El día menos pensado llegó a Penco un alimento que llamaban hot-dog, pero la novedad entró primero por Lirquén, quizá por la sutil presión de los marineros norteamericanos de buques llegados al puerto y que buscaban comida rápida al estilo del tío Sam, o tal vez no. Aunque, por sus componentes, el plato pareciera ser originario del Munich de posguerra.
Un local que quedaba en calle Camilo Henríquez en Lirquén, cerca del puente, y de propiedad de un señor de apellido Fuentes comenzó a vender hot dogs sabrosos. El negocio era atendido por su sobrino Claudio Salas Fuentes. Bastaban un pan alargado caliente con un corte longitudinal, adentro una salchicha frita cubierta con chuckrut y sobre la col ágria y salada abundante mayonesa casera, listo el hot-dog a la usanza gringa. Todo esto ocurrió en los comienzos de los años sesenta. Ir por un hot-dog al negocio de Fuentes en Lirquén que tenía Wurlitzer (tocadiscos con cargador de monedas) era una bendición.
Con los años el hot-dog fue modificando su nombre lo llamaron completo y se le añadió una variedad de agregados: tomates, cebollas, palta. Otra presentación, sólo con salchicha y mayonesa, la denominaron especial. Y así siguieron los cambios y las creaciones. Pocos consumen hoy en día el hot dog original con chuckrut. Y las opiniones sobre las variedades y los sabores construyeron el mito: «los mejores completos de Chile están donde... (el nombre del negocio)». En mis años de universidad los más ricos los vendían en «El Trevi», ubicado en esa galería penquista situada frente a la plaza donde está el restaurant «El Quijote». Y en Santiago, decían que los completos insuperables eran los del «Ravera» en el portal Fernández Concha.
Como hemos dicho, en esta tendencia aperturista del gusto, Penco no estuvo al margen. Lentamente hacia 1970 llegaron las pizzas, también una idea de comida rápida creada en Estados Unidos. Pero, lo que en realidad los gringos hicieron fue promocionarlas, porque las pizzas originales provenían de Nápoles. Vitto di Palma, comentarista futbolero de la televisión argentina y de nacionalidad italiana, dijo una vez que las pizzas fueron una creación para disfrazar la pobreza. Las mamás hicieron las masas y le agregaron queso y tomate así ellas convencieron a los niños para que se alimentaran en tiempos difíciles. Sin embargo, en Penco recuerdo que a muchos las pizzas les parecían extrañas por esa mezcla de queso fundido con rodajas de tomate caliente. Nadie les cambiaría la idea de que el tomate se consumía crudo y frío en ensaladas. A pesar de la extrañeza de ésos, pronto las pizzas se hicieron populares. También había lugares donde las preparaban mejor que en otros, con distintos ingredientes y aliños. En Roma las que vende Bafetto no tienen comparación en todo el mundo.
Prácticamente en los 90 entró el sushi también desde Estados Unidos pero originario de Japón. Hacerlo requiere de más técnica y especialización. Sin embargo, rápidamente la gente aprendió y estos negocios se hallan ya por todas partes, incluso en zonas donde uno pudiera pensar que la modernidad está todavía muy lejos...
Paremos aquí. Sólo hemos abordado alguna comida rápida más señera y su ingreso paulatino con el correr de los años y los cambios en los gustos y las costumbres penconas. Ciertamente, hay muchas más. Y de cocina internacional no hemos hablado. Los nichos gastronómicos ya están bien instalados.
¿Qué cosa estará preparándose para entrar en el horno del futuro, que no imaginamos y que encontraremos rica o no tanto?
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