Don José Riquelme, inagotable creador y guía de jóvenes de Penco, fundador del Atlético. |
¿Usted tendría la valentía de
crear un club de fútbol a pulso, con puro corazón? Difícil. Pero, José Riquelme
Araneda (don Jóse) lo intentó aún siendo un niño en 1940 y lo consiguió de a
poco, hasta que diez años después su club ––su creación personal y su propiedad
real e intelectual–– ya tenía forma, reconocimiento y nombre: el Club Atlético
de Penco.
Víctor Riquelme y don José Riquelme junto a su padre, al centro, don Eleuterio Riquelme, durante una visita a Valdivia en 1961. |
José Riquelme, sus padres: don
Eleuterio Riquelme y la señora Luisa Araneda, sus hermanas y hermano llegaron a
Penco a mediados de 1939, meses después de violento terremoto de Chillán que también
afectó gravemente a Penco. Los Riquelme provenían de Valdivia, ciudad donde
operaba una refinería de azúcar similar a la pencona. Su padre fue trasladado por
la empresa para que se incorporara a la industria de Viña del Mar. Pero, él
prefirió venirse a la planta de Penco y en buena hora, porque esa decisión le
regaló a nuestra ciudad la oportunidad de que José Riquelme desarrollara aquí toda
su creatividad y sueños.
Él tenía un problema físico, secuela de una poliomelitis al nacer, hecho que le impidió jugar al fútbol con el resto de los niños de su edad. Pero, el impedimento versus las ganas de chutear una pelota en una cancha generaron en él la idea de crear un equipo. No tenía aún diez años cuando agrupó a varios niños del barrio y los organizó para jugar al fútbol. Arbitraba, era el técnico y el presidente del equipo por él mismo creado.
Pero, no incursionó sólo en el fútbol, también organizó fiestas primaverales con las niñas y niños del barrio (los pabellones de emergencia, de Alcázar con Freire, que hoy ya no existen). Al mismo tiempo, era un amante de la fotografía y no ocultaba su admiración por el cine. Con una cámara hechiza, construida con tarros y cajas, logró filmar cortas escenas de los juegos de los niños. Esa producción más artesanal e imaginativa que técnica la proyectaba en las tardes en el corredor de su casa. Sus hermanas lo ayudaban a colgar una sábana blanca en el muro para que sirviera de pantalla, donde José efectuaba la proyección que él narraba ahí frente a su concurrencia. ¿Quiénes?: los mismos protagonistas de sus películas, los niños del barrio. Uno de esos niños de entonces Miguel Ortiz recuerda hoy que ellos celebraban al final la mágica proyección cinematográfica de don José. Todos felices y después a comentar en sus casas con sus padres y familiares la actuación que le cupo a cada cual .
Él tenía un problema físico, secuela de una poliomelitis al nacer, hecho que le impidió jugar al fútbol con el resto de los niños de su edad. Pero, el impedimento versus las ganas de chutear una pelota en una cancha generaron en él la idea de crear un equipo. No tenía aún diez años cuando agrupó a varios niños del barrio y los organizó para jugar al fútbol. Arbitraba, era el técnico y el presidente del equipo por él mismo creado.
Pero, no incursionó sólo en el fútbol, también organizó fiestas primaverales con las niñas y niños del barrio (los pabellones de emergencia, de Alcázar con Freire, que hoy ya no existen). Al mismo tiempo, era un amante de la fotografía y no ocultaba su admiración por el cine. Con una cámara hechiza, construida con tarros y cajas, logró filmar cortas escenas de los juegos de los niños. Esa producción más artesanal e imaginativa que técnica la proyectaba en las tardes en el corredor de su casa. Sus hermanas lo ayudaban a colgar una sábana blanca en el muro para que sirviera de pantalla, donde José efectuaba la proyección que él narraba ahí frente a su concurrencia. ¿Quiénes?: los mismos protagonistas de sus películas, los niños del barrio. Uno de esos niños de entonces Miguel Ortiz recuerda hoy que ellos celebraban al final la mágica proyección cinematográfica de don José. Todos felices y después a comentar en sus casas con sus padres y familiares la actuación que le cupo a cada cual .
La directiva de Atlético en pleno, 1958: Guillermo Casanueva, Alfonso Navarro y Enrique Godoy. Abajo, José Rodríguez, José Riquelme y Luis Guillermo Sandoval. |
Batería de cámaras fotográficas de don José. |
Su sentido del sano humor era
notable. "La Máquina", así llamaba él a su equipo más en broma que en serio. Miguel Ortiz recuerda que un día don José hizo circular una
información de que Atlético enfrentaría a un equipo brasileño. Por primera vez,
su club se mediría de tú a tú en la cancha con un representativo carioca, con
jugadores de edades equivalentes. Se produjo gran expectación por el sorpresivo
match internacional que se disputaría en Penco. Respecto de los visitantes
brasileños había un misterio absoluto. A la hora del mentado partido el equipo
de Atlético salió al centro de la cancha con sus mejores figuras y quedó allí
aguardando la entrada de los cariocas. (Don José lo había arreglado todo).
Desde el otro extremo ingresaron al campo los jugadores "brasileños" trotando en fila india. La gente que se había congregado a ver el partido comprobó que todos los jugadores eran de raza negra y tenían el pelo ensortijado. Desde lejos, se vio a los "brasileños" levantar sus manos para saludar al público y ahí mismo se quitaron los buzos. “Cuál no sería nuestra sorpresa ––nos dice Miguel Ortiz, ex jugador de Atlético— al ver que nuestros rivales tenían la cara negra, pero, las piernas y los brazos blancos. Exijo una explicación”. En efecto, don José había armado un equipo con entusiastas muchachos quienes se pintaron las caras con el tizne de un corcho quemado y simularon ser jugadores brasileños. La broma recibió el aplauso del público, el partido fue de lo más entretenido y los jugadores de "raza negra" al poco andar eran una mezcla divertida de tizne y sudor. Harto humor y a pasarlo bien.
Don José también cultivaba el dibujo a mano alzada. Buscaba personajes en publicaciones para su inspiración. Leía revistas deportivas argentinas como El Gráfico, que coleccionaba. Admiraba a Toscanito, el protagonista del cine trasandino, famoso en los cuarenta y en particular por su película La Pelota de Trapo.
Desde el otro extremo ingresaron al campo los jugadores "brasileños" trotando en fila india. La gente que se había congregado a ver el partido comprobó que todos los jugadores eran de raza negra y tenían el pelo ensortijado. Desde lejos, se vio a los "brasileños" levantar sus manos para saludar al público y ahí mismo se quitaron los buzos. “Cuál no sería nuestra sorpresa ––nos dice Miguel Ortiz, ex jugador de Atlético— al ver que nuestros rivales tenían la cara negra, pero, las piernas y los brazos blancos. Exijo una explicación”. En efecto, don José había armado un equipo con entusiastas muchachos quienes se pintaron las caras con el tizne de un corcho quemado y simularon ser jugadores brasileños. La broma recibió el aplauso del público, el partido fue de lo más entretenido y los jugadores de "raza negra" al poco andar eran una mezcla divertida de tizne y sudor. Harto humor y a pasarlo bien.
Don José también cultivaba el dibujo a mano alzada. Buscaba personajes en publicaciones para su inspiración. Leía revistas deportivas argentinas como El Gráfico, que coleccionaba. Admiraba a Toscanito, el protagonista del cine trasandino, famoso en los cuarenta y en particular por su película La Pelota de Trapo.
Otra anécdota: Atlético
hizo una presentación en la cancha de Gente de Mar, seguramente en 1961.
Pensando en conseguir algo entretenido para el público, don José concibió la idea
de hacer desfilar a su equipo y agregar un séquito de muchachos portando en andas un cohete de cartón apuntando al cielo. Rodeaban el artefacto
niños con cotonas blancas que semejaban ser científicos. Antes del partido los
científicos instalaron el cohete en el medio de la cancha y los niños con cotonas
blancas efectuaron los procedimientos para hacerlo desplegar, según pensaba la gente que observaba la acción. ¿Qué irá a pasar?, ¿saldrá disparado al cielo y se perderá en las alturas? Obviamente, no hubo despegue, pero tampoco frustración porque todo fue una parafernalia de fantasía, como lo quería don José. Algo
falló o faltó y los científicos explicaron al público que en el futuro lo intentarían de nuevo y se retiraron llevando su cohete a otra parte
para reparaciones. Hubo aplausos y quedó
la idea viva que Atlético intentaría un cuento sorprendente, parecido para la
próxima.
El club Atlético tomó forma con
todas las de la ley en enero de 1950 al ser aceptado por la recién formada
Asociación de Fútbol Amateur de Penco. Lucía una camiseta azul con una banda
blanca en el pecho, se componía de cuatro divisiones: segunda y primera
infantil, juveniles y el equipo de honor. Don José cultivó su amistad con los
niños, les mostró el buen sendero de la vida y canalizó sus inquietudes a
través del deporte. Una figura se formó en sus: Omar Soto, quien llegaría a ser
arquero de Colo Colo.
El club tuvo su sede social en calle Penco al lado del río, donde hoy funciona una bencinera. Fue construida a puro pulso, con harto entusiasmo y colaboración de los socios. Bajo ese techo de unos doscientos metros cuadrados de superficie funcionaba la oficina y había un mueble con los trofeos.
Atlético y el grupo de "científicos" con su cohete en la cancha de Gente de Mar. |
El club tuvo su sede social en calle Penco al lado del río, donde hoy funciona una bencinera. Fue construida a puro pulso, con harto entusiasmo y colaboración de los socios. Bajo ese techo de unos doscientos metros cuadrados de superficie funcionaba la oficina y había un mueble con los trofeos.
Porque el club obtuvo campeonatos y consiguió copas. Hoy algunos permanecen en el living de la casa de sus hermanas y en el recuerdo de centenares de pencones. En esa sede tenían lugar las reuniones técnicas. Era
perfectamente factible realizar allí veladas y encuentros familiares. Después
de 1973 el lugar fue injustificadamente desalojado y desmantelado.
Atlético también incursionó en otros deportes, el atletismo, por ejemplo. Entre sus atletas se recuerdan a Rolando Sandoval, Víctor Riquelme, José “Chepo” Rodríguez. El club participaba con sus colores en distintas competencias de esta disciplina que se organizaban en la región.
Por problemas de salud don José derivó, en el 2004, la administración del club a Manuel Cruces, quien ofició de presidente en ejercicio. Bajo su conducción obtuvo muy buenos resultados durante dos años. Después asumió la presidencia José Venegas, pero para entonces el Atlético comenzó a decaer sin vuelta hasta su desaparición total el año 2009.
Una versión de "La Máquina" formando junto a la galería del Fortín de la Refinería. |
Atlético también incursionó en otros deportes, el atletismo, por ejemplo. Entre sus atletas se recuerdan a Rolando Sandoval, Víctor Riquelme, José “Chepo” Rodríguez. El club participaba con sus colores en distintas competencias de esta disciplina que se organizaban en la región.
Por problemas de salud don José derivó, en el 2004, la administración del club a Manuel Cruces, quien ofició de presidente en ejercicio. Bajo su conducción obtuvo muy buenos resultados durante dos años. Después asumió la presidencia José Venegas, pero para entonces el Atlético comenzó a decaer sin vuelta hasta su desaparición total el año 2009.
Su creador, don José Riquelme, no vio el final de su club,
porque la muerte lo sorprendió cuatro años antes. Falleció el 25 de enero de
2005. Sin embargo, su obra en favor de los niños y de los jóvenes de Penco, sus aficiones, su
delicado sentido del humor y sus sueños no quedarán relegados al olvido.
Uno de los tantos trofeos que obtuvo Atlético a lo largo de sus casi setenta años de existencia. |
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