lunes, diciembre 06, 2021

LA HUELLA DE LOS DOMINICOS EN PENCO

BELLA BASÍLICA DE RECOLETA DOMINICA EN SANTIAGO.

Por Abel Soto Medina 

         He considerado interesante rescatar una publicación del diario El Sur de Concepción, del 11 de noviembre de 1991, escrita por el Padre Ramón Ramírez O. P., Presidente de la Sociedad de Historia de la Iglesia de Chile. El texto es el siguiente:

         Los Dominicos en Penco

       «A propósito de Festival de Coros de los Profesores de Chile, realizado en la Iglesia de Santo Domingo de Concepción en el mes de octubre de 1991, nos es grato recordar algo de la primitiva fundación del primer convento de la Orden en la antigua Penco. En efecto, el año 1560 se fundó esta casa, “como a una cuadra del mar y a dos cuadras de los españoles”, según cuentan las crónicas. Aún existen las ruinas de este fuerte, para admiración de los aficionados a la historia.

         «De esta antigua casa es poco lo que sabemos. Sin embargo, tenemos constancia que aquí funcionó la primera Casa de Estudios formales de la Orden, donde se dio filosofía y teología y que fue autorizada por el Reverendísimo Padre Maestro General de la Orden Dominicana Fraternal Hermano Antonio Cloche, el 25 de mayo de 1692, empezando a funcionar en enero de 1701. Fueron sus primeros maestros Fraternal Hermano Juan Castillo Velasco, doctor en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Santiago, quien murió el 29 de agosto de 1717; y Fraternal Hermano, José Morales, doctor en la misma universidad, muerto en Penco en 1731.

ANTONIO CLOCHE

         «Esta casa de estudio dura hasta el 24 de mayo 1751, en que quedó arruinada la ciudad y el convento a causa del terremoto y salida del mar de ésa época. Por esta razón las autoridades del reino decidieron trasladar la ciudad al valle de la Mocha, donde hoy está edificada la ciudad actual de Concepción. También es importante saber que en esta casa de estudios se formaron religiosos eminentes en la Orden, como el Padre Fraternal Hermano Manuel Acuña, maestro en teología y fundador de la famosa casa de observancia religiosa de Chile, la Recoleta Dominica. Otro religioso ilustre, discípulo del P. Acuña, fue Fr. Ignacio León de Garabito, maestro y doctor en la Universidad de San Felipe, donde desempeñó la primera cátedra de Matemáticas, muriendo en Santiago en enero de 1767.

          «En cuanto a las iglesias que tuvo La Orden en Penco, sólo sabemos que huno dos. Una de ellas se empezó a construir en 1775 en la nueva Concepción y era de tres naves, según las crónicas, la cual fue habilitada a comienzos del siglo XIX. Fue destruida por el terremoto de 1835. Siendo Superior de esta casa el Padre Fr. Vicente Hernández se iniciaron los trabajos de una nueva iglesia el año 1846. Ayudado por la gente de la comunidad y amigos de la Orden emprendió la gran tarea de la nueva construcción. En dos años logró levantar la iglesia actual que vemos hoy y una parte del convento. Se invirtieron $30.000, recogidos de donaciones del pueblo. El P. Hernández fue un religioso muy querido en la ciudad por las familias más importantes, a quienes confesaba y dirigía espiritualmente. Fue varias veces Prior del convento de Santiago hasta terminar como Provincial de la Orden de Santo Domingo en Chile. 

         «En los tiempos del P. Fr. Raimundo Ghigliazza, a fines del siglo XIX se hicieron nuevos trabajos en la iglesia. Consiguió la venida a Concepción del famoso arquitecto italiano D. Eusebio Chelli, que había construido en Santiago la Basílica de la Recoleta Dominica en Santiago, joya artística de Chile. Le encargó la construcción de un nuevo altar para la iglesia. Después solicitó al arquitecto francés D. Pedro Darles la construcción de una torre en el frontis, donde hizo colocar un reloj en 1870, que el primero que hubo en la ciudad. Hizo arreglar el artesonado y dorar el cielo de la iglesia. La decoración interior fue hecha por el artista español, S. Manuel Rovira, dándole énfasis al estilo griego y corintio.

         «Aún se conservan en nuestro convento tres hermosas campanas, que fueron seguramente de las antiguas iglesias. La más grande de ellas tiene un metro de alto, por 1,2 metros de ancho y debe pesar alrededor de una tonelada. Tiene una inscripción: “Regina sacratissimi Rosarii ora pro nobis”; y “Dionicio Ricoder de Veda me fecit”; “anno Dominici 1733”. La otra tiene 85 cm. De alto y una inscripción: “Melendez me fecit anno 1666”; “El RPF Matías de Herrera la hizo”. Y la más pequeña es de 50 cm. de alto, pero no tiene inscripción».

P. Ramón Ramírez O.P. Sociedad de Historia de la Iglesia de Chile.

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