Sin embargo --y es lo curioso--, cuesta imaginarse a Cerro Verde como una caleta de pescadores, porque el tejido urbano del poblado da la espalda al mar. Sus calles no conducen a la playa, corren paralelas. La ranfla, esa imponente defensa contra marejadas se convirtió en una muralla que separa a la población del mar. El contacto se produce solamente en el sector norte del villorrio, donde su emblemática Calle Central se dirige a Lirquén y por el lado izquierdo aparece el mar. Ha sido muy porteriormente que Cerro Verde le sacó partido a su ventaja de caleta con los puestos de pescados y mariscos cerca de El Refugio. Desde que se instalaron los primeros moradores, en una fecha indeterminada, la orientación del poblado mira hacia el este, hacia la colina que después se convirtió en Cerro Verde Alto.
A pesar de esta característica urbana, los pescadores y mariscadores del villorrio tienen fama de buenos para la mar y si no, pregúntele usted a un cerroverdino.
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