Por Abel Soto Medina
El tema que dio origen a esta nota se inició con una simple conversación sobre el túnel aéreo de Fanaloza, datos concretos y nombres de personas –profesionales y trabajadores– de la industria, que después y sólo por un tiempo se llamó Loza Penco. Estos asuntos eran una inquietud personal, que imagino son también de muchos curiosos, que en mi caso necesitaba aclarar. Y una fuente seria de consulta resultó ser don Jorge Darwin Soto Medina (*), un hombre pleno de conocimiento vivencial de la industria locera.
Y
qué mejor tema para entrar en materia que despejar mi incógnita acerca del
uso que la fábrica le dio a aquella famosa pasarela sobre la calzada de Freire donde se leía FANALOZA, como
si se hubiera tratado de un bizarro letrero publicitario de pasacalle. Eso era por fuera, pero ¿qué había por dentro?
¿Buena
pregunta? Sólo puede responderla con propiedad alguien conocedor de la
historia de la fábrica por experiencia directa (**), que no la haya tomado de libros, ni de notas de prensa en alguna biblioteca o la haya oído decir de otros.
Porque siempre será mucho más confiable escuchar a quien haya
sentido los olores de la loza cruda, que haya respirado el polvo de
la arcilla junto a los molinos de monótona rotación, o que haya
caminado sobre los tablones de aquella pasarela en ambos sentidos.
Así se desarrolló nuestra conversación con don Jorge Darwin, conversación que al final terminó en una entrevista:
–¿Qué «secretos» guardaba adentro esa pasarela?
–(Sonrisas) Ningún secreto misterioso. Debo
partir diciendo, que la pasarela (o túnel aéreo) se constituyó en
un ícono y símbolo de la empresa, toda persona que pasó bajo su
sombra, cualquiera hubiese sido la razón y dirección, elevaba la
vista para leer primero FANALOZA. Eso quedó grabado en su memoria,
relacionándolo siempre con Penco, «La
ciudad de Fanaloza»,
como versan unos grabados en las vajillas del restaurante Casino
Oriente de Penco, que complementando su logo del pescado, agregaban
dicha frase. Quizás mi respuesta puede ser, no muy satisfactoria
para ti, pues no sé lo que esperas.
–La verdad, yo nada en particular, sólo quiero saber qué había allí.
–Era una simple pasarela tipo túnel cerrado por todos sus costados, que conectaba dos sectores de la empresa, y que su objetivo era hacer más fluida la comunicación y traslado de algunos elementos de un sector a otro, acortando distancia por decirlo en palabras simples, y tomaba mayor importancia en los inviernos con las fuertes lluvias de entonces, que inundaban la calle Freire entre Infante y Toltén, lo que hacía imposible pasar a nivel de la calzada. Por tanto era una buena medida de protección para quienes debían transitar por las áreas productivas; que un locero, valoraba disponer de esa vía de comunicaciones.
La
pasarela en todo su esplendor se puede apreciar en la foto de arriba que recuerda el desfile de trabajadores loceros portando la
Bandera Chilena, encabezados por sus dirigentes, delegación de deportistas, que los llevaría al Estadio de la Refinería de Azúcar,
para dar inicio a la 2da Olimpíada entre las empresas Fanaloza y
Refinería Crav. En dicho torneo los trabajadores se transformaban en
deportistas luciendo orgullosos los colores que los
identificaba.
Volviendo
al tema, sería fantástico, que se pusiera una gigantografía en el
lugar (***), con la fotografía ya descrita, para evocar tiempos pasados, y
devolver el honor a las memorias de tantos loceros que brindaron lo
mejor de sus vidas en esa industria.
–Consulta
sobre lo mismo don Jorge, ¿cuántos personajes que recuerde usted
desfilaron por ahí?
–Bueno,
concretamente el túnel aéreo unía la planta Vajillería y la
planta de Sanitarios. Ahora, si le exijo un poco a mi memoria, diría
que la primera planta de sanitarios siempre estuvo en el mismo
sector, donde hoy se encuentra y había un horno, con una chimenea
(****), casi similar a la que tiene Vidrios Planos (Lirquén), ya que
ahí estaban los hornos para la fabricación de cajones de
refractarios, que se utilizaban para el proceso de cocción en la
fabricación de loza. Con el tiempo y la modernidad se fueron dejando
de lado, fueron reemplazados por otros procesos que no requirieron de
su participación en el proceso productivo. A modo de ejemplo, vamos
viendo, si yo atravesaba desde Vajillería llegaba a Sanitarios donde
había que bajar una escalera obviamente. Allí se encontraba la
Gerencia de Producción, que encabezaba don Reginald Díaz
Batchelor; el Laboratorio, que lo dirigía don Juan Arroyo Menke, con
sus secciones de colores y barnices. Don Juan formaba equipo con el
señor Emilio Heeler después que se retiró don Fernando Pulgar
Ávalos. Otros destacables del sector, don Alfonso Marín y don
Roberto Pierat. En esa ala de la fábrica estaban los Molinos a
Bolas, cuya función era alimentar de pasta a la antigua planta de
Sanitarios; se hallaba también en esa área la Bodega de Materiales, que la
dirigía el gran futbolista de Fanaloza don Hernán Vidal Caballero; el Taller Eléctrico; la unidad de Mantención y la planta de
Azulejos, que dirigía don Genaro Díaz Carlín, cuyo apoyo lo tenía
en don
–Trabajadores que recuerde por sus aportes, aunque estamos seguros que todos fueron importantes... –Sí, efectivamente, todos los que pasaron por la empresa aportaron lo suyo, pero algunos por sus condiciones innatas dejaron su huella, como por ejemplo el escultor Hugo Pereira Díaz, que enseñó el Arte de la Pintura a un grupo de mujeres, algunas con conocimiento del pincel, otras aprendices, todas ellas dieron cuerpo a las piezas de porcelanas y porfinas. Su obra de escultor se puede apreciar en la Plaza de Penco, llamada Alegoría de las Américas. Llamó mucho la atención que cuando falleció nadie recordó su nombre. Otro grande dentro de la decoración fue su amigo el eximio pintor que compartió pincel con González Camarena en el Mural de la Casa del Arte de la Universidad de Concepción, me refiero al señor Albino Echeverría. Él por mucho años tuvo relación con la Pinacoteca de la U de Concepción. Quiero destacar que Fanaloza, dentro de sus políticas de integración, tenía un personal femenino de muy buen nivel profesional, que sin duda puso la mano fina en muchas decoraciones , especialmente en los Tornos, Fileteadoras, Pintados a Mano de piezas ornamentales. Siempre necesitaremos más tribuna para rendir un Homenaje a la Mujer Locera, y en el nombre de doña María Caamaño y de las Decoradoras y Pintoras, Helia Pérez Villablanca, María Ester Inostroza, Elba Cártes, Rebeca Montalba, Inelda Fernández, Sonia Quiroz, Ana Oñate, complementando este grupo la experta Decoradora Filomena Bórquez y otras distinguidas del pincel, etc. Incluyo en el necesario homenaje a numerosas otras mujeres que se desempeñaron abnegadamente en diversos servicios dentro de la empresa como labores en oficinas, apoyo técnico en el departamento de Bienestar, etc.
IMPORTANTE ROL FEMENINO en el desarrollo de Fanaloza, Penco. |
Don Jorge Darwin queda pensativo un momento durante este conversación y considera que hay algo importante que se le ha quedado en el tintero...
–Un
recuerdo especial, dentro de los destacados como trabajadores
loceros, obviamente cada uno en su área, podemos nombrar a Eduardo
Lalo
Órdenes, Augusto García, Anastelio Memo
Durán, Armando Montoya, Pedro Villa, Osvaldo Rebolledo, Osvaldo
Elgueta, Exequiel Chequelo
Jara, y el popular Manuel Fernando Cabezón
López Caamaño (hijo de doña María Caamaño ya nombrada). Me
reservo para el final a don Enrique Careaga Romero, que llegó ser
Alcalde de Penco, elegido por votación popular.
Mención
aparte merecen los Encargados del Despacho de Sanitarios, los
futbolistas del Fanaloza, Sergio Chueco
Avilés, y Germán Mella.
–Bien,
don Jorge, nos ha paseado por la pasarela Fanaloza, ahora le pregunto
¿quién fue el locero Jorge Darwin Soto Medina?
–Llegué
a la empresa a comienzo de los años 60, cómo Contador de Unidades
(registro de piezas producidas), posteriormente, postulé a Inspector
de Turno, obteniendo después la Jefatura del área, después vino la
Jefatura de Servicios Generales, y en el retorno de la producción de
Sanitarios en Penco, fui designado para acompañar el proyecto del
Ingeniero Cerámico don Leo Canessa Ossandón, quién por compromisos
en Carrascal Santiago, no pudo estar acá, y se me nombró Jefe de la
Planta Sanitarios de Penco.
Por sus amplios conocimientos en el tema y en un período alejado de Penco, don Jorge fue llamado a hacerse cargo de la Gerencia de la empresa Sanitarios Colina en Santiago, podemos decir que estamos frente a un pencón que cuando habla, sus palabras huelen a caolín.
Para terminar la nota, diremos sólo queríamos saber algo más sobre la pasarela Fanaloza y al igual que en los tejidos, terminamos desenredando una madeja de secciones y personas sobre la empresa, y al hacer rodar la madeja, que al igual que un crisol, seguirá entregando historias loceras.
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(*) El entrevistado es hermano mayor de Abel Soto M.
(**) El filósofo británico Bertrand Russell llama aprendizaje ostensivo al que nace de una vivencia personal o experiencia directa, sin mediar la información que se pueda obtener de textos o de exposiciones de maestros.
(***) La idea que propone el autor de esta nota de instalar allí una gigantografía recordatoria de un ícono de Penco podría tener una alternativa, como fue la demostrada en Santiago, en mayo pasado, en que se recordó a la desaparecida estación Pirque en Plaza Italia usando una técnica de fantasía a escala real basada en la fotografía ampliada de esa estación.
(****) La chimenea aludida en el texto se vino al suelo con el terremoto del 21 de mayo de 1960.
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