Instalaciones de la antigua mina de Lirquén. |
En Penco y Lirquén donde uno hunda
una pala en el suelo, sale carbón. Ese era el decir de los antiguos mineros. Se
referían a la generosidad y abundancia de ese combustible fósil en el subsuelo.
Ciertamente el dicho popular es una hipérbole, una exageración si lo leemos al pie
de la letra. Sin embargo, algo de cierto había si consideramos que en Cerro
Verde, Cosmito y Lirquén funcionaron minas por décadas de las que se extraía
carbón. No de excelente calidad calorífica, pero suficiente para poner en
marcha industrias, generar electricidad y mover ferrocarriles.
Del aforismo de aquellos mineros
salían otros cuentos y éstos agarraban vuelo derechamente en la ficción. En
esos tiempos circulaban muchas revistas de historietas que suplían la falta de
televisión e internet. En una de esas publicaciones se incluía un relato de un
delincuente que se había construido una
máquina para viajar en el tiempo. Entonces concibió una idea: ir al remoto
futuro, cometer un robo y regresar al presente con el botín producto de su
delito. Y planificó asaltar alguna joyería de alguna ciudad del porvenir.
Antes de abordar la máquina del
tiempo, se sobó las manos pensando en lo perfecto de su plan: asaltar una
joyería y regresar sin que nadie en el futuro supiera de él ni pudiera hallarlo
jamás, un crimen perfecto.
La historieta añadía que el tipo llegó
a una ciudad miles de años en el futuro y que cometió el asalto en la joyería
más cara del lugar. Tuvo incluso tiempo de sobra cargar grandes cantidades de
diamantes en unos sacos. Huyó con el botín, se subió al vehículo del tiempo y
regresó al presente feliz de volver con su carga millonaria. Al fin rico.
Ya en la tranquilidad de su casa, abrió
los sacos con los diamantes y cuál fue su sorpresa que el contenido de las
bolsas eran solamente trozos de carbón… El hombre no se había informado que los
diamantes provenían del carbón, están constituido por el mismo elemento carbono
y que la diferencia sólo estriba en la pureza y en el ordenamiento de sus
estructuras microscópicas. El carbón deriva en diamante con el paso del tiempo.
O sea, una piedra de diamante al retroceder en el tiempo regresaría a su forma
original: carbón
Demás está decir que esta publicación se conoció en Penco y que fue tema de conversaciones y de risas en algunos círculos. Muchos llegaron a
soñar que la mina del Lirquén sería con los años un yacimiento de diamantes. Sin embargo, los científicos afirman que sería necesario que pasaran no sólo algunos sino varios millones de años antes que el carbón sometido a gigantescas presiones y elevadísimas temperaturas pudiera derivar
eventualmente en diamante.
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