Desde Copiapó por JUAN ESPINOZA PEREIRA, Profesor de Penco.
JUAN ESPINOZA PEREIRA |
Sin lugar a dudas que septiembre es un mes controversial, especialmente para nuestro país; septiembre es un mes donde muchos disvalores que fueron instaurados por la fuerza se hacen presente y se profundizan hasta hoy día: cobardía, traición, consumismo exacerbado, individualismo, la “liviandad de ser,” entre otros.
Septiembre también es cómplice de la pérdida del sentido de la educación, hasta 1977 el Día del Profesor(a), se celebraba con mucha alegría en las escuelas y liceos del país; fecha que se había instaurado en 11 de septiembre de 1943 para homenajear a Faustino Sarmiento y su aporte a la educación chilena y latinoamericana.
Digo que en 1977 se inicia con mayor profundidad la pérdida del sentido de la educación, pues la sociedad por la fuerza y la docilidad se dejó embaucar para trasladar la fecha al 16 de octubre de cada año; es el momento en que muchos de los docentes dejaron de jugar con sus estudiantes en el patio, es el instante en que empieza a prevalecer la instrucción por sobre humanización: preparar buenos trabajadores que sepan sus labores y obedecer; ya no personas con capacidad crítica y constructores de nuevas sociedades humanas. Y, aunque duela en lo más profundo, se inicia el proceso de monetarización de la labor docente, como hoy donde se hace carrera a través de la Carrera Docente y no de la calidad humana de la educación. Ni hablar de lo que está ocurriendo en la actualidad, donde los procesos educativos se han reducido a una mera instrucción para resolver Guías, telemática con cámaras y micrófonos apagados y donde el profesor(a) dicta cátedra a una audiencia que no participa, sino que está esperando el momento que termine la clase; en contradicción a la esencia de la educación se produce en la interacción permanente, es ahí donde se produce la humanización del ser humano.
En este día tan especial, quiero homenajear a nuestros maestros(as) que nos hicieron sentir más humano en la Escuela N° 90 de Penco, aquella escuelita pobre, cercana al estero y tan humana:
LA PROFESORA Fresia Ibáñez junto a su alumno Juan Espinoza (niño entonces) de la Escuela N° 90 de Penco. |
Una vez más, a todos ellos(as), y a los que he olvidado por el paso del tiempo… mis respeto y homenaje en este día tan especial y controversial.
Un abrazo a la distancia.
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