domingo, mayo 14, 2023

UN CURIOSIDAD DE CERRO VERDE

                 Tiene harta historia Cerro Verde, en particular en el ámbito cultural. Ha sido fuente de inspiración de artistas y creadores. Por ejemplo, teniendo en cuenta su aguerrida historia, el artista Osvaldo Loyola pintó un hermoso mural de dos paños de 45 metros cuadrados en un muro de la escuela, que lamentablemente fue destruido por los terremotos de 1960; en las letras inspiró una obra de teatro magnífica: «Las Redes del Mar», del dramaturgo José Chesta; y también motivó el trabajo épico del educador Eduardo Campbell para conseguir edificar a pulso y entusiasmo una escuela y con ella darle un nuevo rumbo al villorrio. Su pasado minero tampoco debería ser olvidado, aunque la mina no haya alcanzado a sobrevivir tanto como la de Lirquén.

            Sin embargo --y es lo curioso--, cuesta imaginarse a Cerro Verde como una caleta de pescadores, porque el tejido urbano del poblado da la espalda al mar. Sus calles no conducen a la playa, corren paralelas. La ranfla, esa imponente defensa contra marejadas se convirtió en una muralla que separa a la población del mar. El contacto se produce solamente en el sector norte del villorrio, donde su emblemática Calle Central se dirige a Lirquén y por el lado izquierdo aparece el mar. Ha sido muy porteriormente que Cerro Verde le sacó partido a su ventaja de caleta con los puestos de pescados y mariscos cerca de El Refugio. Desde que se instalaron los primeros moradores, en una fecha indeterminada, la orientación del poblado mira hacia el este, hacia la colina que después se convirtió en Cerro Verde Alto.

                A pesar de esta característica urbana, los pescadores y mariscadores del villorrio tienen fama de buenos para la mar y si no, pregúntele usted a un cerroverdino.

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