sábado, diciembre 07, 2024

MÚSICA Y ARMONÍA EN UN POEMA DE PENCO DEL SIGLO XIX

EL APACIBLE MAR DE PENCO EN EL CREPÚSCULO, 07-12-2024. 

                    De don Manuel del Campo sólo sabemos que escribía poesías y que pudo ser un vecino porque firmó éste, su poema en Penco. Por el estilo de la poesía que desplegamos aquí, deducimos que pudo tratarse de un profesor normalista. También imaginamos que en 1889, cuando escribió este hermoso poema, publicado en el diario El Sur, debió tener tal vez unos 30 años. Su estilo es simple y robusto al mismo tiempo, el vocabulario que emplea es rico, el ritmo de los versos agradan en la lectura y su descripción de la playa de Penco tiene la fuerza del testimonio vivo. Sus referencias contienen el romanticismo propio del siglo XIX presente en todas las artes de esos años.
                    Manuel del Campo conoció ese Penco que nosotros no tuvimos la suerte de conocer. La gracia de sus versos nos transmiten la imagen multicolor de lo que fue: las nubes doradas de la tarde, el trino de las aves, la musicalidad de los álamos y el quieto oleaje del mar. Todo pleno de solemnidad y paz. Tan distinto al bullicioso Penco de hoy con bocinazos, motos, semáforos. A nuestra ciudad del siglo XXI llega un vestigio del pueblo que fue.
                    Carecemos de más información de don Manuel. No tenemos más datos que su nombre y que publicó en El Sur, el 2 de febrero de 1889. El resto del perfil de su persona lo hemos inferido, aunque no comprobado. Sin embargo de su sensibilidad poética sabemos ya bastante igual que de su estilo relajado manifiesto en la inteligente correlación de los 47 versos que la componen. Hay un par de palabras que no son de uso común, por eso me permito anticipar sus significados para mejor comprender este Penco en poesía de Manuel del Campo.  Vocabulario: amartelados: atormentados. Nacaradas: blancas, brillantes e irisadas como perlas. Trova: composición poética para ser cantada. Miriadas: enormes cantidades.



PENCO

En un álbum

Por Manuel del Campo Y., Penco 29 de enero de 1889.


Poetas amartelados

Que, como a mí, os hace falta

La inspiración que da vuelo

Del pensamiento a las alas.


Venid si hallarla deseáis

Brilladora y soberana

A este vergel encantado

De esta primorosa playa.


¡Viérais cuando nace el día

Entre brumas nacaradas,

Qué concierto hacen las olas,

Qué juguetonas y mansas,

Formando copos de espuma,

Frágiles cual la esperanza,

Vienen a morir cantando

Trovas de amor en la playa!

¡Qué acento tan susurrante

Tienen al soplar las auras,

Y el volar de las abejas

Junto a la flor perfumada!

Y cuando entre nubes de oro

Llega la tarde encantada

¡Qué música tan solemne

Tan misteriosa y romántica

Se levanta entre las ramas

De los álamos frondosos

Que crecen en la montaña,

Con el batir tembloroso

Que hace el ave con las alas,

Cuando va en busca del nido

Porque ya la noche avanza

Y qué luceros tan bellos

Aparecen por miriadas

En el ancho firmamento

De la bóveda azulada!...


Y para colmo de dicha,

En esta hermosa morada


Centro de amor, la mujer

Que la belleza siempre ama

Busca aquí un nido y en él

Hace germinar sus gracias.


Aquí hay rubias seductoras

Morenas que el pecho abrazan,

Labios que juran amores,

Ojos que incendian las almas

Y en fin, aquí la ilusión

Se hermana con la esperanza.

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