martes, enero 21, 2025

DESAFÍOS PARA VALIENTES EN PENCO

                 Recorrer el muelle más largo de Latinoamérica

                    Recorrer el muelle de Cosaf es un desafío, pero no se sabe si autorizan, como para desarrollar un programa de visitas. Cuando yo hice el recorrido en los setentas, las condiciones de seguridad eran muy precarias para una persona común y corriente. Recuerdo que desde el extremo del muelle, la vista de Penco resultaba muy interesante desde la altura de la plataforma de unos diez metros. La distancia total a recorrer es de unos 1.800 metros. Por esa longitud es considerado el muelle más largo de Latinoamérica. No es recomendable hacer el trayecto solo.

                        Cruzar el túnel aéreo de Fanaloza

                    Pocas personas nos podrían contar hoy en día, cómo era el túnel aéreo de Fanaloza, ése que cruzaba calle Freire con el letrero FANALOZA como aviso de pasa calle y que ya no existe. El ducto unía dos plantas de la empresa locera. Hemos sabido que pasar por allí no era gran cosa, como cruzar por un puente techado, que tenía un par de ventanas para mirar al exterior. La buena altura a que se encontraba lo preservó de golpes por camiones excedidos de norma. Los únicos que trajinaban por su interior eran trabajadores que rara vez iban de un lado a otro y por carros cargados con loza cruda para el cocido en los hornos. Por razones obvias este desafío no se puede cumplir hoy.

              Llegar a la cima del cerro Copucho

                    Dicen que desde la cumbre del cerro Copucho es posible ver el mar y la cordillera (no tengo esa experiencia). El Copucho es un macizo poblado de bosques y plantaciones, se puede decir que es el cerro de Penco. No destaca mayormente en la línea de elevaciones de la cordillera de la costa, pero no por eso es un cerro fome. Hay senderos que conducen a la parte más alta desde donde se aprecia toda la bahía de Concepción. Un paseo al Copucho es una buena alternativa para una caminata saludable, tomar fotos y para la inspiración. Demás está decir que te puedes encontrar con interesantes ejemplares de la fauna silvestre entre los recovecos del cerro.

                 Cruzar el túnel de Punta de Parra

                           El mayor de todos los retos era cruzar el túnel ferroviario de Punta de Parra (es todavía y seguirá siendo). Resulta curioso saber que ese túnel atrae a más gente de Penco que de Tomé. ¿Será porque Tomé tiene otro túnel ferroviario hacia el norte para ir a recorrerlo y que está más cerca? Pero, ése es otro asunto. Bien, entrar por el lado sur y salir por la otra boca es un propósito heavy. No es para intentarlo en soledad. Recomendable llevar una linterna o con la carga del celu full. La choreza del ducto radica en que no es recto, que permita ver la salida desde lejos, tiene una curva a la derecha por lo que hay un tramo largo en que la visibilidad es cero. Esto ya es un riesgo de tropezón y caída si pretendes avanzar sin iluminación. Como para todo hay una cuota de fantasía, cuentan historias de terror, por ejemplo que se ven figuras o luces en la oscuridad que no tienen explicación. Eso está en los mitos. Lo que sí es real es la posibilidad de sufrir un ataque de pánico, esto es que quieras salir urgentemente de ese encierro. Por eso es bueno conocerse a sí mismo para saber hasta dónde estamos en control de nuestros «turu-rurus». En el cruce hay que aventar los pensamientos traicioneros. La clave para los temerosos es voluntad y control. Otro riesgo real es el desprendimiento de material como piedras o cascotes que nos puedan caer y golpear en la oscuridad. Eso es más peligroso, todo lo demás es literatura. Por cierto que estamos hablando de la situación hoy en día (2025). Cuando hubo servicio ferroviario en el pasado, mucha gente contaba de casos de personas sorprendidas dentro del túnel durante la pasada de un tren, particularmente cuando las locomotoras funcionaban a vapor. El susto era grande, pero había que tener autocontrol para permanecer pegados contra los muros interiores y evitar el accidente. No nos han llegado relatos de esos años de algún atropellamientos en el interior.

                   Atravesar a nado el Andalién

                  No es una cosa del otro mundo cruzar nadando el Andalién en la desembocadura, pero hay que hacer primero una evaluación personal, un chequeo de las condiciones físicas, porque podría haber complicaciones en medio de la corriente, un calambre, un «mate» inesperado y demasiado largo, sentirse congelado, etc. Hasta si ves un pecado muy grande pasar cerca tuyo te puede causar susto. Hay nadadores que hacen ese ejercicio como una rutina y también son ellos los que cuentan historias tenebrosas de encuentros cercanos con «cueros», animales míticos que algunos le hallan la explicación diciendo que son mantas rayas. En fin, puede haber sorpresas. Por eso antes de intentar cruzar a nado el Andalién hay que considerar además el viaje de vuelta. Si llegaste con dificultades a la otra orilla y temes volver nadando, la recomendación es caminar por el borde del río aguas arriba hasta alcanzar un punto donde vadear sin riesgo. Cruzar a nado sólo para contar el hecho como una hazaña no tiene sentido.

                    Ir a mariscar a la isla-islote

                   Esta no es ninguna aventura especial en tiempo de normalidad y cuando la marea está de baja ir a la isla-islote que asoma frente a la cancha de Gente de Mar. Se puede llegar caminando sobre la arena, salvo cruzar algunos charcos a pie desnudo, no hay más. Entretenido es llegar allí donde se puede recorrer toda la superficie sorteando piedras y pozones de agua, porque el islote no se seca nunca totalmente. Se pueden recoger algunos mariscos sabrosos sin valor comercial (en buena hora) como caracoles de mar de tamaño pequeño, alguna almeja o un bagre. Nada más, suficiente para un aperitivo.

                            ¿Dónde radica la aventura, entonces? En primer lugar, si permaneces mucho tiempo, el mar subirá sin darte cuenta y ya no será tan fácil salir caminando seco por arena firme, como a la llegada. Si eso te ocurriera, tendrás que atravesar metiéndote hasta el cuello en el mar antes de alcanzar la tierra firme. Y el segundo inconveniente es menos probable, pero no por eso imposible. Podría sorprenderte un sismo fuerte, capaz de generar un tsunami.¿Qué hacer? Salir lo más pronto posible y huir a un lugar seguro, porque un mar caótico podría agarrarte. En la historia tampoco sabemos que algo semejante haya ocurrido. No es recomendable adentrarse a la isla durante períodos en que se registran temblores demasiados frecuentes.





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