NO RESFRIARSE EN VERANO
Esta advertencia puede tener una explicación y es que el
pino es un árbol de follaje muy denso y el color de sus hojas es verde oscuro.
Esto significa que sus hojas con forma de largas agujas absorben gran cantidad
de energía. Por tal motivo la sombra de un pino puede ser más fresca que el
promedio de la que prodigan otras especies. De este modo el campesino a quien
oí la historia tendría razón, si al frío que emana de la sombra de un pino
sumamos el enfriamiento natural del cuerpo durante el sueño no sería extraño
cogerse un soberano resfrío aún en una somnolienta tarde de 30 grados de
temperatura bajo el sol veraniego.
EL ORGULLO ULTRAJADO
La casa de mis amigos
estaba situada a campo traviesa dos kilómetros al norte de Primer Agua, camino a
la localidad de Rafael. Ellos habían comprado una escopeta de carga(1) de segunda
o tercera mano. Era un arma hechiza. Y lo único que querían era probarla. Los
hombres jóvenes salieron al patio para cargar la escopeta no sin temor. Echaron
una cantidad de pólvora mayor que la recomendable, agregaron las esferitas de
plomo o munición también en cantidad por arriba del máximo y en la parte donde
golpea el martillo, encajaron la estrella o fulminante. Había gran expectación
por el primer cañonazo de la escopeta vieja recién comprada. Pero, nadie se
atrevió a sostener el arma, apuntarla y accionar el gatillo. ¿Qué hacer? Entonces
observé que mis amigos comenzaron a buscar un “valiente” entre los niños que
mirábamos toda la escena. A mis trece años me ofrecí para disparar. Los muchachones
me miraron y me pasaron el arma cargada. La sostuve con fuerza. Y en eso otro niño de mi edad, pero residente de Primer Agua dio un paso al frente y dijo que el primero quería ser él. Como yo era visitante, ellos optaron
con mi competidor. Antes que yo pudiera protestar, me quitaron la escopeta y se
la entregaron al otro muchacho. Y le dijeron que caminera en dirección a un
árbol y que apuntara hacia el follaje. Le dijeron cómo tenía que
echarse el arma al hombro y cómo disparar. El niño siguió las instrucciones de
los “valientes” mayores. Todos nos arrojamos al suelo para presenciar con seguridad el
tiro inicial. Silencio, emoción.
El cañonazo ensordecedor retumbó en los confines
de los cerros cercanos. Se produjo una nube negra casi al unísono con la
explosión. Varios ganchos del árbol se vinieron al suelo, mientras el pequeños artillero
rodaba en medio de una polvareda. El arma lo golpeó en el pecho, en la cara y
en el hombro y lo lanzó de espaldas por los aires. Se golpeó la cabeza, estaba
mudo y le corrían las lágrima de dolor.
Los “valientes” corrieron a prestarle ayuda. Y el dueño de la escopeta fue a
recoger su arma caliente por la explosión y llena de tierra. Estaba inservible.
La sobrecarga de pólvora y munición destrozó el cañón el que quedó abierto como
una rosa retorcida. “Parece una mata de
apio”, dijo el dueño no sin rabia por haber despilfarrado su inversión de
esa forma tan poco digna, sin honor y sin orgullo.
(1) Se llama escopeta de carga porque no usa cartuchos, sino que hay que construir la carga en su mismo cañón.
(1) Se llama escopeta de carga porque no usa cartuchos, sino que hay que construir la carga en su mismo cañón.
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