sábado, mayo 09, 2020

UN RECORRIDO POR EL ALMA DEL BARRIO SAN VICENTE DE PENCO

NOTA DE LA EDITORIAL:
El texto de esta nota fue preparado por Abel Soto Medina, vecino por toda una vida del Barrio San Vicente de Penco. Sus descripciones del entorno y sus relatos de las personas  con nombres y apellidos  —y en algunos casos también con simpáticos apelativos— que fueron de ahí o que ya no están constituyen un testimonio vivificante de ese sector urbano de la comuna. Esta crónica demuestra que San Vicente no es una calle más, sino un barrio con todas sus letras de gente conocida, de familias, de comerciantes, deportistas y de trabajadores que comparten un presente y que atesoran infinitos recuerdos. La narración de Soto Medina está llena de imágenes desempolvadas con chispazos de picardía que hacen amena la lectura del texto de principio a fin. 

CLUB BARRIO SAN VICENTE (1957, aprox.)
De pie: Ascanio Ravanal, Andrés Figueroa, Francisco Cartes, Claudio Figueroa, Humberto Aedo (arquero), Manuel Aedo, Rolando Alarcón, Belisario Sanhueza, Santiago Moncada (DT); Agachados: Gabriel Muñoz, Adrián Sepúlveda, Juan Romero, Jorge Latorre, 
Humberto Monares.
                                        POR  ABEL SOTO MEDINA
ABEL SOTO MEDINA
    Observando una simple fotografía (de arriba) de un equipo de Fútbol del Barrio San Vicente y que estimo fue tomada por el año 1957, me hizo viajar a mi infancia, y en ese viaje voló mi imaginación para recordar a tantos vecinos que con sus características especiales fueron modelando ese bonito barrio. Cómo no recordar a la Familia de los Pérez, la Señora Olga, sus hijos Gastón, Erich, Manuel, Chamin y la preciosa Fanny, el mayor fue aviador y Erich un ingeniero civil, el barrio los respetaba y quería mucho por sus logros en esos entonces, y que fueron íconos para muchos de su generación y también para las futuras. Al vecino que le decíamos Tío Chicho, y que tenía una micro del recorrido Chillancito-Lorenzo Arenas, los jóvenes la empujábamos y él nos compensaba llevándonos a Concepción, pasado el puente Andalién. Su llegada al barrio, fue porque se casó con la Reina del Barrio, la Srta María Esparza. Luego de la casa del sr. Pérez, venía la señora Marta Schon y don Rubén con su negocio de cerveza, que eran parientes de la señora Gume su marido el Chico Herrera como ella le decía y sus hijas. La familia Rivera con varios hermanos, entre ellos Florencio y Guillermo. Contiguo la casa de Don Abel Torres, estibador de Huachipato, y que tenía una bodega de vinos, y que la gente le decía El Agua de Pipa, su señora Delia, dentro de sus hijas e hijos quiero distinguir al Chito Pipa, que recientemente emprendió el viaje sin retorno. Las familias Contreras y Sanhueza, ambas con numerosa descendencia, uno de los integrantes de la fotografía es Belisario Sanhueza, o el Challo. La casa de don Esteban Chávez, el conocido Casero Bueno, su señora Marta, sus hijas Marta, Margarita, Lela, sus hijos Daniel y Exequiel (Chechei), quien compró un camión bautizándolo Copihue, por su color rojo. Ah cómo no recordar los viajes en ese camión los 20 de enero a Yumbel, con pasada el Río Batuquito, o los paseos a los fundo Las Margaritas y/o Trinitarias, en el sector del Río Andalién o esas idas el 01 de noviembre al Cementerio de Curaco, cerca de Rafael.
La calle San Vicente de Penco, a la izquierda, por años fue el límite sur del plan de la comuna.

Don Miguel Maldonado su señora Fidela y sus hijas y don Rafael, quién la oficio de peluquero del barrio. Luego venía un sitio vacuo donde el abuelo Chequelo, tenía una pesebrera para sus bueyes. Hacia el cerro se avecindó la Familia Molina, que eran varios hermanos, me recuerdo a don Segundo, René, Juana, Olga, más hacia Freire don Pancho Seguel, formó familia llegando sus hijos Ester, Norma, Waldo, Pancho, Willy, Luzmira, y el Molo. Este lugar que pertenecía a don Fernando San Martín, se comenzó a poblar, llegando la Familia Sagredo, don Santiago Villegas y su señora Elba, sus hijos Fernando, Mireya, Santiago, Elba, y Nancho. Los Ulloa de don Pancho, su sra. Irma, sus hijos Orlando, Eduardo, Ángela, Jando. Los Pedreros Sagredo, con la comadre Eloísa y sus hermanos. El Viejo Tapia con la sra. Maggie y sus hijos. Luego venía un blok de albañilería similar al del frente de la calle, y dónde vivía don Osvaldo San Martín, La srta. Irma Pachi y su hermano, la familia de don José y Señora, con su negocio de leche con plátano, y sus hijos Chapolo, Ruth y Elías, La sra. Delia y la Mirsa, la familia Pino con los hijos, el mayor no recuerdo el nombre pero le decían Naranjita, Lucho, Teresa y Flor, Ricardo, luego había una sra. que sus hijas eran de apellido García, Anita, Elvira, Magdalena, y en la esquina el zapatero Abdón Vásquez, con sus hermanas Eva, Margarita, posteriormente también estuvo ahí el zapatero Salazar,
Calle San Vicente.
todo esto por el lado del cerro, y atravesando calle Freire, por el mismo lado, la casa esquina de don Santiago Peña, refinero y futbolista de Coquimbo. Apegada a esa casa había un negocio que lo atendía el sr. Urbina, que después hizo famoso su local en calle Maipú, y que dio origen al nombre de un conjunto que se llama «Los Parroquianos de Urbina», hay más casas, pero no recuerdo su gente. Los Ascencio sus hijos Santiago, El Cocheco, Manuel. La familia Poblete, sus hijas Inelda, Raquel, María Lorena, Segundo. Don Miguel Maldonado y sus hijos, Miguel y Fidela, Nina. Los hermanos Concha, Manuel y Fernando me recuerdo con especial cariño a Fernando un funcionario público que ayudó a muchas personas por su calidad humana y la de servidor público, entusiasta dirigente deportivo a través de su vida. Llegando a la calle Heras, se estableció un matrimonio con apellido extranjero don Otto Wedel, familia que falleció trágicamente en un accidente, dejando a un hijo del mismo nombre que con los años encontré en el área marítima específicamente como tripulante de un remolcador. En la primera casa de la esquina pasado Heras, vivió la familia Riffo, que una de las hijas se casó con el afamado futbolista Campeón con Coquimbo Crav el año 1963, me refiero al Chaguito Nova, hombre sencillo, afable y siempre sonriente, proveniente de una familia de Lirquén. Luego venía la familia de los Latorre, cuyo padre fue estibador de Huachipato, uno de sus hijos el Lalo con los años se transformaría en unos de los sastre de importancia de Penco, y Jorge que aparece en fotografía integrando al equipo de San Vicente; el barrio los conocía como Los Juaños, junto a sus hermanos Beto, Manuel, Juan, Gabriel otros que se me escapan sus nombres. Vecinos de ellos había un señor de apellido Soto, y también un poco más hacia Concepción. Los Sandoval que eran varios hermanos, El Goyo, Lorenzo, y en otra casa casi frente a la entrada de Galería del teatro Crav, vivía el sr. Sandoval, celador (guardia) de Refinería y que también se desempeñaba ad honorem como portero del Teatro, su hijo se destacó en las lides de fútbol de Penco como Arquero, y sin que sea peyorativo le decían «El Pavo Sandoval», y a propósito de porteros del teatro me recuerdo a Reyes, Coco Mora, Chepito Martínez, Baeza. Después mi recuerdo alcanza a una familia Chávez, que uno de los hermanos también era celador, otro joven de entonces estibador, a otro le decían El Corocho, y al final una familia Astudillo que eran varios hermanos y hermanas.
El antiguo Teatro CRAV, San Vicente al costado izquierd.

Cómo se termina la calle por el sector del cerro, regreso hacia Freire por la vereda del Teatro Crav, en cuya esquina cada tarde llegaba la sra. Santos, con su hija Blanquita, que fue el amor platónico de muchos adolescentes y jóvenes del barrio y de otras partes que llegaban al Teatro diariamente; ellas vendían productos como avellanas tostadas, piñones, castañas, dulces y golosinas, misma misión realizaba el sr. Careaga y su señora Berta. Todas esas delicias eran devoradas dentro del teatro mientras se exhibía alguna película mexicana o de cowboys. A propósito de películas, recuerdo Lo que el Viento se Llevó, Ben Hur, Los Diez Mandamientos, Al Este del Paraíso, Espartaco, 12 del Patíbulo, La Violetera, y las mexicanas El Gallo Colorado, Juan Charrasqueado o las de Cantinflas, Resortes o Tintán. En el estrado del Teatro recuerdo haber ido a ver la final del Radioteatro de Moya Grau, El Padre Gallo, y escuchado al conjunto de Rock de Penco, que se denominaba Los Truenos, cuyo cantante era un Joven de apellido Alarcón, y Omar Contreras tocaba el Bajo. Quienes conocimos las dependencias de todo ese edificio que incluía el teatro, había un ring de entrenamiento de box al que se ingresaba por el sector de la cancha de fútbol, los camarines de los árbitros, los 2 pabellones de baños que servían para el gimnasio y la cancha, y también para los púgiles, u otros deportistas que albergaba el complejo Deportivo Refinero. Cómo olvidar sus famosos bailes en el gimnasio, tanto para año nuevo como fiestas patrias, resaltando en la orquesta el sr. Candia, Chepito. Las inolvidables veladas de box con el peneca Rivera como ayudante, recordar a Misael Vilugrón un avecindado en Penco que participó en un torneo Panamericano; para los más viejos Peter Johnson, un ciudadano Peruano que residió en Penco, cuyos hijos siguieron su huella del box, siendo César un destacado Vice-Campeón Nacional Amateur en la categoría Pesado; sus clásicas peleas con Leandro Ortaly, un recuerdo a Cachano Burgos, Quico Jara, Tolé Jara, un medio mediano que con el Cachupín Sandoval sacaban chispas en cada encuentro, Vítoco Montesinos, Nova, Ulises Durán, Molina, aunque no lo vi pelear un recuerdo al Cacharro Tibaud de Concepción, y a los más jóvenes, Valencia, Peñailillo, De la Rosa, Cruces. El Club Social un restaurante que estaba dentro de las dependencias, y que atendía especialmente a los trabajadores de refinería, también fue parte de historia. Recuerdo de un señor de apellido Polaco, Mancowszky, que falleció quedando su señora y sus hijos Klauss, Johanna y una guagua que no pasaba de 3 años y que llamaba la atención por su pelo rubio y lo hermosa que era.
JUAN MUÑIZ VILA
En el Gimnasio que ya no está, todavía retumba el vozarrón de don Juan Muñiz Vila, un uruguayo, profesor de Educación Física, que había incursionado como DT en básquetbol y fútbol en Iquique sacando Campeón Nacional a sus equipos allá por los años 50, y que en Penco, con Coquimbo Crav salió Campeón a lo menos 4 veces en el Fútbol Regional. En básquetbol con el club Federico Carvallo, don Juan fue vice campeón de la liga de Concepción, Crav lo trajo para hacerse cargo de las actividades deportivas y que impuso sin duda su impronta, tanto en el fútbol, como en el básquetbol, grupo de scout, y todo lo que tuvo a su cargo que comprendía la recreación y deportes para los trabajadores de crav. Debo recordar también que fue entrenador del Club Alcázar obteniendo el Campeonato de Recopa de la Octava Región, dónde compiten los Campeones de cada liga comunal, un recuerdo también a los otros clubes pencones que obtuvieron el mismo palmarés, me refiero a Gente de Mar, Membrillar y Deportes Lirquén.
En estas humildes líneas y a través de ellas, un reconocimiento a todas las destacadas basquetbolistas de entonces, Amalia Villegas, las hermanas Figueroa, Lidia Monares, Rosita Cartes, Margarita Riffo, Estela Vergara, y por los hombres, Titín Figueroa, El «Sordo» Nova,
EL CARVALLO DE PENCO: 12 Carlos Romero; 15 Suárez; 7 Esparza; 5 García; 8 Muñoz; 9 Figueroa; 10 E. Cartens; 4 L. Cartens; 11 Ascencio y 6 Cabrera.
Juan Esparza, Suárez, Carlos Romero, Esteban Cartes, Chamaco García, en este ámbito hay que obligadamente hacer mención especial, no sólo porque es más joven que los nombrados, sino porque sin duda ha sido el más grande basquetbolista de la comuna me refiero a don Sandro Figueroa.
Siguiendo con mi recorrido ahora hacia el mar por el costado oriente de la calle, en toda la casa esquina Heras con San Vicente, vivía don Santiago Moncada, un enfermero que trabajó en la Clínica que tenía Crav justamente frente a su casa por Heras, pero que el terremoto del año 39 la derrumbó cambiando su ubicación a la calle
La desaparecida Clínica de la ex Crav en 
calle Las Heras al llegar a San Vicente
Membrillar, entre Freire y Línea Férrea. Pues bien, don Santiago aparte de sus labores en la rama de salud fue un entusiasta dirigente deportivo del Barrio, y precisamente aparece él como entrenador del equipo según registra la fotografía, cuyo encuentro fue con un equipo de la capital, encuentro que gestionaó él; cómo vecinos estaban la familia Herrera Pedreros, la abuelita Nina y sus hijos Margot, Nubia, Luis, Boris y mi compadre Williams, destacaba el negocio de las señoritas Pedreros, Nena, Trini, Nina, Carmela, y las sobrinas Alicia y Ana María, al lado un afamado y querido restaurante de la Señora Celfa, encontrándonos con la casa del señor Ériz, futbolista de Coquimbo en los años viejos. Luego venía la casa de la familia Dueñas, al lado en una vivienda antigua pero de material, vivió Carlos Vera con sus padres y hermanos, al llegar a la esquina había un local donde vendían pescados y mariscos de la sra. Zoila. Ya por Freire, mencionaré a la sra. Elda y Lolita con un negocio de abarrotes, hoy vemos al Miguelito prosiguiendo con la tradición familiar, recordando que él fue hijo de la sra. Elda. Más hacia el centro, las familias Salazar, Osorio, Matamala, y por el frente Los Millán, Chandía, Cuevas y la sra. Alicia y don Pancho. Atravesando la calle Freire había un edificio continuo de un piso, construido de albañilería y las ventanas tenían rejas de fierro, su construcción podría haber sido de los años 1850 en adelante, dado los deterioros que se apreciaban a simple vista; en esa esquina vivía la Familia Monares, los más conocidos el «Chiflín» y el «Chiflón», éste último es quién registra la fotografía. Don Pedro Zambra seguía a continuación, él fue un refinero que destacó cómo deportista especialmente en atletismo, su hijo Enrique lo hizo en el Ciclismo de Crav. El sr. Jerez y su familia, los Bustos, a cuyo hijo con cariño le decíamos el «Lauchita», al terminar ese bloque vivía don Carlos Romero, casado con una
MARÍA CANALES
señora María Canales, sus hijos, Juan, Roberto y otros que no recuerdo. Había un pasillo y estaban las familias Hermosilla, Figueroa, precisamente Claudio está en la fotografía, junto a Juan Romero, hermano de Carlos y que vivía en el sector, El Chamiza , personaje que siempre hizo de Tony en las veladas bufas que organizaba Crav, especialmente para la navidad.
Luego venía la gran puerta (que no existía) de los pabellones de madera que tenía su salida por el costado de la línea férrea, dichas construcciones vinieron a solucionar problemas habitacionales del personal de Crav por la destrucción del terremoto de año 1939. Aquel era un mundo aparte y escribían su propia historia, pero siempre ligados al barrio San Vicente, más bien eran el Barrio propiamente tal, le daban vida y anécdotas, vaya para cada integrante de familias como, Manuel Riffo, Benigno Varela, Guillermo Salgado, Pazmiño, Retamal, Canales, San Martin, Montesinos, Cabrera, Barriga, Pradenas, Bustos, entre otras y los Aedo; justamente los hermanos Manuel y Humberto Aedo, aparecen en la foto, éste último como arquero, mismo puesto que desempeñó años más tarde cuando fue campeón con Coquimbo Crav. En la última casa del barrio, por ese costado y la primera desde la línea vivía el señor Amador Corona, que era tornero de Crav, su descendencia a nivel de nieto, la tenemos con el profesor de música y su sobrino, hijo de Carlos que trabaja en una oficina pública de la comuna.
No quiero dejar pasar en éste viaje la casa de arriendo que tenía el sr. Pérez, en las laderas del cerro que nosotros llamábamos Hugo. Tenía su acceso por la misma calle que hoy sube hacia la Villa Belén y que poseía escalera con una cantidad infinita de escalones.
VIPLA (1955, aprox.)

De pie: Cisternas, Soto, Casanueva, Cañulao, Olmos y Zapata.
Agachados: Pedro Flores, Bello, Puentes, Barraza y Baeza.
En esa casa, tuvieron su paso destacados futbolistas que llegaron a Penco, especialmente a Fanaloza, pero me detendré en uno de ellos don Pedro Flores, quién había jugado fútbol profesional en Magallanes, y terminó jugando por Vipla de Lirquén, formando delantera con Bello, Fuentes, Barraza y Baeza, pero aparte de eso en los tiempos que todavía funcionaban los casinos en la playa de Penco, como El Bahamonde, Cuartito Azul, Bahía, Huambaly, él hizo construir unos flotadores de madera, una especie de catamarán que se impulsaban con un remo tipo kayak, total novedad para esos años. En tiempo de verano, nosotros nos ofrecíamos para llevarlos en las mañana desde de Playa Negra al sector de los casinos y los arrendaba a los turistas. y ya que estamos en ésta casa, y de ahí se aprecia claramente la caleta o calle playa negra, y como buenos vecinos del barrio San Vicente, un recuerdo para la Sra. Carlina Gutiérrez y sus hijas, las familias, Lagos, Solís, Ortega, Luthi, Jara, Ascencio, Franchís, Chandía, Careaga, Parra, Torrealba, Chandía, Neira, Llanos, Jara, Vásquez, Zambrano, Mardones, Contreras, González, Ruiz, la señora Marta y el Chinuna, y su hermana Toto.
Quiero mencionar, aunque no es de esa época a Sebastián Alarcón El Chatán que se avecindó con su restaurante Le Chatán, y que se fue a la eternidad hace unos años, pero que se identificó plenamente con Playa Negra, lo mismo que está realizando el amigo Mario San Martín con su restaurante llamado El Rincón de San Martín que es muy apreciado por vecinos y turistas.
ESTAMPA CLÁSICA DEL BARRIO SAN VICENTE. La casa de puerta celeste data quizá de comienzos del siglo XX y ha sido un ícono de la arquitectura urbanística de la era de las grandes industrias de Penco, en la esquina de S. Vicente y Freire.
En las líneas finales quiero mencionar al Chinito Muñoz, quién aparece en la foto junto al sr. Ravanal, quienes de una u otra manera representan al San Vicente del Cerro, hoy sector Bellavista, que en sus orígenes formaron las familias Latorre, Palma, Maldonado, Cabrera, Castillo, Carrasco, Ferrada, Pereira entre otras, así como también, Velásquez, Smith, Escalona, Novoa, Moncada, Amigo, Eriz, Cáceres, Aguilera, Lavín, Bustos, Vergara, Cabrera, Rivera, González, Bravo, Flores, etc,
Personajes inolvidables como, El Pelao Chuma, Zambo, Huaica, Tata Nino, Pata de Goma, Moroco, Chamiza, Cachúo, Chino Cabrera, Pata Gorda, Patas Cagá, Pelao Naty, Choño, Memo, Sanzón, Chundo, Juan Malo, Güeñe, ,Juan Cacho, Chipilín Zapata, Tito Castillo, Carlos Bandido, Pata de Guala, Chundo Vergara, Caco Monares, Mario Canilla, Chundo Bravo, Yeyo Bustos, Ñato Osorio, Perla, Chueco Challo, su hermano Quique, Huiche, Patanga, Mario Bala, El Baila, Chula, Chico Antonio, Teresa Monje, y los cantantes Cabeza de León, con sus canciones mexicanas, El Chaco con las románticas, y tantos otros que no afloraron en estos momentos, pero que también formaron parte del paisaje de entonces del Barrio San Vicente.
He dejado como epitafio a mi familia, resaltando a mi abuela Chepa, mi madre Hilda, mis tíos Carlos y Segundo, mis hermanos, mis primos, todos juntos formamos parte de ese barrio, nuestro Barrio San Vicente, y todo esto por haber observado una simple fotografía y que me hizo viajar por la memoria de mi infancia.
Abel Soto Medina
Aficionado a la historia
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Revisión de estilo Nelson Palma





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