viernes, febrero 22, 2008

UNA CHIMENEA QUE NECESITA UN BUEN FILTRO

      Penco no ha estado libre de contaminaciones a lo largo de su historia reciente. En los cuarenta y cincuenta había un vertedero al norte de la cancha de Gente de Mar. Era el basural de la comuna. Hasta allí llegaban las carretas a descargar su recolección domiciliaria. Para mitigar los gases, le allegaban fuego.
      Casi al mismo tiempo, Fanaloza arrojaba la vajilla imperfecta, no apta parta el mercado, en la playa, cerca de hornos caleros.
    La Refinería lanzaba sus riles directamente al mar, unos 300 metros al sur oeste de la Planchada. Era habitual para quienes paseaban por la playa, tener que saltar sobre el riachuelo de agua caliente y de color café que caía a la arena desde un ducto.
    La fábrica de abonos, situada en Playa Negra, echaba a la atmósfera sus desechos ácidos en forma de una nube blanca picante a los ojos y a la nariz. Dependiendo del sentido del viento era posible percibir el olor penetrante hasta en Cerro Verde. Las casas de Playa Negra tenían sus vidrios opacos, complemente corroídos por ese vapor.
      Y hoy, cuando pensábamos que estábamos libres, está la fábrica de Lirquén con su aporte contaminador. Una alta chimenea, visible desde gran distancia arroja un penacho blanco, como lo muestran las fotos. El fino material particulado precipita por los cerros.
       

No hay comentarios.: