domingo, mayo 12, 2019

«CABEZÓN» LÓPEZ, TESTIMONIO DE PERSEVERANCIA, SUPERACIÓN Y HUMILDAD EN PENCO

Fernando López entrega un juego de fina loza, hecha por las manos de los trabajadores loceros de Penco, al Papa Juan Pablo II, durante la visita del Santo Padre a Chile en 1987. La tercera persona que aparece al centro de la foto es Luis Germani, gerente general de la entonces empresa Loza Penco.

NOTA DE LA EDITORIAL: Hay personas que tienen ese don particular de sobreponerse a la iniquidades de la vida y desde la nada alcanzar logros muchas veces espectaculares. Para ello se ha que contar con una personalidad a la vez perseverante, honesta, transparente, alegre y firme ante los desafíos. Tal es el caso de Fernando López, ex jugador de fútbol y entrenador, conocido en Penco con el apodo de «Cabezón» López. "He sido una persona afortunada en la vida. Mi personalidad es la que me dio el Señor. Por eso hay gente que cree que las tengo todas pero, en el fondo no tengo nada", dijo hace algún tiempo para una producción de youtube.  No se obnubiló a consecuencia de sus éxitos como técnico amateur. Al contrario permanecer siempre humilde ha sido su impronta. Su querido barrio de Gente de Mar lo vio crecer desde los 5 o 6 años cuando llegó aquí con su familia que emigraba en la esperanza de hallar un mundo mejor. Su encuentro cara cara con el Papa Juan Pablo II, hoy santo de la Iglesia, es un hito en su historia personal de logros pero también lo es para Penco, porque se trata de un querido vecino de la comuna. La semblanza del "Cabezón" que incluimos a continuación la preparó Abel Soto, quien lo conoce desde hace muchos años.

LOS LOGROS EN LA VIDA DE «CABEZÓN» LÓPEZ

          El «Cabezón» López es un personaje de Penco muy especial. Representa un poco a Pedro Urdemales, Condorito, Cantinflas u otros que se han educado en la Universidad de la vida, hijo de un capataz de fundo sector Florida, y su madre una partera con mucha experiencia, un día en que su padre discutió con el patrón, dejó el trabajo y se decidió a partir en busca de nuevos horizontes. Así fue que cargó su carreta de 3 pisos y las endilgó hacia donde la yunta de  bueyes cortara, a la buena de Dios. Así llegó a Penco por el sector de Villarrica. 
       Acá el «Cabezón», niño aún, y por sobrevivir, ayudaba a los pescadores de Gente de Mar, y calentaba el agua a los matarifes del matadero municipal ubicado en calle infante, cerca de la cancha del club. Ésas fueron sus aulas, se graduó de experto en preparar yeso para la fabricación de loza. Gracias a su robusto carácter, conoció y disfrutó almuerzos con Don Gregorio Díaz o Don «Goyito», como le decían, dueño de Fanaloza.
López con la camiseta de la U de Conce.
         El «Cabezón» López jugaba al fútbol. Un día Luis Tirado lo vio jugar, vino y le ofreció integrarse a Temuco. Pero, no, su Penco pudo más. Un tiempo después Don Lucho Vera lo llevó al Universitario de Concepción y después pasó al Fernández Vial. Terminado su ciclo como jugador se convirtió en entrenador amateur de los clubes de Penco. Desempeñando ese rol consiguió varios títulos comunales así como en la competencia de Recopa y Copa de Campeones de la Región. López es amigo de los amigos y es conocido en muchos ámbitos pencones. Su mayor orgullo seguirá siendo el haber sido designado junto al ex gerente general de Loza Penco Don Luis «Cato» Germany, para entregar un presente a nombre de la empresa y sus trabajadores, al Santo Padre Juan Pablo II en abril de 1987.
El equipo de Loza Penco dirigido por Fernando López, meses antes que llegara al cargo Luis Santibáñez.
        Otra de las peculiaridades del «Cabezón» es el uso de la expresión “excelente” para responder a cualquier consulta relacionada con su persona o simplemente para responder a los saludos de los amigos. Hoy, todo el mundo lo saluda con esa palabra excelente. Y ante la pregunta ¿cómo estás “Cabezón”?, la respuesta del aludido es infalible: excelente, seguida de una sonrisa y su inigualable y contagiosa alegría...(Abel Soto).

Revisión de estilo: N.Palma
El «Cabezón» López junto al club que lo vio nacer Gente de Mar. Él siempre sonriente.


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