EL ANTIGUO TEATRO, a la izquierda. EL FORTÍN REFINERO, a la derecha. |
Los sueños siempre han acompañado a la especie humana. El hombre y la mujer han progresado gracias a los sueños. Porque representan muchas cosas anheladas: cumplir metas, conseguir conocimientos, un trabajo, un bien, traspasar al mundo conocimientos, hacer reír, ayudar a la salud de los demás, vibrar con un triunfo. Sin embargo, muchas veces soñamos lo que no quisiéramos, un sueño no deseado.
Hubo un lugar en nuestro Penco, el que para todos sus habitantes era sinónimo de Recreación, Deporte, Actividad Social, Espectáculos Circenses, Obras de Teatro, Sala de Cine, Escenario para Shows Musicales, Prestidigitación, etc. Ese lugar se llamaba simplemente Centro Deportivo de Refinería, cuyas instalaciones sabíamos que pertenecían a la industria Crav, que en el ánimo de sus Ejecutivos y Jefaturas Administrativas, impulsaban las artes y el deporte en todo el sentido de la palabra. Ellos fueron inculcando a sus trabajadores el desarrollo de sus condiciones potenciales, sus habilidades y características innatas para cultivarlas. Fue así que este Centro Deportivo fue albergando el Fútbol, Boxeo, Ciclismo, Básquetbol, Bowling, Rayuela, Caza y Pesca, Banda de Músicos, Grupo de Scouts, Club Social.
Las Ramas Deportivas eran dirigidas por los propios trabajadores refineros, y se fijaban metas a desarrollar cada año. Gracias a ellos y al aporte financiero de la empresa el pueblo de Penco disfrutó de grandes espectáculos en las instalaciones ad hoc de que se disponía para tal efecto. Es necesario recordar que por calle San Vicente, entre Heras y O´Higgins, había una construcción que abarcaba toda la cuadra, y que su gimnasio vibró con vistosos partidos de básquetbol con los equipos Federico Carvallo, para los varones y el María del Rio para las damas, el boxeo estaba representado por el Roberto Ovalle. Este espacio refinero también brindaba alegría, esparcimiento y distracción con los famosos bailes de Fiestas Patrias y/o Años Nuevos, donde los integrantes de la Banda Crav tocaban sus instrumentos y los asistentes disfrutaban del ritmo de los Mambos, Cha-cha-chá, Rock and Roll, Twist, y los infaltables boleros de los Panchos. ¡Qué recuerdos dirá alguien que vivió una de esas noches!
Pero la mayor superficie la ocupaba sin duda la cancha de fútbol, que recibió a través del tiempo, el nombre de Fortín Refínero. Como en todo orden de cosas, los años van pasando y este recinto tenía originalmente superficie de tierra, la del Coquimbo a través del tiempo, 1924, 1939, 1943, por nombrar algunos años viejos. Ese lugar dio espacio también a los más grandes Circos como El City Hall, Las Águilas Humanas de Venturino Soto, Circo del Tony Caluga, y tantos otros. Cuando Coquimbo salió Campeón de la Segunda División del Fútbol Regional y se ganó el derecho nuevamente a competir en la serie de honor, la empresa refinera decidió transformar la superficie de tierra en una carpeta de pasto. Desplegó además un sistema de focos para partidos nocturnos. De ese modo, el Coquimbo (1963) –que de aquí en adelante se llamará el Coquimbo Crav–, participó disponiendo de un buen Fortín, hecho también que dio más realce cuando salió campeón ese mismo año. Obtuvo el título enfrentando a Lota con un empate 1 a 1. El gol refinero provino de un centro de Aravena y que Luis Che Reyes conectó de cabeza, llevando la pelota a la red del arco defendido por el joven arquero lotino Adolfo Nef. Resultó inútil su extraordinaria «volada» y no pudo evitar la anotación que le dio el Campeonato a Coquimbo Crav. Recordando dicho gol, ocurrió en el arco que daba la espalda a la calle San Vicente, mientras que el de Lota, en el arco de la calle Talcahuano. ¡Qué Alegría! Sin duda un sueño cumplido para el entrenador don Juan Muñiz Vila.
EL PROYECTO INMOBILIARIO que ocupará el espacio que una vez fue «el teatro de los sueños» de Penco. |
Los sueños se acaban cuando uno despierta y viene la claridad de un nuevo día, borrando las imágenes que se disipan como las nubes bajas del verano. En 1976 todos esos sueños de gloria se vieron truncados cuando en el mes de abril, la empresa refinera debió declarar la quiebra por las situaciones económicas y políticas vigentes. Ese día se desvanecieron muchísimos sueños de tanta gente cuando la fábrica apagó sus calderas y cerró sus puertas con llave. Se produjo a partir de entonces un lapso propicio para que las autoridades de turno gestionaran que ese teatro de los sueños pasara a manos municipales, pero eso nunca ocurrió y si hubo intentos, no llegaron a su fin. Pero entre tanta espera, vino un Veranito de San Juan, y aquí me detendré en un sueño cercano, el de mi hermano Jorge Darwin, quién muy joven, creyó tener una oportunidad en la industria azucarera, pero eso no fue posible, tenía el «defecto» de no pertenecer a la familia refinera. Pero, su sueño fue volver algún día y lo consiguió, pero nunca pensó que lo haría para reconvertir la instalación azucarera y hacerla apta para producir sanitarios para la empresa Loza Penco. Sin duda ese fue un sueño personal cumplido, pero estoy hablando de muchos sueños y Loza Penco los trajo de vuelta nuevamente. Primero, con un equipo de fútbol que logró el Campeonato Local y el de Campeones de la región con Fernando Cabezón López, como entrenador, hecho que permitió ir al campeonato de 3ra División a nivel nacional. Entonces se incorporaron al club el DT Luis Santibañez y los ex seleccionados Rodolfo Dubó y Mario Soto, más el goleador Patricio Bonhomme.
LUIS SANTIBÁÑEZ Y FELICIANO PALMA MATUS |
Cuántos viajes familiares, cuántos sueños cumplidos ahora de la familia locera que recorría el país en bus o tren, no importaba el destino, todo era nuevo, el sueño de conocer, ir con la familia, disfrutar. Todo era un sueño y como tal se terminó con la tormenta del nuevo amanecer: la Quiebra, otras circunstancias, pero Quiebra al fin.
Si consideramos que la Cancha de Refinería o el Fortín Refinero cerró en 1976, comparándo la fecha de la primera fotografía disponible del Coquimbo el año 1924, deducimos que estuvo vigente 52 años, donde muchas cosas pasaron. Allí se escribió la historia del deporte en Penco, pues el recinto deportivo sirvió como local a los otros equipos de la comuna como Minerales, Vipla y Fanaloza. Con la participación de esta última industria se realizaban hermosas Olimpíadas Deportivas junto a la Crav. Cuántos aplausos. El Veranito de San Juan de Loza Penco no duró más de 5 años y como el hombre siempre tropieza con la misma piedra, en el mes de abril, pero ahora de 1990 se terminaron también los sueños loceros. Si contamos esta última fecha, fueron 32 años de sueños. Sin embargo, la esperanza persistió imaginando que tarde o temprano aparecería algún soñador que hiciera que este lugar, el Fortín, volviera con nuevos actores a revivir las actuaciones del ayer y recibir los aplausos que en tantas ocasiones son el punto cúlmine de alcanzar un sueño.
Esa área urbana específica de la que estamos hablando volverá hoy a albergar otros sueños, válidos por cierto, y ojalá quienes habiten los futuros departamentos tengan sueños por el deporte y que alguien alguna vez les cuente cuantas historias guarda el lugar que los cobija. Cuando sus hijos crezcan tengan no sólo sueños deportivos, sino que además dispongan de instalaciones como las que tuvo el Centro Deportivo de Refinería, que pudieron pertenecer perfectamente a la comunidad pencona. La respuesta del porqué no lo son, la deben conseguir en otra oficina.
Pero la comunidad debe seguir soñando, aunque el año 1952, hubo alguna ilusión con la aprobación de una ley que facultaba al Municipio para que la Caja de Crédito Hipotecario (después Banco del Estado), entregara un préstamo para la compra de un terreno para un estadio para Penco y campos deportivos para Lirquén. De eso se han cumplido 70 años y nada tenemos, quizás a nadie la interesa, sólo a los románticos de los sueños que vuelven a recordar las glorias pasadas que también van a los 50 años atrás.
Al final el gran escritor español Pedro Calderón de la Barca con su obra de teatro La Vida es Sueño tenía razón. Una interrogante entre la realidad y el sueño, una lucha constante expresando al final: «...toda la vida es sueño y los sueños, sueños son».
LOZA PENCO EN EL FORTÍN REFINERO
LUCHO SANTIBÁÑEZ (QEPD) levanta la mano después de un triunfo de Loza Penco en el reducto pencón. |
GOL DE PATRICIO BONHOMME de penal ante Rahue (Osorno) hace estallar las tribunas colmadas de público en el estadio refinero. Loza Penco 3 - Rahue 0: |
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