lunes, diciembre 26, 2016

EL CHENKO, UN EJEMPLO PARA LA JUVENTUD DE PENCO

  
El Chenko y su señora, Juanita Figueroa, de paseo en la playa de Penco una tarde de la primavera de 2015.
   E
l Chenko es una de las personas emblemáticas de Penco. ¡Quién no lo conoce! Se lo ubica así mucho más que por su nombre Óscar Timoschenko Muñoz Soufflet. 

   Llegó a nuestra ciudad de niño, cuando su familia se mudó de Yungay, en la provincia de Ñuble. Primero, los Muñoz Soufflet arrendaron unas habitaciones donde Camarena en calle El Roble. Pero, cuando les pidieron la propiedad, la jefatura del antiguo hospital pencón le cedió temporalmente un espacio del recinto que no se usaba para atenciones médicas para acomodarse de emergencia, mientras les entregaban su casa  en la nueva población Perú que estaba a punto de ser inaugurada. Don Óscar, su padre, trabajaba un camión y su madre, la señora Zaida, era matrona de los servicios de salud de Penco. Chenko es el tercero de once hermanos.
   
    Nació en Tinguiririca, San Fernando en 1943. Su familia sufrió un impacto fuerte en 1947 cuando el gobierno de González Videla, durante la persecución de los comunistas, relegó a su padre a Pisagua. Entonces a la señora Zaida Soufflet la derivaron a Yungay, donde sola debió mantener a sus hijos. Ella era matrona de profesión, hija del agregado militar de la Embajada de Francia en Santiago, Charles Soufflet, quien se casó en Chile con Águeda Ramírez Atria, proveniente de una familia acomodada de la capital.
La señora Zaida Soufflet y su hijo Chenko, con uniforme
de conscripto del Regimiento Silva Renard.

FUE UN GUÍA DE NIÑOS Y JÓVENES PENCONES

    El Chenko, un muchacho trabajador y deportista, se convirtió en el referente de sus hermanos luego de la partida de su padre, quien falleciera en Penco a los 50 años. Mucho tiempo más tarde, dijo a nuestro blog que él se “formó en la universidad de la calle”, usando una metáfora. Fue un activo integrante del grupo scout Armando Legrand, donde destacó como jefe de patrulla y director de la banda de guerra. Lo propio hizo en la Refinería de Azúcar, donde laboró codo a codo con don Juan Muñiz en la División de Menores organizando campamentos para esa agrupación de los hijos de refineros.
"Me formé en la universidad de la calle", dijo el Chenko
en una oportunidad a nuestro blog.

   Ex scouts de Penco recuerdan al Chenko dirigiendo las patrullas a su cargo por los cerros de Primer Agua, Cieneguillas o las desconocidas quebradas del cerro Copucho. Se sabía todas las canciones escautivas que él enseñaba a sus dirigidos. Marchar detrás del Chenko explorando el monte con pantalones cortos, bototos y sombreros  era ir cantando… “aún, sin sol… nos vamos todos de excursión; con esperanza amor y fe…”

HA SIDO UN CATÓLICO PRACTICANTE

   Y es justamente la fe la que lo ayuda en sus difíciles momentos actuales. Desde niño profesó la religión católica. Ya mayor era hombre de misa dominical. Hoy en día, debido a su dificultad para caminar vienen de la iglesia a darle la comunión cada domingo.

   El Chenko está dotado de un liderazgo natural. Tiene sentido de autoridad siendo él una persona de comportamiento humilde. En los tiempos de los scouts supo corregir a sus dirigidos con discreta prudencia (he citado aquí a San Agustín). Estas dos características despiertan el cariños de quienes han estado cerca suyo en el desempeño de trabajos o en actividades deportivas. Es un hombre franco, afable, sin dobleces ni posturas. Su lealtad no conoce límites por eso su vida modesta ha sido fructífera y se ha granjeado el reconocimiento de todos.
El Chenko, a la izquierda, con el equipo de Coquimbo CRAV.

Aquí nuestro Chenko viste la camiseta N° 8.
UN ATLETA POR NATURALEZA

  De complexión delgada y atlética, el Chenko practicó todos los deportes: futbolista, basquetbolista, atletismo, salto alto, boxeo, remo… Como trabajador de la Refinería de Azúcar, defendió los colores del Coquimbo CRAV en el campeonato regional; integró también el quinteto del Carvallo en las competencias locales de básquetbol. Subió tantas veces a los cuadriláteros para boxear con un estilo rápido, eficaz y de gran técnica. En las olimpiadas que celebraban las industrias de Fanaloza y la Refinería, para canalizar la “rivalidad” que existía entre ambas, competía en remo, atletismo. Integraba los equipos que tiraban de la cuerda y hasta entre quienes participaban en las divertidas carreras de ensacados. También trabajó en Fanaloza por lo tanto jugó en el equipo de esa industria desde el primer momento de su incorporación.
Con el equipo de remo de la Refinería de Azúcar.

Campeón en la carrera de ensacados.

    En años recientes se dedicó a dar clases de boxeo, en este sentido, a sus pupilos les hacía ver que lo mejor era seguir el camino sano del deporte, para no caer en el alcohol o en la droga. Cumplía esta dedicación con un profundo sentido social. Quienes siguieron sus enseñanzas reconocen en él todo lo aprendido y lo que les ha servido en la vida.

LAS ENFERMEDADES...

   El Chenko no goza de buena salud, en especial a partir de 2012, pero ahí está luchando. Hace un par de días asistió a la iglesia de Penco junto a su esposa Juanita Figueroa Fernández para celebrar sus bodas de oro, cincuenta años de matrimonio, evento que ha sido ampliamente difundido a través de las redes sociales.
Manuel Suárez, tesorero de la Sociedad de Historia de Penco; Chenko Muñoz; y el autor de esta nota.

    Juanita nos informa que cada día ella recibe a los menos veinte llamados telefónicos de gente que quiere saber el estado de salud del Chenko, sin contar los que van personalmente a la casa a imponerse de su estado. En una conversación con este blog, nos dijo: “Son días de puras emociones, de lágrimas no de tristeza, sino de alegría por el reconocimiento de tanta gente, de quienes lo conocen, que lo quieren y que le desean fuerza para sobrellevar esta enfermedad”. 
Juanita Figueroa y Chenko Muñoz este diciembre de 2016, en la celebración de sus bodas de oro en la iglesia de Penco. (Foto de María Verónica Roa Durán, tomada de Facebook.)

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