Cara sur de las caballerizas de Cosmito, hoy son demolidas. |
Una empresa inmobiliaria
inició las demoliciones de los viejos caserones ubicados en la loma
sur de Cosmito, ‒antes
un fundo, hoy un sector urbano ubicado junto al camino que une a
Penco y Concepción–,
que en sus buenos tiempos fueron las caballerizas de la hacienda,
entonces propiedad de CRAV. Esas añosas edificaciones con estilo
arquitectónico particular son o fueron parte del paisaje de Cosmito.
El nuevo proyecto implica la demolición total, la nivelación
superior del terreno y la construcción de edificios de
departamentos.
Estructuras como la lechería, al fondo, y la zona de las vacas a la derecha, construidas con gusto y estilo arquitectónico. |
Allá por 1940 cuando la
refinería de azúcar exploró opciones para reinventarse, destinó
una gran cantidad de recursos para echar a andar un proyecto de
producción de alimentos en ese fundo. Para tal fin creó la hacienda
Cosmito y para hacerla realidad contrató a un especialista en
Europa: Walter Zwillinger. Este ingeniero llegó con su esposa a
Penco y diseñó la gran máquina de producción de hotalizas,
frutos, leche y carne. A todas las construcciones del proyecto que
hubo que hacer le imprimió el sello de la arquitectura de los campos
de Austria, su país natal: Tejas, muros blancos, serchas café
oscuro. Esos trabajos debieron ser muy costosos para CRAV, pero la
empresa le dio el amén a Zwillinger y el proyecto siguió adelante,
hasta que la hacienda estuvo completa. La explotación de Cosmito
como hacienda no duró lo que se esperaba porque al final de cuentas los ingresos no alcanzaban a cubrir los gastos de la marcha de la empresa. Hasta que CRAV perdió la fe y vino un
viraje a un sistema de explotación con la participación de medieros. Después los
medieros fraccionaron sus partes, las vendieron y comenzaron a instalarse viviendas donde antes hubo generosos terrenos agrícolas... Lo que pasa hoy en
día en Cosmito ya es cuento conocido.
La entrada a las pesebreras de los caballos, nótese el estilo y la dedicación original. La foto fue tomada cuand ahí funcionaba una fábrica de puertas. |
Para complementar este panorama macro, me detendré solamente en las caballerizas. Eran una
obra de arte. El interior perfectamente compartimentado para los
caballos, con sus pesebreras limpias y comederos impecable. Los animales desde
sus cubículos tenían vista al camino público a través de ventanas a la
altura de sus cabezas. La puerta por donde entraban y salían los
caballos cada mañana o cada tarde estaba diseñada a semejanza de
una gran herradura, hecha en piedra y ladrillos. Además, en ese punto había
una estatua de bronce de un caballo modelada con mucho gusto
artístico, que el día menos pensado desapareció junto con la
decadencia de la hacienda. ¿Por qué hubo tantos caballos tan bien
cuidados? Porque al igual que los bueyes fueron la fuerza motriz que
accionó los engranajes de todo el sistema.
La estética europea de la antigua Granja Cosmito. |
Esto que hemos
presentado es un resumen de los buenos tiempos de Cosmito. No vamos a hablar de nostalgias, para no causar las risas de los inversionistas ni tampoco para aguar los sueños de quienes quisieran vivir allí. Mientras tanto,
retroexcavadoras, demuelen aquellos estilosos galpones. Esta actividad de
echar abajo lo que haya, con el fin de recuperar espacios para
dedicarlos a otros fines, es un testimonio más de cómo la historia
también se reescribe con un chuzo y una pala.
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Nota de la editorial: Agradecemos la alerta de información que nos hizo llegar Andy Urrutia Riquelme.
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Nota de la editorial: Agradecemos la alerta de información que nos hizo llegar Andy Urrutia Riquelme.
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