Lirquén en los sesentas. Al centro, a la derecha se puede ver el antiguo retén de Carabineros al otro lado del camino a Tomé. Hoy eso está todo cambiado. (Foto cedida por Jorge Nova). |
Hay
estudios que anuncian que para el 2050 la mitad de la población mundial vivirá
en zonas urbanas (ciudades) a lo largo y ancho del planeta. La gente de los
campos irá disminuyendo rápidamente, según los expertos. Sin embargo, la
esperanza de una mejor vida en las mega ciudades podría ser lo contrario a las
expectativas, por lo que migrar de la ruralidad a la urbanidad no tendría mucho
atractivo. Pero, es la tendencia. Sin embargo, se observan luces de lo opuesto.
Hará una par de semanas, una nota
en la televisión chilena mostró a una mujer, perteneciente a una etnia,
interrumpir con su cuerpo los avances para pavimentar el camino que pasaba
frente a su vivienda en un campo del sur. Una última lectura sobre esa acción sería «no quiero ser
urbana, sino del campo», entendiendo esto último como la preferencia por lo
natural sin los artificios o los «adelantos» de la modernidad. Por otra parte,
la revista británica The Economist publicó ayer un artículo sobre la comunidad
de Andorra, situada en los Pirineos. Una pantacarta de una manifestación en las
calles decía «Soy Rural y Seguiré Siendo Rural», ello en respuesta a los
abruptos planes de urbanización que se anuncian para Andorra en España…
Manifestación reciente a favor de la ruralidad en Andorra. (Foto The Economist). |
Barrios de Penco fueron semi rurales, por muchos años,
muchos más de lo que ha sido su avance en la urbanidad. En esos tiempos eran
numerosos los sitios baldíos que había por todos lados, donde pacían bueyes y caballos. La población Perú, por
ejemplo se construyó sobre un sitio vacuo enorme a fines de los 50. La esquina
de Freire y Maipú, frente a las señoritas Ulloa era un gran espacio vacío donde una vez al año se instalaban los juegos de un carrusel ambulante. Y para qué seguir con esta
enumeración.
Lirquén tardó más en entrar en la
modernidad, porque los sitios baldíos ocupaban manzanas enteras en el plan de la
población en el sector sur, incluso en los años 60. Esos se ha ido ocupando. Por ejemplo,
Carabineros y Bomberos edificaron sus cuarteles en espacios como los
mencionados. La policía uniformada cambió el lugar de su retén con el sólo
hecho de cruzar la calzada del camino a Tomé. O sea, estas modificaciones urbanas en Lirquén se han notado más, porque ha sido más rápidas. Sin embargo, uno de los encantos
de Lirquén es que perdura ese ambiente intermedio entre un gran perfil urbano y algo de campo: no es
extraño toparse con reses sueltas en las calles e incluso en la plaza y nadie se inmuta o, por
ejemplo, tener la facilidad de bajar caminando al estero para vadearlo al final
de la población Jaime Lea Plaza. Es agradable la paz que esos detalles
significativos le otorgan a Lirquén.
Una vaca cruzando la plaza de Lirquén. (2016, foto del archivo del blog). |
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