Francia en 1960. Se le otorgó el Premio Nóbel de Literatura en 1957.
1 Tiempos oscuros por el corona virus en el mundo (2020).
2 Este encuentro con mi amigo Vega ocurrió a mediados de la década de 1990.
El impacto del COVID 19 en nuestros tiempos fue tan horrible como lo descrito por Camus.

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