![]() |
VIRGEN DE LA CANDELARIA, COPIAPÓ, O «LA CHINITA». |
DESDE COPIAPÓ, por Juan Espinoza Pereira, Docente.
Para contextualizar esta breve reflexión, he de señalar que desde hace dos años he sido incorporado a una comunidad de hermosas personas de Penco, llamada «Egresados del ’75» de la gloriosa escuela N°90, por cierto, la mejor para nosotros no solo por haber estudiado en una escuela pobre, sino por la calidad de sus profesores y los valores que nos inculcaron, muchos de los cuales aún seguimos cultivando. Sin ir más lejos, algunas compañeras admiten que jamás habían sido mejor tratadas que cuando entraron tardíamente a la escuela 90, con olor a mercado y estero; otro ejemplo es la valoración que hacemos de nuestros compañeritos(as) y profesores(as).
En febrero recién pasado visitamos a la señorita Julia, una MAESTRA para nosotros por sus consejos y para mí, por haberme hecho carne la morfosintaxis del castellano que me ha permitido hablar y escribir de manera correcta y donde no quedan ambages. No exagero que a la señorita Julia la comimos a abrazos y besos y agradecimientos. Bueno, habrá otra oportunidad para decir algo de la generación ´75 de la hermosa escuela N°90 de Penco.
En una tarde de camaradería de café, picadillos y recuerdos, apareció el tema de religiosidad pencona, se recordaba la procesión de la Virgen del Carmen y la solemnidad que ello encerraba, pero que ha ido decayendo con el tiempo; yo, en mi calidad de ateo, pero, con una fuerte raigambre por la alteridad cultural de norte, sur, extremo sur, puse un punto de controversia (reto) respecto a cómo se vive la religiosidad en el norte: respeto, adhesión, pasión, colores, bailes y alegría; con multitudes que desbordan las calles de cada localidad de Atacama. Fue el momento en que intervino de manera brillante Miguelina Aguayo, una compañerita respetada por todo el grupo, que defendió la devoción de los pencones por la Virgen del Carmen, ¡cómo se demuestra el sacrificio de los creyentes ante la Virgen por décadas en la comuna!, al mismo tiempo señaló que al ver lo que sucede en el norte, le parece muy pagano, sobre todo por lo que sucede en la Fiesta de la Tirana.
Me suele ocurrir que a veces actúo con «mecha corta»(1), pero por respeto a mis compañeritos(as) primero tomé un sorbo de café cargado y luego señalé: «Estimo que los copiapinos tienen la misma devoción por la divinidad, pero culturalmente diferente porque la Chinita (Virgen) tiene un origen material e histórico concreto, fue Caro Inca, un indio Diaguita, quien en un momento de desesperación en la cordillera, cuando todo estaba perdido, sus animales muertos por la tormenta, él tratando de sobrevivir y perdido en la nevazón, ya entregado a su suerte, de pronto logró ver una brillantez a lo lejos que lo guió a una cueva donde se protegió; luego de descansar, empezó a escudriñar ese refugio y encontró una pequeña imagen de una Virgen que emitía una luz que lo condujo al refugio para sobrevivir. Mariano Caro Inca, bajó hasta el pueblo indios en Copiapó(2) con la diminuta imagen de la Virgen. Ya en su hogar, construyó un altar y a escondidas de los españoles comenzó la adoración por la imagen que le salvó la vida. Con el tiempo, la comunidad indígena se fue sumando con oraciones, bailes, cantos y fiestas en honor a la gran madre de la vida de Atacama y, que hasta hoy se realiza cada 05 de febrero del año, con la asistencia de cientos de bailes religiosos de toda Atacama y de otros países andinos».
Después de escuchar mi relato, Miguelina dijo «cada pueblo tiene su forma de valorar su religiosidad, no hay una mejor… mientras exista fe hay valores compañeritos». ¡Qué hermosa frase! Propia de Miguelina y su capacidad de aglutinar a personas con pensamientos y culturas diferentes, tal vez sea yo el más diferente, lo cual agradezco con todo el amor infantil de la época a mis compañeritas(os).
Sólo para ilustrar la fe de los atacameños hacia su madre celestial, me sobrecogen algunos actos de demostración de fe de los atacameños:
La fiesta normalmente se realiza con las más altas temperaturas, sobre 30° y muchos de los promesantes caminan y bailan descalzos sobre el cemento.
El tránsito de los feligreses suele ser de 1km, de bailes devotos, saltos y coreografías preparadas durante todo el año.
La forma de caminar en la procesión es diferente, pues a la Chinita jamás se le vuelve la espalda, siempre se la venera de frente, siempre se le mira a los ojos, por eso los chinos bailan y tocan sus instrumentos caminando hacia atrás, porque la Chinita está a tu altura, te acoge, escucha y te da consejos.
La Chinita es bondadosa, no discrimina colores, trajes ni bailes.
En mi condición y respetuoso de la alteridad cultural y religiosa, un homenaje a todas y cada una de las manifestaciones culturales y de fe que se desarrollan en nuestro país y otras latitudes del planeta que manifiestan su fe en este periodo del año.
Un abrazo toda mi generación de la escuela N°90 del ’75… con afecto desde Atacama.
_____
Expresión nortina cuando los pirquineros para hacer explosionar la dinamita en un pirquén, usan pocos metros de guía para la explosión, pero deben correr rápidamente para protegerse.
Tanto en Copiapó y Vallenar, los españoles crearon espacios para los indios, alejados de los blancos españoles: en Vallenar, El Tránsito; en Copiapó, Pueblo de San Fernando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario