martes, mayo 26, 2020

SE PERDIERON LAS ANTIGUAS CABALLERIZAS DE COSMITO

Cara sur de las caballerizas de Cosmito, hoy son demolidas.

          Una empresa inmobiliaria inició las demoliciones de los viejos caserones ubicados en la loma sur de Cosmito, antes un fundo, hoy un sector urbano ubicado junto al camino que une a Penco y Concepción, que en sus buenos tiempos fueron las caballerizas de la hacienda, entonces propiedad de CRAV. Esas añosas edificaciones con estilo arquitectónico particular son o fueron parte del paisaje de Cosmito. El nuevo proyecto implica la demolición total, la nivelación superior del terreno y la construcción de edificios de departamentos.
Estructuras como la lechería, al fondo, y la zona de las vacas a la derecha, construidas
con gusto y estilo arquitectónico. 
          Allá por 1940 cuando la refinería de azúcar exploró opciones para reinventarse, destinó una gran cantidad de recursos para echar a andar un proyecto de producción de alimentos en ese fundo. Para tal fin creó la hacienda Cosmito y para hacerla realidad contrató a un especialista en Europa: Walter Zwillinger. Este ingeniero llegó con su esposa a Penco y diseñó la gran máquina de producción de hotalizas, frutos, leche y carne. A todas las construcciones del proyecto que hubo que hacer le imprimió el sello de la arquitectura de los campos de Austria, su país natal: Tejas, muros blancos, serchas café oscuro. Esos trabajos debieron ser muy costosos para CRAV, pero la empresa le dio el amén a Zwillinger y el proyecto siguió adelante, hasta que la hacienda estuvo completa. La explotación de Cosmito como hacienda no duró lo que se esperaba porque al final de cuentas los ingresos no alcanzaban a cubrir los gastos de la marcha de la empresa. Hasta que CRAV perdió la fe y vino un viraje a un sistema de explotación con la participación de medieros. Después los medieros fraccionaron sus partes, las vendieron y comenzaron a instalarse viviendas donde antes hubo generosos terrenos agrícolas... Lo que pasa hoy en día en Cosmito ya es cuento conocido.
La entrada a las pesebreras de los caballos, nótese el estilo y la dedicación original. La foto fue tomada cuand ahí funcionaba una fábrica de puertas.
          Para complementar este panorama macro, me detendré solamente en las caballerizas. Eran una obra de arte. El interior perfectamente compartimentado para los caballos, con sus pesebreras limpias y comederos impecable. Los animales desde sus cubículos tenían vista al camino público a través de ventanas a la altura de sus cabezas. La puerta por donde entraban y salían los caballos cada mañana o cada tarde estaba diseñada a semejanza de una gran herradura, hecha en piedra y ladrillos. Además, en ese punto había una estatua de bronce de un caballo modelada con mucho gusto artístico, que el día menos pensado desapareció junto con la decadencia de la hacienda. ¿Por qué hubo tantos caballos tan bien cuidados? Porque al igual que los bueyes fueron la fuerza motriz que accionó los engranajes de todo el sistema.
La estética europea de la antigua Granja Cosmito.
           Esto que hemos presentado es un resumen de los buenos tiempos de Cosmito. No vamos a hablar de nostalgias, para no causar las risas de los inversionistas ni tampoco para aguar los sueños de quienes quisieran vivir allí. Mientras tanto, retroexcavadoras, demuelen aquellos estilosos galpones. Esta actividad de echar abajo lo que haya, con el fin de recuperar espacios para dedicarlos a otros fines, es un testimonio más de cómo la historia también se reescribe con un chuzo y una pala.
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Nota de la editorial: Agradecemos la alerta de información que nos hizo llegar Andy Urrutia Riquelme.

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