Dos ruedas de carreta: arriba, en un supermercado de Santiago; y abajo, en el fundo El Milagro cerca de Penco. |
Los investigadores históricos estiman que el hombre inventó
las rueda hace unos 3.500 años, pero recientes hallazgos arqueológicos en
Eslovenia incluyen una rueda que dataría de más de cinco mil años. Al parecer
la primera aplicación del invento fue la alfarería y después se la comenzó a
emplear en los medios de transporte. El invento cambió el curso futuro de la
historia de la humanidad.
La rueda clásica, familiar en las calles de Penco, era la que
empleaban las carretas que bajaban con mercaderías y productos de los campos
para su venta al menudeo en el pueblo. Las ruedas de esas carretas, que ya no
es posible encontrar por ningún lado, se veían rústicas y elementales. Pero, es
cosa de detenerse un minuto para analizar todo el trabajo, la ingeniería y la
tecnología detrás de su complicada construcción. En Chile hubo pequeñas
empresas artesanales que se dedicaron a fabricarlas, una de las más renombradas
estaba en Purén.
La rueda de carreta requiere para su construcción maderas
muy sólidas y resistentes. El radio debe ser de alta perfección para evitar
deformaciones de la circunferencia. Los 12 rayos tienen que calzar en forma
ajustada para soportar la carga vertical y también la oblicua, para cuando la
carreta pasaba por algún plano inclinado, una loma pronunciada, por ejemplo. Al
centro de la circunferencia poseen un tambor que estabiliza la rueda a 90 grados
con el eje, bajo cualquiera circunstancia de tránsito. Si esto no se cumple la
rueda puede colapsar sin remedio. Tanto en la periferia como en el centro, las
ruedas presentan revestimientos de acero para proteger la madera del desgaste causado tanto por el eje como por la rudeza de los caminos. O sea, debemos tener un poquito
de respeto antes de emitir un juicio por lo arcaico del invento frente a las
ruedas y los sistemas de transportes actuales. Las ruedas de carretera fueron
una obra maestra de la ingeniería y de la estética.
Arriba, una carreta abandonada entre malezas en el fundo El Milagro; y abajo, una de ellas como objeto e exhibición de productos en un supermercado santiaguino. |
Las carretas dotadas de esas ruedas, como decíamos, ya no se
ven. En una visita al fundo El Milagro, cerca de Penco, encontré un par de esas
carretas arrumbadas y abandonadas entre malezas. Y, como curiosidad, en un
supermercado de Santiago hay una como objeto de marketing, pero cuyas ruedas
tiene sólo 10 rayos, por lo que nunca trabajó, sino que su propósito es la
exhibición. Pero, las carretas cargadas de sacos de carbón vegetal; o con frutas:
uvas, peras y manzanas; o leña para estufas y cocinas; y también con piezas de alfarería
rústica es la imagen que muchos guardamos de las calles de Penco. Sus
carreteros, alentando a sus yuntas de bueyes, avanzaban por aquí y por allá
ofreciendo los frutos de sus trabajos.
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