lunes, marzo 08, 2021

LA BARRERA QUE PROTEGE A PENCO –EN PARTE– DE SALIDAS DE MAR

EN LA MITAD HORIZONTAL de la foto se aprecia el talud del ferrocarril, en la cancha de Gente de Mar.
          Los relatos de la época colonial de Penco son bien crudos para recordar algunos episodios, como que el mar salió a la velocidad del galope de un caballo, después de uno de los sismo de gran magnitud que hubo entonces, atropellando sin que mediara ningún obstáculo que pudiera contenerlo, aunque fuera en parte. Esta historia es coherente y se acepta por las depresiones que hay entre la playa y la tierra firme por donde el agua furibunda se pudo abrirse paso. Si hoy observamos, se aprecia con toda claridad, que hay zonas bajas desde calle Penco hasta Infante, por donde el agua podía invadir zonas pobladas. La extensión del ferrocarril desde Playa Negra hasta Lirquén en 1904 obligó a levantar un muro de tierra compactada para compensar el desnivel e instalar los rieles a ras. Podemos afirmar que antes de ese año, Penco estuvo más expuesto al embate de una marejada sin control. Junto con prestar un servicio al transporte de pasajeros y de carga, la base de la línea ha servido también de seguro ante la furia del mar que en el pasado fue una amenaza constante.

          Si tomamos como referente la línea ferroviaria, ésta presenta diferencias de niveles en su paso por Penco. Por ejemplo, está por debajo de la altura de la calle en el barrio Playa Negra y pasa mucho más alto que Alcázar frente a la cancha de Gente de Mar, quizá 3 metros con respecto a esa calle.

          Donde remata Yerbas Buenas, entre la playa y la calle, el ferrocarril construyó un puente para permitir el paso de un antiguo ducto de alcantarillado. Ese tubo hecho de ladrillos debió ser de un metro y medio de diámetro y terminaba en el mar. Aunque fue diseñado, sin duda, para permanecer bajo la arena, con el tiempo quedó descubierto hasta la mitad. Había que saltarlo si uno caminaba en la playa por ahí. La idea de hacer salir las aguas negras directamente al mar con ese ducto parece que funcionó poco. El gran hueco en el talud de la línea férrea en Yerbas Buenas facilitaba además de la salida de la alcantarilla, las descargas de las aguas lluvias a la playa. Sin embargo, al revés de la idea original, esa boca revertía su función para las salidas del mar.

RESTOS DEL DUCTO DE desagüe asoma en la arena de la playa, en la proyección de calle Yerbas Buenas en Penco. (Foto de Carlos Wedell).

          La ingeniería del ferrocarril de comienzos del siglo XX ayudó, sin proponérselo, a edificar un dique que ha servido para situaciones de emergencia de tsunamis por sismos.

          Este razonamiento sobre el tendido ferroviario y su segunda función de seguridad, me ha surgido luego de la alerta emitida por el Shoa el 3 de marzo de 2021 ante una sismo de gran magnitud registrado en el Pacífico suroriental. Afortunadamente los efectos casi no se advirtieron en Penco, sin embargo, en una actitud preventiva y a la vez simbólica el municipio desplegó personal y equipos que trabajaron de trasnoche para levantar defensas de arena con el fin de proteger algunas zonas específicas (foto de abajo, tomada de FB). A Dios gracias esas barreras no fueron puestas a prueba por la naturaleza.

         Si el tendido ferroviario no hubiera pasado junto a la playa, ¿no habríamos tenido esa defensa? Mi respuesta es sí. Las experiencias de salidas de mar son tantas y lo serán en el futuro cercano y lejano, que la política hubiera aconsejado levantar una barrera mayor y dedicada. Eso tiene sentido. 


 

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