La población en 1961. (Foto Arch. Hist. de Concepción) |
El guarda bosques de la Refinería, que tenía una enorme casa
de campo en el sector de Las Bateas, lamentó la orden que recibió de la empresa
para que retirara sus vacas y caballos que pacían en las vegas junto al camino a Concepción en los
altos de Penco, porque a la brevedad comenzarían allí los trabajos para levantar
un conjunto habitacional. Para el guarda bosques, un hombre rudo que recorría
los cerros a caballo, la notificación que a lo mejor llevaba la firma del administrador
Desiderio Guzmán no fue ninguna gracia. Porque su gente ordeñaba las vacas ahí
mismo. Transportar la leche en botellas a casas de familias, sus clientes, en el
Recinto era una corta caminata por un sendero a través del bosque que
desembocaba en la iglesia de Cristo Redentor. Tendría que trasladar la
actividad lechera hacia alejados y escondidos valles cerro arriba, hecho que
haría más pesado el trámite del reparto de botellas a domicilio.
En efecto, los
trabajos para urbanizar las vegas donde se instalaría la población se iniciaron
hacia fines de la década de 1950. Primero, se trazaron las calles y después se instalaron
las soleras. Sin embargo, la tarea de urbanizar tropezó primero con serias dificultades
para construir el alcantarillado. La tierra suelta se desmoronaba sobre los
hoyos hechos con pala y picota y las lluvias inundaban los agujeros con el
aspecto de profundas trincheras llenas de agua. Hubo que lidiar por meses para ganarle a la
naturaleza y habilitar ese servicio.
Concurrencia en el día de la inauguración. (Arch. Histórico de Concepción) |
La empresa CRAV encomendó su proyecto urbanístico a la oficina de arquitectos Santiago
Roi y Ricardo Hempell. Para las casas, la refinería
pidió que se utilizaran las últimas tecnologías en materia de construcción de
viviendas. Fue así como se usó por primera vez en Penco la fibra de vidrio para
aislar el ruido y la temperatura entre los espacios interiores y el exterior.
Don Desiderio Guzmán seguramente dio personalmente su aprobación al diseño de las casas
teniendo en consideración que la modernidad se acercaba a Penco a pasos
agigantados. Las viviendas tendrían que ser amplias, cómodas, dignas y con
estilo, todas de una planta con la opción de futuras ampliaciones.
En el
intertanto, obreros forestales se hicieron cargo de cortar árboles allí donde el proyecto contemplaba la instalación de casas. A golpe de hacha (no se conocían las moto sierras) pinos
y eucaliptos fueron cayendo uno tras otro. El
guarda bosques, que observaba, no imaginó que la tarea de los forestales, limitada a la creación de pequeñas superficies habitables, con el tiempo continuaría hasta hacer desaparecer el último de
los añosos árboles que rodeaban el sector.
La población se llamaría Conjunto Habitacional para Obreros de la Compañía Refinería de Azúcar de Penco. La construcción, sin embargo, sufrió una demora a causa de los violentos terremotos del 21 y 22 de mayo de 1960. Pero, por otro lado, también se hacía urgente terminar las casas para entregarlas a las familias, muchas de las cuales, vivían en unos pabellones básicos de ladrillos en la calle San Vicente entre Freire y la línea férrea. Hasta que por fin, la fría mañana del 7 de octubre de 1961, se procedió a la inauguración de la obra. Fue un acontecimiento en la historia de Penco. De Concepción asistieron autoridades y el anfitrión fue don Desiderio Guzmán quien pronunció el discurso inaugural ante centenares de personas presentes.
La Refinería, de algún modo, estaba respondiendo a sus obreros y sus familias, que habían quedado afuera de los planes del Recinto. Alrededor de las 12 de ese día se izó el pabellón patrio, se interpretó la Canción Nacional y se participó en la liturgia de bendición del conjunto habitacional.
La ceremonia congregó a mucha gente en el sector. (Arch. Histórico de Concepción). |
La población se llamaría Conjunto Habitacional para Obreros de la Compañía Refinería de Azúcar de Penco. La construcción, sin embargo, sufrió una demora a causa de los violentos terremotos del 21 y 22 de mayo de 1960. Pero, por otro lado, también se hacía urgente terminar las casas para entregarlas a las familias, muchas de las cuales, vivían en unos pabellones básicos de ladrillos en la calle San Vicente entre Freire y la línea férrea. Hasta que por fin, la fría mañana del 7 de octubre de 1961, se procedió a la inauguración de la obra. Fue un acontecimiento en la historia de Penco. De Concepción asistieron autoridades y el anfitrión fue don Desiderio Guzmán quien pronunció el discurso inaugural ante centenares de personas presentes.
La Refinería, de algún modo, estaba respondiendo a sus obreros y sus familias, que habían quedado afuera de los planes del Recinto. Alrededor de las 12 de ese día se izó el pabellón patrio, se interpretó la Canción Nacional y se participó en la liturgia de bendición del conjunto habitacional.
Una vez que sus nuevos moradores se instalaron en ese ámbito campestre, comenzó el
paulatino desarrollo urbano del sector. El día de la inauguración, el guarda bosques terminó de
arrear las últimas
vacas hacia un nuevo lugar habilitado para la actividad
lechera en los faldeos del cerro Copucho. Aunque la medida le incomodaba,
pronto se dio cuenta que con la nueva población se le abría un nuevo mercado para su negocio de la leche.
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