jueves, enero 18, 2007

ARTURO GODOY PELEÓ EN EL MADISON SQUARE GARDEN DE NUEVA YORK Y EN EL GIMNASIO FANALOZA DE PENCO


Arturo Godoy, boxeador chileno, enfrentó dos veces
al campeón mundial Joe Louis en Nueva York por el título.


Por Max Wenger M.

La vida giraba principalmente alrededor de las dos industrias de Penco, En su salida norte la Fanaloza, y en la del sur, la Refinería.
Ambas contaban con sendos gimnasios que, como suele ocurrir hoy, tenían multiuso. El gimnasio de Fanaloza, en calle Penco, sirvió de escenario deportivo, pero muchas personas tuvieron oportunidad de ver además algunos espectáculos artísticos con figuras de la época.
Entre otros varios, el público que se apretujaba en graderías y sillas, aplaudió a Los Indios Tabajaras, venidos de Brasil y quienes con su virtuosismo en la guitarra y el arpa y sus atuendos multicolores, se ganaron la admiración del respetable.
También pudo admirarse en esos años de fines de los 40 a Los Ruiseñores de España, que igual se habían ganado la simpatía de la gente mediante sus grabaciones que las radio-emisoras difundían a cada rato.
En lo deportivo, si es que se le puede llamar así, los pencones de ese tiempo probablemente no olvidan la presentación que hizo el doble desafiante del campeón mundial de box Joe Louis.
El enorme iquiqueño Arturo Godoy, aprovechando su momento de gloria, ofreció una exhibición ante otro peso pesado: Vïctor Bignon.
Para los aficionados de la época y, especialmente para los niños, la leyenda se hizo realidad aquella noche a gimnasio repleto. Las imágenes de ambos colosos, en especial la de Godoy, quedaron grabadas poco menos que a fuego entre el público.
El Gimnasio de la Refinería, por su lado, era permanente campo para los juegos de básquetbol. Dos equipos locales participaban en las competencias penquistas respectivas: el “Federico Carvallo”, en varones y el “María del Río”, en damas.
Todavía es probable que resuenen en algunos oídos las ovaciones para los dobles de Márquez, Lobos, Figueroa y Esparza. Y entre las damas , los puntos de las hermanas Lidia y Ernestina Figueroa.
Ya a fines de los 50 se dio la curiosidad de que ambos elencos eran dirigidos por el entrenador Muñiz, venido de tierras orientales del Uruguay. Su afán y su experiencia le permitieron también dirigir al celebrado Coquimbo-CRAV, que lideró la competencia regional de fútbol.
No sé qué será hoy de ese complejo deportivo refinero, que incluso contaba con una especie de bar- restaurant, cuyas, mesas supieron de tantos comentarios de aficionados al deporte y a la tertulia.

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