Por Nelson Palma
Dos jóvenes universitarios se encuentran a la salida de la biblioteca local e inician una conversación referida a sus materias de estudio. Xaviera está en el último año de Licenciatura en Historia, Mauro es alumno de Antropología. Y todo comenzó porque el muchacho le cuenta a su amiga que encontró una hoja manuscrita abandonada dentro de un libro de la biblioteca. El papel contenía un cuento sobre la vida de un grupo humano del pasado muy remoto en Cosmito. El tema desató opiniones encontradas entre ambos sobre el aporte de los textos literarios para comprender a la raza humana y hasta adonde debe ir la Historia en la averiguación de hechos.
Dos jóvenes universitarios se encuentran a la salida de la biblioteca local e inician una conversación referida a sus materias de estudio. Xaviera está en el último año de Licenciatura en Historia, Mauro es alumno de Antropología. Y todo comenzó porque el muchacho le cuenta a su amiga que encontró una hoja manuscrita abandonada dentro de un libro de la biblioteca. El papel contenía un cuento sobre la vida de un grupo humano del pasado muy remoto en Cosmito. El tema desató opiniones encontradas entre ambos sobre el aporte de los textos literarios para comprender a la raza humana y hasta adonde debe ir la Historia en la averiguación de hechos.
MAURO: Mira, encontré una hoja manuscrita, anónima, dentro de un libro aquí en la biblioteca. Está redactada como una carta dirigida a alguien, pero no dice a quién.
XAVIERA: ¡Oh, una carta de amor para la bibliotecaria! Cuenta, cuenta...
MAURO: No precisamente, te lo diré en un momento porque antes, y sobre esto mismo, me surge una pregunta para tí, estimada amiga: ¿Por qué
ustedes los historiadores miran a la prehistoria por encima del
hombro, con un dejo de superioridad, de suficiencia como si
desconocieran que de allá venimos?
XAVIERA:
Estás equivocado. No hay tal menosprecio. La consideramos,
revisamos constantemente los avances en su estudio.
MAURO:
Considerarla como un objeto es insuficiente, Xaviera. Tú
sabes, el ser humano no partió con la invención de la escritura, es
anterior miles de años. Nuestros ancestros tenían necesidades que
debieron solucionar: hambre, enfermedades, seguridad, un techo donde
pasar la noche, donde capear la lluvia, amaban, sentían alegría o
pena. Los historiadores le dejan la tarea a otras ciencias. Te lo
diré como el Génesis: a esos parientes los hemos expulsado del
Paraíso de la Historia.
XAVIERA:
Eres categórico, pero me gusta tu metáfora del Paraíso aunque,
convengamos, que la Historia tampoco sea un paraíso. ¿Y qué
podríamos hacer si esas comunidades a que te refieres, anteriores a
los mapuches, no dejaron registros como para hacerlos entrar en la
Historia?
MAURO:
Es una excusa. Vivían en comunidades, iban de un sitio a
otro, se valían de la generosidad de la naturaleza, pero también la
temían. Entendían algo así como una lengua₁ o, tal vez, más de una y su memoria
debió ser muy capaz. Hoy la memoria nuestra es ínfima, dependemos
de internet, nuestros niños no tienen que aprenderse las tablas de
multiplicar. Las operaciones aritméticas las hacen las calculadoras.
Y para qué sigo. A esos hombres de ayer, que vivieron acá, los
llamamos recolectores como si esa categoría bastara para quedarnos
satisfechos.
XAVIERA:
Insisto, no podemos penetrar en esa enorme zona del tiempo que
te preocupa porque no hay textos o jeroglíficos para interpretarlos
racionalmente. A lo más podemos hallar indicios.
MAURO:
Escucha, te leo un trozo reducido de «El
Cazador Gracchus», de
Franz Kafka: «¡Esas
antiguas historias! Todos los
libros están repletos de ellas, las sueña la madre mientras le da
pecho al niño, los soldados las cantan durante sus marchas, el
sacerdote las grita en el sermón, los historiadores boquiabiertos
las descubren tal como sucedieron hace mucho tiempo y las describen
sin cesar. Los pasajeros las proclaman desde las ventanillas de los
trenes en lejanos países que surcan. Pero aún antes las aullan los
salvajes»...
Kafka, el más grande escritor del siglo XX, incluye los relatos
prehistóricos porque no puede ser otra cosa eso en boca de salvajes
y él dice aullido porque desconoce esas lenguas incultas ₂.
XAVIERA:
Lindo relato, pero eso no
es Historia porque precisamente no tenemos esos relatos. Si los
tuviéramos sería distinto. Y te digo más, aunque dispusiéramos de
algo así tendríamos que tener una visión amplia de la trabazón
social, el poder, la política, la economía. La Historia es una
comprensión racional del todo, no es cosa simple, no se trata de
relatos sueltos.
MAURO:
Los hombres y mujeres prehistóricos también debieron tener cuentos
de sus vidas, sobre sus organizaciones elementales, debieron contarse
los cambios de las estaciones, la época de frutas, se dieron
consejos para enfrentar mejor los inviernos. Conocieron las
cualidades medicinales de plantas y las transmitieron de alguna manera.
Fabricaban herramientas y utensilios. Se concertaban para cazar
animales para comérselos en el grupo. Quizá estaban preparados para
repeler a tribus molestosas de otras partes. Como tú dices, te hablo
de gente mucho antes de esos mapuches que enfrentaron la Conquista,
quizá 10 mil años atrás. ¿Cómo no va haber historia ahí que la
Historia no pueda averiguar?
XAVIERA:
Está bien, amigo, pero... ¿Tienes acaso una idea por dónde
empezar?
MAURO:
Eso quería oírte. ¡La literatura!, mi amiga, puede ayudarnos.
¡Cuántas novelas han sido proféticas! Baste nombrar a escritores
como Camus, Dostoievski, Orwell. Ellos vaticinaron. Camus nos
anticipó cómo era vivir y morir en epidemia, no lo sabíamos;
Dostoievski nos contó por adelantado acerca de una plaga mortal que
llegaría desde China, hoy lo comprobamos; Orwell, anunció una
sociedad inhumana con súbditos sometidos por la fuerza y por la
tecnología, hay quienes dicen que eso ya llegó. Al mismo tiempo,
los cuentos, los relatos también miran hacia atrás en el tiempo más
remoto. Fíjate tú lo que Kafka escribió sobre la edificación de
la Torre de Babel y la construcción de la Gran Muralla China. Y
postuló razones modernas y relaciones humanas contemporáneas para
explicar por qué la torre fracasó y por qué la muralla tuvo éxito.
La Ilíada de Homero, no aclara dónde la ficción se traslapa con la
Historia. Virgilio con La Eneida nos sugiere un supuesto nacimiento
del imperio romano. La línea separatoria entre realidad y no
realidad es demasiado delgada. Por eso pienso que alguna clave
pudiera haber en la literatura. Si bien en esos cuentos no
encontrarás datos, te darán una perspectiva humana de cómo pudieron
ocurrir las cosas en esos años oscuros para el conocimiento actual.
XAVIERA: Pero, cuéntame sobre la carta, me tienes intrigada con eso...
XAVIERA: Pero, cuéntame sobre la carta, me tienes intrigada con eso...
MAURO: No dudo que el autor de la carta es
de acá, porque en su relato me demuestra que recorrió los humedales
de Playa Negra, las vegas de Cosmito, los cerros de Landa, bordeó el
río Andalién. Miró, meditó, especuló y después escribió eso que
imaginó y la hoja la abandonó a propósito en
un libro de historia...
XAVIERA:
Léela, aunque no sea una carta de amor, igual eso se pone
interesante.
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LAS ANTIGUAS VEGAS DE COSMITO, en aquellos años ricas en camarones (2017) |
MAURO:
Bien, escucha:
«La
hermanita menor de Cáutar se llamaba Cerikó y tenía cerca
de 9 años. Junto a sus padres gozaban del cariño de la comunidad
tribal integrada por unas 20 personas, todas de lazos sanguíneos
cercanos. Se instalaban una vez aquí, otra allá. Eran nómadas a
escala de la bahía. Cáutar admiraba la elasticidad de su hermanita
para saltar, rodar por el suelo, trepar árboles, pero en paticular
le celebraba a Cerikó su habilidad para sacar camarones en la vega,
ésa que se inundaba. Y el anegamiento era el resultado de la
combinación de las lluvias y las altas mareas, fenómeno que hacía
lento el desagüe en la desembocadura.
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«Las
cuevas eran trampas sumergidas al caminar por ahí, los pastos
espinosos clavaban y el agua emposada tenía barro que producían
tanto los camarones en el fondo como los niños que iban detrás de
ellos. Sin embargo, metros más allá el río avanzaba cristalino, no
arrastraba sedimento de erosión porque los bosques no se explotaban.
![]() |
VEGAS DE PLAYANEGRA, SECTOR PUENTE LA BALLENA (2016) |
«Cáutar
ordenó regresar, porque la tarde caía y ese día invernal el cielo
amenazaba con venirse abajo lloviendo. Cuando Cerikó y los otros lo
oyeron, se enderezaron y se dispusieron a seguirlo. Sólo que
antes Cerikó metió sus manitas al agua corriente y se limpió la
cara, retiró el barro adherido a las puntas de su mata de pelo que
habían entrado en contacto con el agua. Se acomodó el gorrito y con
mucho cuidado salió de la vega pantanosa. Los niños caminaron hacia
el norte y llegaron a la suave pendiente de una loma, donde la tribu
paterna levantó unos toldos, el hogar de todos.
![]() |
ILUSTRACIÓN de Internet |
«Debajo
de esos toldos miserables se acurrucaron a la espera de la lluvia.
Conversaron₃ en su lengua de frases cortas acompañadas de
histriónicas expresiones corporales y faciales. Mientras cada cual
se protegía, Cerikó se quedó como ausente. Miró fíjamente sus
manos con una agradable sensación, extrañada descubrió que estaban
limpias, sin costras, sin verrugas, completamente rosadas. El barro
de la vega y el enjuegue en el río habían hecho su trabajo. Y su
carita, lo mismo, ella podía notarla. La limpieza como una semilla
se plantaba en su personalidad como una curiosidad nueva». ₄
XAVIERA:
¡Oh! Bonito cuento. Pero, no confundas Historia
con ficción.
MAURO:
Un cuento puede ser una ventana al entendimiento. Por ejemplo,
nuestros modales los transmite la cultura, que al final se vuelven
estereotipos. Si analizas, la niña Cerikó notó en carne propia el
efecto de la limpieza. Para nosotros eso es obvio, pero basta pensar
un poco para admitir que entonces tal vez no. Ella estaba a un tris
de un cambio cultural.
XAVIERA:
Eres apasionado en tu interpretación de ese texto anónimo, amigo,
lo defiendes como si lo hubieras escrito tú. Pero, vuelvo a lo
central: no hay por dónde abordar el asunto.
MAURO:
Se me viene a la memoria la siguiente afirmación del escritor checo
Milan Kundera: «La Historia narra los acontecimientos que han tenido
lugar. La novela, en cambio, no examina la realidad, sino la
existencia humana.Y la existencia no es lo que ya ha ocurrido. La
existencia es el campo de las posibilidades humanas». Y Cerikó vivió una experiencia inédita parecida a un chiripazo, una luz, que guió a los humanos primitivos a que dieran un pasito adelante.
XAVIERA:
Me parece estupendo. La literatura nos brinda una sensación posible
de tiempos remotos, en cambio la Historia exige un apoyo concreto.
MAURO:
El episodio de los niños y los camarones no ocurrió exáctamente,
pero pudo ser. Y que alguien se haya preocupado de escribirlo y sin
destinatario me ayuda, fíjate, a dar otra mirada a nuestros orígenes
profundos.
XAVIERA:
Desde la perspectiva histórica, respeto tu punto de vista.
![]() |
DESEMBOCADURA DEL RÍO ANDALIÉN EN PLAYA NEGRA (2020) |
XAVIERA:
Es cierto.
MAURO:
Discúlpame, amiga por haberte sometido a injusta presión con mi
postura, todo por esa carta que encontré en la biblioteca. Respeto
la ciencia de la Historia porque gracias a ella tenemos una
perspectiva ordenada de nuestro tiempo y nuestro pasado. Bueno,
algunos hablan de reescribirla, pero en fin... Igual, te aclaro que
no soy ni un nihilista ni un dadaísta de la Historia.
XAVIERA:
Allá tú, Mauro. Y te recuerdo que estamos investigando, buscamos
pistas.
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₁ En su apasionado discurso Mauro habla de una o más de una lengua. La ciencia no ha comprobado que el hombre primitivo haya cultivado una lengua así como la entendemos hoy. Sin duda, modulaban sonidos comprensibles para ellos, sonidos que representaban cosas y con esos sonidos pudieron armar frases cortas. Cuesta imaginar que hayan tenido un vocabulario que incluyera abstracciones, pero no lo sabemos.
₂ La interpretación de Mauro es aventurada, porque aquellos humanos no nos dejaron registros de algo así como un intento de escritura.
₃ El verbo conversar conlleva la idea de civilización, de civilidad, por lo que es inapropiado que el escritor anónimo lo emplee tan audazmente. Interacción social había porque necesitaban apoyarse mutuamente. Y la conversación, entre comillas, se pudo limitar a, por ejemplo, "esta noche va a llover", "el río lleva harta agua", "había muchos camarones", "está caluroso", "me duele algo" y muchas frases como ésas.
₄ Que la niña del cuento haya descubierto la belleza de sus manos limpias y que eso le gustara nos revela una emoción estética. El ser humano ha tenido sentido estético desde que está sobre la faz de la tierra.
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₁ En su apasionado discurso Mauro habla de una o más de una lengua. La ciencia no ha comprobado que el hombre primitivo haya cultivado una lengua así como la entendemos hoy. Sin duda, modulaban sonidos comprensibles para ellos, sonidos que representaban cosas y con esos sonidos pudieron armar frases cortas. Cuesta imaginar que hayan tenido un vocabulario que incluyera abstracciones, pero no lo sabemos.
₂ La interpretación de Mauro es aventurada, porque aquellos humanos no nos dejaron registros de algo así como un intento de escritura.
₃ El verbo conversar conlleva la idea de civilización, de civilidad, por lo que es inapropiado que el escritor anónimo lo emplee tan audazmente. Interacción social había porque necesitaban apoyarse mutuamente. Y la conversación, entre comillas, se pudo limitar a, por ejemplo, "esta noche va a llover", "el río lleva harta agua", "había muchos camarones", "está caluroso", "me duele algo" y muchas frases como ésas.
₄ Que la niña del cuento haya descubierto la belleza de sus manos limpias y que eso le gustara nos revela una emoción estética. El ser humano ha tenido sentido estético desde que está sobre la faz de la tierra.
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