viernes, abril 17, 2020

OTRA MIRADA A LA LÍNEA DE TIEMPO DE FANALOZA


         Texto tomado del Boletín Rotary Club de Penco, con motivo de asumir el mando de Gobernador el señor Víctor Melo, a comienzo de los años 60.


POR VÍCTOR MELO

       Toda historia está hecha de muchas derrotas, grandes victorias, de fracasos y triunfos: de oscuro pesimismo y optimismo creciente hacia una realidad futura donde pueda descansar la satisfacción de grandes ideales conquistados.
      De este modo ha surgido una de las grandes industrias chilena, cuyo prestigio se eleva y se agiganta en las actividades fabriles, no sólo de nuestra comuna sino en Chile entero.
     Con algunos datos que hemos logrado adquirir iremos dando los mismos pasos históricos de esta fábrica para llegar a la cúspide del prestigio que en la actualidad tiene.
    En 1835 ya existía una fábrica de ladrillos, un horno grande y un horno para la elaboración de cal que se ofrecía a la venta. Aprovechando esta oportunidad la firma Briges y Cia. De Valparaíso a los pcos años más tarde proponía a varios hombres de negocios formar una sociedad para instalar una fábrica de loza fina y ordinaria, ladrillos, tejas al fuego, adornos para jardín y grandes vasos de tierra cocida. Esto sucedía en enero de 1842, pero las grandes inquietudes del señor Briges, dueño de una línea de vapores que continuamente viajaban a Penco a comprar cal, no tuvieron el éxito deseado.
      Probablemente algunos años más tarde otras personas aprovechando las instalaciones existentes de la fábrica de ladrillos, tuvieron una incipiente fábrica de loza, ya que el año 1884 se empezaba a construir la Cada de Administración de Infante esquina de Freire, la misma que existe en la actualidad de dos pisos y que pertenece al sector de la fábrica vieja.
      En 1891 la pequeña fábrica de loza quedaba paralizada a raíz de los sucesos originados por la revolución que derrocó al Presidente Balmaceda, ya que la casa de Administración sirvió de cuartel a un regimiento.
      En 1899 la fábrica fue adquirida por una sociedad que se organizó en Valparaíso compuesta por 5 personas: la señora Juana Ross de Edwards, los señores Agustín Edwards, Arturo Edwards, Joaquín Valledor y José Tornero, este último era especialista en loza y porcelana con estudios en varios países europeos, principalmente en Alemania.
       Justamente al dar sus primeros pasos el siglo XX, o sea en 1900 dos hombres de extraordinarias inquietudes adquirieron la fábrica, siendo ellos: Juan Gotelli Viazotti y el industrial en cerámica de Los Sauces señor José Klenn.
FERIA DE CHILLÁN en los años 50. Foto patrimonial de Ñuble.
 Durante 3 años estuvieron elaborando Cres-cerámica y una loza fina llamada en Europa porcelana. Su éxito fue tan grande que pudo lucirse orgullosamente en la tradicional feria de Chillán. Por dificultades jurídicas solamente tres años duró esta sociedad, organizándose otra en 1903 por acciones e integrada por don Malaquías Concha y don Juan Gotelli Viazotti. La administración funcionó en el edificio del Banco Industrial de Chile y se le dio el nombre de Fábrica de Loza de Penco.
         Nuevamente en 1906 la fábrica se vendía a la firma Weir Scott, posteriormente esta Casa se la vendió al señor Luis Mancinelli permaneciendo muchos años paralizada hasta 1926, fecha en que esta industria fue adquirida por el señor Juan Díaz Hernández e Hijos.
       El señor Juan Díaz Hernández cuyo dinamismo, inteligencia y espíritu batallador dieron las bases sólidas a la actual organización de la Fábrica Nacional de Loza de Penco. El año 1930, mirando la necesidad de darle mayor amplitud a esta industria, se formó la Sociedad Anónima, cuyos decretos supremos le dieron estructura el 18 de noviembre de 1930 y el 6 de abril de 1932.
       Pero si en un momento determinado de la vida pudiéramos desandar los años empujados por el tiempo, nuevamente aparecería la figura egregia del señor Juan Díaz Hernández junto a sus inteligentes hijos desaparecidos, cooperándole a sus hijos que quedan y a sus nietos, con el fin de que su querida industria siga enalteciendo su poderío industrial.
       Junto a estas grandes inquietudes no podemos tampoco dejar al maren a la leal, entusiasta e inteligente cooperación tanto de los empleados como de los obreros, haciendo que el prestigio de esta industria haya saltado las fronteras de nuestro país para lucirse en el extranjero.
      

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